La cajita de fósforos.

Me permito saludar a los integrantes de esta deliciosa, simpática y divertida comunidad que día tras día se esmera por encontrarle a la vida el lado gracioso y tratar de lograr una risa, una sonrisa y un gesto de alegría y satisfacción.

A mí me tienen ocupado todos los días de la semana porque me la paso pensando en la publicación que voy a presentar en la semana.

Confieso que durante las noches, al irme a la cama, le doy vueltas a la cabeza a la cual llega un alud de vivencias y anécdotas en las que de alguna manera llegué a participar desde que era niño y aun cuando ya estoy en la tercera edad.

Siempre me ha gustado la diversión, el chiste y el entretenimiento y, como siempre me rodeé de gente también divertida, he tenido un cúmulo experiencias en las que se han visto envueltos familiares, amistades, y hasta desconocidos que por pura casualidad estuvieron en el sitio y en el momento.

Por supuesto, hay que darle las gracias a nuestro Dios querido por habernos permtido vivir y contar
lo vivido, y es algo que ha tocado esta comunidad.

Ya he contado varias historias en esta comunidad y de veras que me siento como si fuera un miembro más de esta familia del humor sano y bueno.

En esta oportunidad vengo al rescate de una anécdota que viví allá por el año 1993 en mi ciudad de residencia San Juan de los Morros, y referida a una señora de nombre Eleuterina, vecina mía en la avenida José Félix Ribas 35-A.

Ella era una persona muy hermética en cuanto a pagar el valor preciso de los productos y de los servicios, por lo cual no era fácil hacerla pagar más de lo debido.

Pero en este caso, se vio involuctado mi cuñado Pedro Zurita quien es una persona un tanto tímida, pero la única persona disponible era justamente era Pedro.

Como era una señora corpulenta y de buen peso, no se podía trasladar a otros lugares sino con la ayuda de un bastón o silla de ruedas.

La señora Eleuterina necesitaba una caja de fósforos para encender la cocina, y decidió pedirle el favor de que fuera a la Panadería Lara a cmprársela, pero que Pedro debía revisar muy bien la caja, para no dejarse embromar.

Pero Pedro no le prestó la mayor atención a lo que la vecina le había encomendando y, por tal motivo, pidió la caja de fósforos, la pagó, y se fue rápidamente de vuelta, y yo lo acompañé porque me hallaba en esa panadería.

¡¡¡Tremendo descuido u omisión de Pedro! porque al llegar y entregarle la caja de fósforos a la señora, esta sacó los cerillos y los comenzó a contar. Cuando terminó, ella le dijo a Pedro:

—Mira, chico, ¡te dejaste embromar! Cada caja de fósforos debe tener 50 cerillos, y esta solo trajo 48. Así que, tienes que volver allá a que le cambien esta caja por otra completa.

A mí eso me ocasionó mucha gracia, pero saqué a Pedro del enredo porque como yo cargaba una caja de fósforos, le pasé los 2 palitos que faltaban.

Esta señora murió hace unos 20 años, pero dejó muchas vivencias de estas características.

Bendiciones de Dios para todos.

The little box of matches.

Allow me to greet the members of this delightful, nice and funny community that day after day strives to find the funny side of life and try to achieve a laugh, a smile and a gesture of joy and satisfaction.

They keep me busy every day of the week because I spend my time thinking about the publication I am going to present during the week.

I confess that during the nights, when I go to bed, I turn my head over with an avalanche of experiences and anecdotes in which I somehow got to participate since I was a child and even when I am now in my old age.

I have always liked fun, jokes and entertainment and, as I have always surrounded myself with fun people, I have had a lot of experiences involving family, friends and even strangers who just happened to be in the right place at the right time.

Of course, we have to thank our dear God for having allowed us to live and tell what we have lived, and it is something that has allowed us to live and tell what we have lived.
and it is something that has touched this community.

I have already told several stories in this community and I really feel as if I were one more member of this family of good and healthy humor.

In this opportunity I come to the rescue of an anecdote that I lived back in 1993 in my city of residence San Juan de los Morros, and referred to a lady named Eleuterina, a neighbor of mine at 35-A José Félix Ribas Avenue.

She was a very tight-fisted person when it came to paying the precise value of products and services, so it was not easy to make her pay more than what was due.

But in this case, my brother-in-law Pedro Zurita, who is a somewhat shy person, was involved, but the only person available was Pedro.

As she was a stout and heavy lady, she could not move to other places except with the help of a cane or wheelchair.

Mrs. Eleuterina needed a box of matches to light the stove, and decided to ask him to go to the Lara Bakery to buy it for her, but Pedro had to check the box very well, so as not to be fooled.

But Pedro did not pay the greatest attention to what the neighbor had asked him to do and, for that reason, he asked for the box of matches, paid for it, and quickly went back, and I went with him because I was in that bakery.

What an oversight or omission on Pedro's part! Because when he arrived and handed the box of matches to the lady, she took out the matches and began to count them. When she finished, she said to Pedro:

-Look, boy, you let yourself be fooled! Each box of matches should have 50 matches, and this one only brought 48. So, you have to go back there and get this box exchanged for a whole box.

That was very funny to me, but I got Pedro out of the mess because since I was carrying a box of matches, I passed him the 2 sticks that were missing.

This lady died about 20 years ago, but she left many such experiences.

God's blessings to all.

(Pedro Zurita,my brother-in-law, in 2014).

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