El capitán y la Sirena, parte dos [Spa - Eng]
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Continuación
Tristan, El Capitán
—Capitán, animase, muy pronto será el dueño de un nuevo navío, ¿Por qué la cara larga? — pregunta mi contramaestre, el señor Swann.
—Solo estoy pensando. — respondo sin deseo alguno de platicar. Mi fiel amigo me dedica una lastimera sonrisa y se aleja de mí.
Desde mi regreso a la isla caparazón tres meses atrás, me encargué de que construyeran un barco para mí, y mi tripulación. Soy un pirata reconocido con una extraordinaria fortuna, luego de generación tras generación de rufianes, de dignos piratas que se apoderan de cualquier botín que puedan divisar, mis arcas están lo suficientemente llenas, como para tener una vida sin preocupaciones algunas. Sin embargo, no puedo resistir el llamado que me hacen las olas del mar.
Es cierto, el día de mañana seré el dueño de un nuevo navío, saldré a alta mar en cualquier momento, ¿entonces porque me siento tan amargado y frustrado? No debo hacerme esa pregunta, porque sé la respuesta, es por ella…
La sirena de mis sueños, su dulce voz sigue atormentándome en cada uno de mis sueños, deseo poseerla, tenerla a mi lado. Me frustra no poder encontrarla, ya que se esfumó como el aire, dejándome un vacío que ni siquiera yo mismo puedo explicar.
Me encuentro sentado en la esquina de una taberna, mientras observo como mi tripulación, aquellos que sobrevivieron al ataque, bailan, beben ron, y disfrutan de la noche. Yo no puedo hacerlo, por más que lo intente, la vida carece de colores, de sentido, mi único consuelo es salir de nuevo al infinito océano y cruzarme con ella de nuevo. Si el destino es lo suficientemente amable conmigo, la pondrá en mi camino.
Veo como una moza se ha fijado en mí, la veo acercarse con sus caderas bamboleantes, entonces me pongo de pie, esa es mi señal para salir de allí. Desde que la conocí, el amigo entre mis piernas no parece reaccionar ante nada, excepto aquellas noches en las que me desvelo soñando con mi sirena.
Abandono la cantina con rapidez, justo después de apurar el último trago de mi ron, no deseo toparme con la mujerzuela que se acerca en mi dirección, y mucho menos ponerme borracho como una cuba, mi abuelo me enseño que cuando te encuentras ebrio, no tienes la coordinación necesaria de defenderte de cualquier enemigo que aparezca justo detrás de tu espalda.
Foto tomada de Unsplash
Mi familia y yo, no somos los típicos piratas sin modales y faltos de inteligencia. Todo lo contrario, mi bisabuelo se encargó de que estudiáramos, que supiéramos leer, hablar a la perfección y ser refinados. ¿Por qué? Según él, para camuflarnos entre la nobleza de ser necesario.
Se que he dejado a una moza decepcionada, pero ya no quiero estar en la taberna, tampoco le encuentro sentido el quedarme allí.
Pongo un pie delante del otro, mientras camino directo hacía a mi hogar, un pequeño castillo que queda justo en la pendiente de la isla, esa edificación ha permanecido en mi familia durante generaciones y es icónico para muchos piratas que buscan la isla, de la que prácticamente soy el dueño, desde que mamá se fue con ese estúpido comodoro, a vivir una farsa, o como ella lo llama, una decente existencia.
Pateo una piedra con impotencia, pobre Tristán, solitario, prácticamente huérfano y sin propósito en la vida, al menos no más allá de robar y saquear a otras personas. Cualquiera desearía vivir por encima de la ley, sin embargo, yo tengo un vacío en el corazón. Anhelo más, debe de existir algo mayor por hacer, en el tiempo que estamos en la tierra. Me muero por sentirme realmente vivo.
Supongo que mi deseo de encontrarla, es porque al verla, una llama dentro de mí se encendió, una que se había apagado muchos años atrás, cuando la monotonía se hizo cargo de mi vida.
