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God bless you, son! my mother used to say every time I left the house in the middle of a race, because I was late to get anywhere.
It seemed really stupid to me to have to be aware of those things that were old habits. I had decided not to believe in that God she kept naming, since the very day my father left home and we never saw him again.
Every night I prayed for him to come back, but that didn't happen, so for me, that God didn't exist, or if he was around, he wasn't my friend or he pretended to be deaf.
We were left alone with my mother, my two older sisters and I, who, being the youngest, began to be a little overprotected, although I didn't really see it as necessary.
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I remember my mother jumping up and down in annoyance every time someone called me "the man of the house" because for her it was important that things follow their natural course and not force me to take on responsibilities for which I was not ready.
But she never asked me if I wanted to take on that position either and that lack of choice began to bother my 13 year old teenage self-steem.
Son, can you please take out the trash?, and even though I hated to do it, it was my turn to go as I grumbled through my teeth. It wasn't my fault Dad was gone. Maybe if Mom had been a little less manic, he would have stayed, I thought.
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Because if there was one thing that annoyed me about Mom, it was her manias. She could really be quite irritating when they all came together at the same time. Of course, I didn't know about his asperger's condition, since no one had made it clear to me, but I don't think I would have cared if I had known about it back then.
The one she despised the most was that order of placing things, everything had to be in the same position, and she got upset if for some reason they were moved or placed differently; she felt a desperation that was contagious, because it also changed the mood of the rest of us.
Every birthday I wished that he would be the one to give me my coming of age, and with it, the power to get out of the reach of his manias.
At school, although no one pointed me out, I felt like the odd one out, why did I have to have such a particular mother? And after asking so much without knowing, one day everything was granted to me.
The day just came. We all went down to my breakfast, but the food was not there. The kitchen, which at that hour was already full of pots and dirty dishes, the little radio with the local news and the TV set with the recipe program I always wrote down but never made, were turned off.
In the fridge rested my birthday cake, decorated with the image of my favorite cartoon. My long-awaited 18th birthday and the passage to the freedom I longed for had arrived, but the silence without my mother in the kitchen lasted forever, and I couldn't see the magnitude of what was to come.
Mom was not there.
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My sisters ran to her room, as it was really strange that she slept late. That was another of her manias, even if it was Sunday at 5 am she was already awake and doing something in the house, sometimes causing a lot of noise and not letting the rest of us rest any longer.
The scream of one of them said it all. I approached the room as fast as I could, and when I got there, I fell to my knees at the sight my eyes witnessed. My sisters were also on the floor, in tears. None of them could react to such a shock.
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On the nightstand rested a glass of water and in her bed a gift-wrapped box, also a note. My mother´s body... was hanging from one of the wooden ceiling beams, made up and dressed up.
She had committed suicide...
In the note next to the gift, she left a message for me:
"Dear son, today your longed-for birthday has arrived. I really didn't know what to give you, as I wanted it to be special, because I knew it would be the last one you would want to share with me. Although you didn't want to understand, my life was not easy. Living with Asperger's was a hassle for everyone, including myself, but I learned to accept myself, even if it seemed like a hassle to others. I knew it bothered you, and I really wanted to change to please you, but no matter what I did, I couldn't do it. Now you are of age, and free to do whatever you want. I also grant you the freedom to not be the weird momma's boy. Happy Birthday."
Español
Hijo, Dios me lo bendiga! decía mi mamá cada vez que en medio de una carrera salía rápidamente de casa, porque se me había hecho tarde para llegar a cualquier lugar.
Me parecía realmente estúpido tener que estar pendiente de esas cosas que me resultaban costumbres de viejos. Yo había decidido no creer en ese Dios que ella nombraba a cada rato, desde el mismo día que mi papá se fue de la casa y no lo volvimos a ver.
Cada noche rezaba para que regresara, pero eso no pasó, por lo que para mi, ese Dios no existía, o de estar por ahí, no era mi amigo o se hacía el sordo.
