Our Travel With All The Wolfs! || Nuestro Viaje Con Todos Los Lobos
(ENGLISH)
Hello, everyone!
Today, I want to share with you a cherished memory of an adventure I had with my beloved wolves: Kyra, Bosco, and Max. This was before Oslo joined our pack, and we embarked on an unforgettable journey to the town of Rubio in San Cristóbal, Venezuela.
Traveling with three Siberian Huskies in a taxi was quite a challenge. They were so excited they couldn’t sit still, barking joyfully and attempting to poke their heads out of the windows. Their energy was contagious, yet it made the trip a bit chaotic. At one point, the taxi driver had to stop much earlier than planned because the wolves’ excitement made it impossible for him to drive comfortably. My family and I laughed through the chaos, knowing this was part of the charm of traveling with our furry companions.
Once we arrived, we visited the iconic Church of Rubio, a beautiful and historic landmark that left us in awe. With our wolves by our side, we walked around the town, enjoying the sights and the vibrant atmosphere. People passing by couldn’t help but admire Kyra, Bosco, and Max. Their majestic appearance, playful demeanor, and howls of excitement captured the attention and admiration of everyone around us. Some even stopped to take pictures or to pet them, marveling at their beauty and energy.
Our stroll through Rubio was filled with smiles and shared moments of joy. The wolves seemed to thrive on the attention and the new environment, making the trip even more memorable.
Reflection
This experience reminded me of the importance of sharing adventures with those we love—human or animal. Traveling with our wolves might have been challenging, but it was worth every moment. The connection we build with our pets goes beyond companionship; it’s about creating memories, enjoying their unique personalities, and embracing the chaos they bring into our lives. Moments like these are a testament to how precious it is to be surrounded by family, love, and shared experiences.
(SPANISH)
¡Hola a todos!
Hoy quiero compartir con ustedes un recuerdo muy especial de una aventura que viví junto a mis queridos lobos: Kyra, Bosco y Max. Esta historia es de cuando aún Oslo no formaba parte de nuestra manada, y nos embarcamos en un viaje inolvidable al pueblo de Rubio, en San Cristóbal, Venezuela.
Viajar con tres lobos siberianos en un taxi fue todo un desafío. Estaban tan emocionados que no podían quedarse quietos, ladraban con alegría y querían sacar la cabeza por las ventanas. Su energía era contagiosa, aunque volvió el viaje un poco caótico. En un punto, el taxista tuvo que detenerse mucho antes de lo planeado porque la emoción de los lobos no lo dejaba manejar con tranquilidad. Mi familia y yo reímos durante todo el trayecto, sabiendo que esta era la esencia de viajar con nuestros fieles compañeros.
Una vez llegamos, visitamos la icónica Iglesia de Rubio, un lugar hermoso e histórico que nos dejó maravillados. Con nuestros lobos a nuestro lado, paseamos por el pueblo, disfrutando de los paisajes y la atmósfera vibrante. Las personas que pasaban no podían evitar admirar a Kyra, Bosco y Max. Su apariencia majestuosa, su actitud juguetona y sus aullidos emocionados captaban la atención y admiración de todos a nuestro alrededor. Algunos incluso se detuvieron para tomarles fotos o acariciarlos, maravillados por su belleza y energía.
Nuestro paseo por Rubio estuvo lleno de sonrisas y momentos compartidos. Los lobos parecían disfrutar de la atención y del nuevo entorno, haciendo el viaje aún más memorable.
Reflexión
Esta experiencia me recordó la importancia de compartir aventuras con quienes amamos, sean humanos o animales. Viajar con nuestros lobos fue un desafío, pero valió la pena cada segundo. La conexión que construimos con nuestras mascotas va más allá de la simple compañía; se trata de crear recuerdos, disfrutar de sus personalidades únicas y abrazar el caos que traen a nuestras vidas. Momentos como estos son un testimonio de lo valioso que es estar rodeado de familia, amor y experiencias compartidas.
Espero que disfruten esta pequeña historia tanto como yo disfruté vivirla. ¡Gracias por leer!
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