La piedra que vengo arrastrando conmigo, se sumerge entre la suave arena, perdiéndola de mi alcance. Pateo la tierra, intentando desenterrarla, pero solamente logro llenarme de arena. Grito un poco molesto, simplemente porque estoy insatisfecho con mi mera existencia.
Encontrándome allí, enojado por algo que no logro controlar, escucho el horrible lamento de una… Sirena. Yo alzo la cabeza, agudizando mis sentidos para encontrar de donde proviene el horrendo alarido de dolor. Entonces ante mis ojos, aparece ella, mi hermosa sirena.
Se encuentra sentada sobre una lisa roca, la cual es azotada por las inclementes olas del mar, su cola ha desaparecido, al igual que sus escamas. Tiene piernas, y estas se hallan cruzadas de lado, atrapadas entre una red de pescar. Ella está apoyada en la cadera y las manos en la piedra.
Parpadeo varias veces, intentando salir de mi estupor. Por un momento pienso que estoy viendo una alucinación, pero entonces otro alarido llega a mis oídos. Eso me saca del trance en el que me encuentro, mi sirena esta herida, por lo que me pongo alerta, quitándome las botas además de la chaqueta, corro en dirección a ella, adentrándome en el mar, al cual no le tengo nada de miedo.
Llego a la piedra en cuestión de segundos, la ropa empapada se me pega del cuerpo, no obstante, ese hecho me tiene sin cuidado, solamente quiero rescatarla. Escalo la superficie, aunque esté resbalosa, logro subirme a esta.
La mujer se voltea a observarme, su cabello húmedo se pega a su rostro, el cual también está mojado, pero de sudor, debido a la molestia que la asedia. Ella me gruñe al igual que un león, o lindo gatito, sintiéndose amenazada por mí, trata de retroceder, sin embargo, no puede hacerlo, lo único que logra es quejarse un poco más del dolor, debido a sus ataduras.
—No voy a hacerte daño. — hablo con rapidez, con las manos extendidas en su dirección. — solo quiero ayudarte, ¿de acuerdo?
Ella me observa con los ojos muy abiertos, el cuerpo en alerta, y los ojos llenos de melancolía. Yo me agacho a sus pies, saco mi navaja y comienzo a trabajar sobre las cuerdas. No comprendo como sucede esto, pero las cuerdas parecen estar quemado su piel, mientras que la mía permanece intacta. Me esfuerzo por liberarla de ese martirio con rapidez, quiero ayudarla, y que se quede a mi lado.
Unos cinco minutos luego, logro liberarla. El gemido de alivio que ella suelta, me llena de orgullo. Me quedo muy quieto, aguardando cuál será su reacción, ya que espero que salga corriendo al igual que la última vez, sin embargo, nada sucede, ella únicamente me observa, intrigada, un tanto asustada, y tan hermosa.
Ahora que la tengo cerca, puedo darme cuenta de sus ojos son de color lila, a pesar de lo oscuro de la noche, estos brillan como un par de faros, que me guían a la completa perdición.
Foto tomada de Unsplash
—Eres libre, ¿no te irás?
No sé si he dicho algo malo, creo que sí, ya que sus mejillas se colorean, mientras aparta la mirada de mi un tanto apenada, sigo el mismo recorrido que sus ojos. Encontrándome con sus piernas, están llenas de moretones, quemaduras, e incluso rosetones, debido a la soga que la ataba. Eso debe de doler muchísimo.
—¿Necesitas ayuda? — pregunto, cuidadosamente. Ella no habla ni una sola palabra, sin embargo, asiente delicadamente. Mi corazón late con fuerza, con tan solo ese quedo movimiento, voy a tenerla en mis brazos, porque no hay manera alguna de que pueda caminar, o bajarse de esa roca sin que yo la cargue.
Me acerco con calma, sin intenciones de asustarla. Hasta ahora caigo en cuenta, que sin las escamas rodeando su cuerpo, ella se encuentra completamente desnuda ante mis ojos. Las puntas de sus montes se encuentran duras debido al frío, son de un color rosáceo, un tanto anaranjados, las imágenes eróticas que cruzan en por mi mente, no son nada adecuadas, o decorosas. El mástil que reposa dentro de mis pantalones se despierta con alegría, poniéndome incómodo de inmediato.