Quedamos solos con mamá mis dos hermanas mayores y yo, que por ser el más pequeño, empecé a ser un poco sobreprotegido, aunque realmente no lo veía necesario.
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Recuerdo que mi madre saltaba molesta cada vez que alguien me llamaba "el hombre de la casa" porque para ella era importante que las cosas siguieran su rumbo natural y no obligarme a asumir responsabilidades para las que no estaba preparado.
Pero nunca me preguntó si yo deseaba asumir esa posición tampoco y esa falta de posibilidad de elegir empezó a hacer mella en mi yo adolescente de 13 años.
Hijo, ¿por favor puedes sacar la basura? y aunque yo odiaba hacerlo, me tocaba ir mientras renegaba entre dientes. No era mi culpa que papá se hubiera ido. Quizás si mamá hubiese sido un poco menos maniática, él se hubiese quedado, pensaba.
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Porque si algo me molestaba de mamá, eran sus manías. Realmente podía ser bastante irritante cuando se le juntaban todas en un mismo momento. Claro, no sabía de su condición de asperger, pues nadie me lo había aclarado, pero igual creo que para aquel entonces, me hubiese dado igual saberlo.
La que más despreciaba era ese orden de poner las cosas, todo debía estar en la misma posición, y se molestaba si por alguna razón se llegaban a mover o colocar distinto; le entraba una desesperación que era contagiosa, porque a los demás también nos cambiaba el ánimo.
Cada cumpleaños deseaba que fuera el que me diera la mayoría de edad, y con ella, la potestad de salir del alcance de sus manías.
En la escuela, aunque nadie me señalaba, me sentía el raro del grupo, ¿por qué me tenía que haber tocado a mí una mamá tan particular? Y de tanto pedir sin saber, un día todo se me concedió.
Bajamos todos a mi desayunar, pero la comida no estaba. La cocina que a esa hora ya estaba llena de ollas y platos sucios, el radiecito con las noticias locales y el televisor con el programa de recetas que siempre anotaba, pero que nunca hizo, estaban apagados.
En la nevera, reposaba mi torta de cumpleaños, decorada con la imagen de mi historieta favorita. Ya había llegado mi tan anhelado cumpleaños número 18 y el pase a la libertad que deseaba, pero ese silencio sin mamá en la cocina se hacía eterno, y yo no alcanzaba a ver la magnitud de lo que venía.
Mamá no estaba ahí.
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Mis hermanas corrieron a su habitación, pues era realmente extraño que durmiera hasta tarde. Esa era otra de sus manías, aunque fuera domingo a las 5 am ya estaba despierta y haciendo algo en casa, a veces provocando mucho ruido y no dejaba que los demás pudiéramos descansar por más tiempo.
El grito de una de ellas lo dijo todo. Me acerqué a la habitación lo más rápido que pude, y al llegar, caí de rodillas ante la imagen que presenciaron mis ojos. Mis hermanas también estaban en el suelo, hechas un mar de lágrimas. Ninguno atinaba a reaccionar ante semejante impresión.
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En la mesa de noche reposaba su vaso con agua y sobre su cama una caja envuelta para regalo, también una nota. El cuerpo de mi madre... estaba suspendido de una de las vigas del techo de madera, maquillada y vestida de gala.
Se había suicidado...
En la nota junto al regalo, dejó un mensaje para mi:
"Querido hijo, hoy ha llegado tu tan anhelado cumpleaños. Realmente no sabía que regalarte, pues quería que fuera especial, porque sabía que sería el último que quisieras compartir conmigo. Aunque no lo quisiste entender, mi vida no era fácil. Vivir con Asperger resultaba un fastidio para todos, incluyéndome a mi misma, pero aprendí a aceptarme, aunque a los demás les pareciera un fastidio. Sabía que eso te molestaba, y realmente quería cambiar para agradarte, pero hiciera lo que hiciera, no lo lograba. Ahora ya eres mayor de edad, y libre de hacer lo que quieras. También te concedo la libertad de no ser el chico de la mamá extraña. Feliz cumpleaños"
Fotografías por/Photografy by: Megan Bucknall, R ARCHITECTURE, Sven Brandsma, Adrian Swancar, John Anvik. All from unsplash
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Qué historia tan triste, no me esperaba ese final tan sombrío.
