Recuerdo que mi compañero de entrenamiento, Rafael Páez, me decía constantemente: "Bro, ponte a entrenar básicos, que esa es la base". Sin embargo, no le prestaba atención hasta que un día decidí probar las rutinas que hacía con uno de los mejores entrenadores de la old school, Ángel Andrade. Tanto mi compañero como mi entrenador me motivaron a realizar estas rutinas. Después de tanto practicar, aquí estoy: soy un fanático de los ejercicios básicos. También gracias a la rutina de Ángel Andrade, mis brazos crecieron, mi espalda se volvió más fuerte y realmente me sorprendió la efectividad de estas rutinas de fuerza y resistencia. Recuerdo claramente que Ángel me decía cuando iba al parque: "¡Epa papá! No descanses mucho si quieres tener fuerza; vamos, dale". Fueron momentos tan geniales que realmente quiero volver a vivirlos. Por eso, chicos, hay que disfrutar el proceso; aún me queda camino por recorrer, pero si alguna vez entrenaron con él, saben que sus rutinas son efectivas al 100%.