Al ver que ella no salta ni se aleja de mí, me arrodilló a su lado, meto los brazos debajo de sus glúteos, le pido que se sostenga a mi cuello, ella obedece abrazándome con fuerza. Eso me gusta muchísimo, sentirla tan cerca mí. Se queja un poco cuando rozo sin querer sus heridas, no obstante, es muy valiente, y no se aparta de mí, tampoco suelta su agarre.
Maniobro un poco, hasta ser capaz de deslizarme fuera de la piedra, parando nuevamente en el agua. Cuando el líquido toca su cuerpo, ella parece relajarse, incluso jadear de alegría. Me demoro un poco en llegar a la orilla, para que sienta las olas por la mayor cantidad de tiempo posible.
En cuanto dejamos el mar atrás, ella tiembla debido al frío, y su piel adquiere un tono grisáceo que me pone nervioso. Mi hogar no se encuentra demasiado lejos de la playa, por lo que prácticamente comienzo a correr hasta que finalmente entro en la seguridad de mi castillo. Tengo algunos sirvientes, pero a esta hora la mayoría debe de estar durmiendo o en la misma taberna de la que yo venía.
A pesar de eso, logro toparme con la señora Gibes, ella es quien cuida de mi hogar cuando no estoy en tierra firme. Se sorprende al verme llevar a una mujer herida y desnuda entre mis brazos, pero no hace preguntas. Se atiene a obedecer mis órdenes, le pido que me traiga lo necesario para atender las quemaduras, y también que encuentre algo de ropa para mi sirena, no puedo tenerla desnuda toda la noche, sin que eso me deje visco debido al deseo que crece en mi interior.
La llevo a mi habitación, depositándola sobre mi cama. Luego de que mi sirvienta llega con todas las cosas que necesito para ayudar a mi sirena, me las arreglo para atenderla, curar sus heridas e incluso vestirla, sin volverme completamente loco debido a la lujuria. Es tan hermosa, tan irreal, creo que estoy soñando, pero descarto la idea en cuanto toco su piel.
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Me siento en una silla, justo a su lado, mientras ella solo me observa, un tanto renuente a mi presencia.
—Ya te lo dije, no voy a hacerte daño — le digo mientras me reclino en mi acento. — Si quisiera hacerlo, te habría abandonado en la roca, olvidándome de tu completa existencia. — entrecejo los ojos, no entiendo por qué no habla, eso me da algo de curiosidad. — ¿No vas a hablar durante toda la noche? ¿O es que un gato te comió la lengua?
—¿Un gato? — pregunta confundida. ¡Finalmente! El cuerpo me tiembla de pies a cabeza, esa es la voz más hermosa que he escuchado en toda mi vida, parece fuera de este mundo… Bueno de hecho si lo es, ella pertenece al mundo marítimo, mientras yo he nacido con la desgracia de ser un insípido humano.
—Entonces si hablas — declaro con una enorme sonrisa en los labios.
—No sé hacerlo muy bueno, en el mar platicamos una diferente lenguaje. En ocasiones es difícil comprender a los humanos.
—Pues me encanta saber que no esto alucinando y que eres real.
Ella aparta la mirada de mis ojos. Es la representación de la inocencia, tan noble que toda la estancia está sumergida en un halo tan puro que me hace sentir en las nubes. Estoy seguro de que esa forma debe de sentirse ir al cielo.
—¿Tienes nombre? Porque hasta ahora, en mi cabeza te llamo, mi sirena.
— Mi nombre, Aurora. — Responde con torpeza.
—Es hermoso.
Aurora sonríe de manera brillante.
—Me pone felicidad, verte respirar agua, el día que te salve, note que respirar agua, no es muy bueno para tu salud.
—¿Me salvaste?
Ella asiente, con una abierta expresión que me enternece.
—Hace días atrás, encontré tu barcación, los seguí por algún tiempo, me agradaban sus cantos. Quería aprenderlos, por eso los seguí. Una oscuridad, estaba descansando bajo el agua, entonces escuche una gran bombación, y decidí ir a investigar, entonces te admiré cayendo al gua, te lleve a la orilla de la playa.
