_{Imagen propiedad de @lanzjoseg}

Cuando veo a un perro criollo como solemos llamarle los perros de razas mestizas, no puedo dejar de pensar en mi perro Lázaro, este vivía conmigo hasta hace unos cuantos años pero por algunos motivos tuve que dárselo a mi hija para que viera en su casa, en realidad fue un poco como devolverle un perro que hasta ahora había cuidado, porque el llego a mi casa traído por ella y por mi nieto, quienes lo encontraron en la calle pero en ese entonces ellos no se sentían preparados para tener una mascota en casa, debido a los horarios de trabajo de ni hija y su esposo y los niños aún estaban muy pequeños.

Decidí cuidar a Lázaro hasta que mi hija pudiera hacerlo, pero pasaron unos años y lo hice un miembro más de mi familia, él era muy cariñoso y a la vez muy protector, sabía como enojarse si escuchaba un ruido extraño en la calle o si sentía que algo extraño pasaba cerca de la casa, recuerdo que a veces un vecino subía al techo de su casa a revisar el tanque de agua o cosas allí, como estaba cerca de nuestra pared, allí estaba mi perro Lázaro atento y vigilante de cualquier movimiento del vecino, este se ponía bastante nervioso y a le vez me decía que era bueno que mi perro fuese así porque el también sentía su casa segura debido a que estaba Lázaro de este lado de la pared.

Pero que mi amado perro Lázaro fuese tan buen guardián fue el motivo de nuestra separación, porque lamentablemente la inseguridad en el país es bastante grande, por eso en casa de mi hija una vez fueron victimas de un robo, habían entrado a robar mientras la casa estaba sola, así que mi hija me pidió llevarse a Lázaro para su casa, para que al menos él ladrara si algún intruso llegaba a querer robar de nuevo en la noche y ellos poder estar atentos, no querían adoptar un perro pequeño porque de nuevo estarían con el problema de no poder dejarlo solo mientras trabajaban, así que acepte que llevaran a Lázaro el mejor guardián.

No fue una separación como tal, de vez en cuando voy a casa de mi hija y veo Lázaro y su familia, pues tiempo después ni hija adoptó una perra que se convertiría en la pareja de él y también tuvieron de hija otra perrita, mi hija se encarga de cuidar a los tres, además siempre le envío comida de mi casa, se ha convertido en un hábito para mi separar y guardar comida que puede servir para los perros de la casa de mi hija y les tengo mucho cariño igualmente, por mi parte no he vuelto adoptar un perro, pero sé que en algún momento lo volveré a hacer, espero hacerlo en un momento de más estabilidad a nivel económico, porque tener una mascota implica una responsabilidad que no puede tomar ala ligera, ellos son criaturas muy noble que Dios nos ha dado y tenemos que cuidarlas muy bien.

Esta es mi participación en el Concurso Observa Piensa Escribe