A pesar de eso me ha gustado, porque plantea la cuestión de ¿qué tan justos y comprensivos hemos sido con nuestras madres? ¿Hemos sido agradecidos?
Un abrazo y muchas gracias por compartir esta maravillosa lectura.
Que historia tan dura, mucho que procesar aquí, una familia fracturada por la ausencia de un padre, un amarre haciendo su mejor esfuerzo por sacar sus hijos adelante y luchando con un síndrome que la hacía aún más difícil la lucha, un hijo que no podía entender cuan duro es la vid a de su mamá.
Mucho que rescatar amiga. Me agrado leerte aunque la historia es demasiado cruda. Gracias por tan hermosa lección. Bendiciones 🌷
Ojalá alguien en la adolescencia nos hiciera ver más allá de nuestras narices, ese es mi deseo de adulta.
Me sacaste lágrimas, entendí el amor de esa madre, entendí el sufrimiento de ese hijo.
Dios que fuerte. Que manera de destruir la vida de un ser humano. No puedo imaginar cómo alguien pudiese seguir adelante con tan terrible regalo.
La adolescencia es una etapa difícil de enfrentar de lado y lado. No es fácil para las madres pero tampoco lo es para los hijos. Creo que es el momento indicado de buscar ayuda para lograr sobrevivirla sin grandes traumas.
La maternidad no es fácil pero ser hijo tampoco lo es.
Excelente historia. Súper terrible final para todos...
Dios que fuerte. Que manera de destruir la vida de un ser humano. No puedo imaginar cómo alguien pudiese seguir adelante con tan terrible regalo.
La adolescencia es una etapa difícil de enfrentar de lado y lado. No es fácil para las madres pero tampoco lo es para los hijos. Creo que es el momento indicado de buscar ayuda para lograr sobrevivirla sin grandes traumas.
La maternidad no es fácil pero ser hijo tampoco lo es.
Excelente historia. Súper terrible final para todos...
Ay Marluy cada vida, cada persona siempre tiene una historia dura, ruda que nadie conoce, sino quien la padece, la soporta y de alguna manera cada día la reconoce y la enfrenta como lo logro esta mama valiente y vulnerable por este síndrome.
Lamento tanto que este hijo tenga que aprender a vivir con esta dolorosa lección de vida de su propia madre, quien a pesar de sus limitaciones para poder profundizar sus relaciones con los demás, era capaz de fortalecer sus vínculos en su propia familia(familia en conocimiento del Asperge de su mamá).
Esta madre tenía que actuar su vida cotidiana como esa última puesta en escena con su regalo de cumpleaños, hasta que no pudo más, perdió el control por esta discapacidad y se fue.
Se nota que ella dio su amor de la manera que le fue posible a su hijo.
Ahora la otra cara de la moneda de su hijo, con ese dolor tan intenso por la perdida de su mamá, y tal vez ahora con sentimientos de culpa que no le pertenecen tampoco. Acá en esta grandiosa historia que relatas nadie es culpable.
Que tengas el mejor sábado posible @mamaemigrante
Los hijos no entendemos las manías de nuestros padres hasta que nos volvemos padres y vemos cuán equivocados estamos.
Me imagino el desespero de esa madre para llegar a tal punto de quitarse la vida para agradar a su hijo.
Y el dolor de su hijo al perder a su madre que no lo molestará más. Ya extrañaba hasta ver el televisor prendido, como será su vida, a partir de ese momento.