La forma en la que habla es graciosa, casi como una niña tratando de aprender las palabras correctas, me causa ternura, derritiendo mi congelado corazón.
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—¿Ese fue el día en que nos vimos por primera vez?
—Afirmativo — ella sonríe con suficiencia, estoy seguro de que ha aguardado un buen rato para utilizar esa palabra
—¿Por qué me salvaste?
—Eres el príncipe más lindo que he mirado en toda mi vida — ella se encoge de hombros, como si fuera completamente obvia, la razón por la que fui rescatado.
—Bueno, gracias, yo puedo decir lo mismo, eres la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida.
—No soy una mujer, soy una sirena. Algunos marinos me llaman el mal del Oceanía — sus ojos se oscurecen de pronto, mientras recorren las heridas en sus piernas.
—¿Qué contenían las cuerdas? ¿Algún tipo de veneno?
—Plomo, en grandes cantidades es letal para nuestra naturaleza. Cubrieron las sogas con esa sustancia, un cazador que ha estado siguiéndome desde que te rescate. Corrí un grande riesgo al salir a la superficie.
—¿Todo para salvarme?
Nuevamente, se avergüenza, lo sé porque sus mejillas se colorean. Ella asiente con cuidado. Cuando sus ojos regresan la vista, encontrándose con la mía, me quedo sin respiración, son tan cálidos, tan sinceros. Solo se una cosa, quiero protegerla, tenerla a mi lado por el resto de mis días, sin importar lo que deba hacer.
—Ahora es mi turno de salvarte, ¿de acuerdo? — hablo con vehemencia. — Dime que debo de hacer para poder cuidarte.
—No dejes que el cazador me coma, también debes de llevarme a un manantial, el agua sellara mis heridas, si es de manantial será con mayor rapidez.
—Está bien, voy a protegerte, aunque sea lo último que haga.
Continuará…
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Continuation
Tristan, The Captain
-Captain, cheer up, very soon you will be the owner of a new ship, why the long face? - asks my boatswain, Mr. Swann.
-I'm just thinking. - I answer without any desire to talk. My faithful friend gives me a pitiful smile and walks away from me.
Since my return to Carapace Island three months ago, I had a ship built for me and my crew. I am a renowned pirate with an extraordinary fortune, after generation after generation of ruffians, of worthy pirates seizing any booty they can spot, my coffers are full enough, to have a life without a care in the world. However, I cannot resist the call of the waves of the sea.
It is true, tomorrow I will be the owner of a new ship, I will set sail at any moment, so why do I feel so bitter and frustrated? I shouldn't ask myself that question, because I know the answer, it's because of her.....
The mermaid of my dreams, her sweet voice keeps haunting me in each of my dreams, I long to possess her, to have her by my side. I'm frustrated that I can't find her, since she vanished like air, leaving me with an emptiness that even I can't explain.
I find myself sitting in the corner of a tavern, as I watch my crew, those who survived the attack, dance, drink rum, and enjoy the night. I can't do it, no matter how hard I try, life is colorless, meaningless, and my only consolation is to go out again into the infinite ocean and cross paths with her. If fate is kind enough to me, it will put her in my path.
I watch as a wench has noticed me, I see her approaching with her swaying hips, then I stand up, that's my cue to get out of there. Since I met her, the friend between my legs doesn't seem to react to anything, except those nights when I lie awake dreaming of my siren.
I leave the bar quickly, just after I finish the last sip of my rum, I don't want to run into the slut coming in my direction, let alone get drunk as a skunk, my grandfather taught me that when you are drunk, you don't have the coordination necessary to defend yourself from any enemy that appears right behind your back.
Photo taken from Pexels
My family and I are not the typical pirates without manners and lacking intelligence. On the contrary, my great-grandfather made sure that we studied, that we could read, speak perfectly, and be refined. Why? According to him, to camouflage us among the nobility if necessary.
I know I have left a disappointed wench, but I no longer want to be in the tavern, nor do I see any point in staying there.
I put one foot in front of the other, as I walk straight to my home, a small castle that sits right on the slope of the island, that building has been in my family for generations and is iconic to many pirates who seek the island, which I practically own, since mom left with that stupid commodore, to live a farce, or as she calls it, a decent existence.
I kick a stone helplessly, poor Tristan, lonely, practically orphaned, and with no purpose in life, at least not beyond robbing and plundering other people. Anyone would wish to live above the law, yet I have an emptiness in my heart. I long for more, there must be something greater to do, in the time we are on earth. I'm dying to feel truly alive.
I suppose my desire to find her, is because upon seeing her, a flame within me was lit, one that had been extinguished many years ago when monotony took over my life.
The stone I come dragging with me, sinks into the soft sand, losing it from my grasp. I kick at the earth, trying to dig it up, but only manage to fill myself with sand. I scream a little annoyed, simply because I am dissatisfied with my mere existence.
Finding myself there, angry at something I can't control, I hear the horrible wail of a... Mermaid. I raise my head, sharpening my senses to find where the horrendous scream of pain is coming from. Then before my eyes, she appears, my beautiful mermaid.
She is sitting on a smooth rock, which is whipped by the inclement waves of the sea, her tail has disappeared, as well as her scales. She has legs, and they are crossed sideways, caught between a fishing net. She is propped on her hips and her hands are on the stone.
I blink several times, trying to get out of my stupor. For a moment I think I'm seeing a hallucination, but then another shriek reaches my ears. That brings me out of the trance in which I find myself, my mermaid is hurt, so I become alert, taking off my boots as well as my jacket, I run in her direction, entering the sea, which I am not afraid of at all.
I reach the rock in a matter of seconds, the soaked clothes stick to my body, but I don't care about that fact, I just want to rescue her. I climb the surface, and even though it is slippery, I manage to get on it.
The woman turns to look at me, her wet hair sticking to her face, which is also wet, but with sweat, due to the discomfort that plagues her. She growls at me just like a lion, or cute kitten, feeling threatened by me, she tries to back away, however, she can't do it, the only thing she manages to do is complain a little more about the pain, due to her bindings.
-I am not going to hurt you. - I speak quickly, with my hands outstretched in his direction. - I just want to help you, okay?
She watches me with wide eyes, body alert, and eyes full of melancholy. I crouch down at her feet, pull out my razor and start working on the ropes. I don't understand how this happens, but the ropes seem to be burning her skin, while mine remains intact. I strive to free her from this martyrdom quickly, I want to help her, and I want her to stay by my side.
About five minutes later, I manage to free her. The moan of relief she lets out fills me with pride. I stay very still, waiting for her reaction, as I expect her to run away like last time, but nothing happens, she just watches me, intrigued, a little scared, and so beautiful.
Now that I have her close, I can notice her lilac-colored eyes, despite the darkness of the night, they shine like a pair of beacons, guiding me to complete perdition.
Photo taken from Pixabay
-You're free, won't you leave?
I don't know if I said something wrong, I think I did since her cheeks are colored, while she looks away from me a little embarrassed, I follow the same path as her eyes. Finding her legs, they are full of bruises, burns, and even rosettes, due to the rope that tied her. That must hurt like hell.
-Do you need help? - I ask, carefully. She doesn't speak a word but nods gently. My heart is pounding, with just that quiet movement, I'm going to hold her in my arms because there's no way she can walk, or get off that rock without me carrying her.
I approach her calmly, with no intention of scaring her. Until now it dawns on me, that without the scales surrounding her body, she is completely naked before my eyes. The tips of her mounts are hard due to the cold, they are pinkish, somewhat orange, and the erotic images that cross my mind, are not at all appropriate, or decorous. The mast resting inside my pants wakes me up with joy, making me uncomfortable immediately.
Seeing that she doesn't jump or move away from me, I kneel beside her, tuck my arms under her buttocks, and ask her to hold onto my neck, she obeys by hugging me tightly. I like that very much, to feel her so close to me. She moans a little when I unintentionally brush against her wounds, but she is very brave, and doesn't pull away from me, nor does she let go of my grip.
I maneuver a little until I can slide off the stone, stopping again in the water. When the liquid touch her body, she seems to relax, even gasp with joy. I take a little while to reach the shore so that she feels the waves for as long as possible.
As soon as we leave the sea behind, she shivers from the cold, and her skin takes on a grayish hue that makes me nervous. My home is not too far from the beach, so I practically start running until I finally enter the safety of my castle. I have a few servants, but at this hour most of them must be asleep or in the same tavern I came from.
Despite that, I manage to run into Mistress Gibes, she is the one who looks after my home when I am not on dry land. She is surprised to see me carrying a naked, wounded woman in my arms, but asks no questions. I ask her to bring me what I need to tend to the burns, and also to find some clothes for my mermaid, I can't keep her naked all night, without that leaving me visco due to the desire growing inside me.
I carry her to my room, depositing her on my bed. After my maid arrives with all the things I need to help my mermaid, I manage to attend to her, heal her wounds and even dress her, without going completely crazy due to lust. She is so beautiful, so unreal, I think I am dreaming, but I dismiss the idea as soon as I touch her skin.
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I sit in a chair, right next to her, while she just watches me, somewhat reluctant to my presence.
-I told you, I'm not going to hurt you," I tell her as I lean back in my accent. - If I wanted to, I would have abandoned you on the rock, forgetting about your whole existence. - I squint my eyes, I don't understand why he doesn't speak, it makes me a little curious. - Are you not going to talk all night? Or has a cat got your tongue?
-A cat? - she asks confused. Finally! My body trembles from head to toe, that's the most beautiful voice I've ever heard in my whole life, it seems out of this world... Well actually it is, she belongs to the maritime world, while I was born with the misfortune of being an insipid human.
-So if you speak - I declare with a huge smile on my lips.
-I don't know how to do it very well, in the sea we speak a different language. Sometimes it is difficult to understand humans.
-Well, I love to know that I'm not hallucinating and that you are real.
She looks away from my eyes. She is the representation of innocence, so noble that the whole room is immersed in such a pure halo that makes me feel in the clouds. I'm sure that shape must feel like going to heaven.
-Do you have a name? Because so far, in my head I call you, my mermaid.
-My name, is Aurora. - She answers awkwardly.
-It's beautiful.
Aurora smiles brightly.
-It makes me happy, to see you breathing water, the day I saved you, I noticed that breathing water, is not very good for your health.
-Did you save me?
She nods, with an open expression that touches me.
-Days ago, I found your boat, I followed you for some time, I liked your songs. I wanted to learn them, so I followed them. One dark, I was resting underwater, then I heard a big combination, and I decided to go to investigate, then I admired you falling into the water, I took you to the shore of the beach.
The way you talk is funny, almost like a little girl trying to learn the right words, it causes me tenderness, melting my frozen heart.
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-That was the day we met for the first time?
-Affirmative - she smiles smugly, I'm sure she's been waiting a long time to use that word.
-Why did you save me?
-You're the cutest prince I've ever looked at in my entire life," she shrugs as if it's completely obvious why I was rescued.
-Well, thank you, I can say the same, you're the most beautiful woman I've ever seen in my entire life.
-I'm not a woman, I'm a mermaid. Some sailors call me the evil of Oceania - her eyes suddenly darken, as they run over the wounds on her legs.
-What did the ropes contain? Some kind of poison?
-Lead, in large quantities is lethal to our nature. They covered the ropes with that substance, a hunter who has been following me since I rescued you. I took a great risk in coming to the surface.
-All to save me?
Again, she's embarrassed, I can tell because of her cheeks color. She nods carefully. When her eyes return, meeting mine, I'm breathless, they're so warm, so sincere. I only know one thing, I want to protect her, to have her by my side for the rest of my days, no matter what I must do.
-Now it's my turn to save you, okay? - I speak with vehemence. - Tell me what I have to do to take care of you.
-Don't let the hunter eat me, you must also take me to spring, the water will seal my wounds, if it's from a spring it will be faster.
-All right, I will protect you, if it's the last thing I do.
To be continued...
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