Hispaliterario 9 / Destino incierto [ES/EN]
Regresaba una vez más a misa un domingo común como cualquier otro. A excepción de que esta vez sería con mi esposa pero sin mi hijo. Aún no logro comprender qué hice mal para haber enfurecido al señor de tal forma que me arrebataron su amor y cariño.
Comencé a pensar muy seriamente en que toda mi vida fue una burda mentira. Pues no supe ver más allá de la realidad y quizás no la quería afrontar. Mi hijo ya no estaba en este mundo y el dolor más cercano a una estocada en el corazón, fue no haberlo siquiera despedido. Su cuerpo se había hecho añicos, tanto que no fue posible verlo en su ataúd, porque de él, ya no había quedado nada.
Más que un accidente fue la retorcida idea de un despiadado ser, alcoholizado, subirse a su coche creyéndose el dueño de la calle cuando un chico sin ningún tipo de maldad volvía de visitar a su novia con la que ilusionaba algún día ser parte de su familia.
Me enfurecí con el señor y juré jamás volver a pisar una iglesia. Aunque me duela en el alma, me sentí abatido y desconcertado.
¿Cómo podría existir tanta maldad en el mundo como para hacerle daño a la buena gente? Pensé casi todas las noches sobre lo ocurrido y mi cuerpo solo destilaba odio y una nebulosa locura. Inmediatamente creí que lo justo sería ir a por la vida de aquél necio que me quitó a mi hijo, con una cierta esperanza de aliviar mi pesar.
Sabía que eso me reconfortaría y prometí venganza, aún sabiendo las consecuencias que tendría. Pues yo ya me sentía muerto y no temía morir por una razón que para mí era muy noble.
Pasé al menos dos semanas ideando cómo vengarme de ese sujeto. Sabía quién era y donde podría encontrarlo. Así que un día en el que alba se pronunciaba observé con detenimiento su vida rutinaria. Todo estaba dado para vengar a mi hijo.
No pasó mucho tiempo hasta que me le acerqué, y ahí estábamos, frente a frente, él temblando porque sabía que era su fin y yo petrificado porque no parecía suceder lo que planeé. Pero aún así, en mis ojos veía un vestigio de rabia, sentía que mis nervios se alteraban y brotaba de mí una adrenalina que no podría explicar con palabras, quizás tampoco explicarlas.
Me abalancé sobre su cuerpo y cometí lo que sería un delito. Aterricé sobre su cuello estocándole una puñalada. Aún me veía pero en eso se iba a otro mundo y no sabía si era hacia el cielo o el infierno.
Prometí que lo llevaría hacia donde yo iba, a las entrañas de un profundo inframundo. Y fue entonces que vislumbré a través del reflejo de aquél puñal, mis ojos tornados en un color carmesí, mientras que mi aspecto había cambiado de una forma muy drástica.
Darle la espalda al señor había hecho en mí que me le acerque al Diablo a estrecharle la mano. Y claramente yo, a razón cierta, estaba de acuerdo en ello. Tiré mi puñal por un movimiento involuntario y le asesté en el cuerpo de ese hombre una gran cantidad de rasguños.
Mis manos ya no eran manos sino garras con unas grandes pezuñas. Y como juré llevarlo al infierno mismo, las apoyé sobre la base de su corazón convirtiéndolo en unas ardientes cenizas, mientras vociferaba unas muy extrañas palabras que no podía comprender pero aún así las decía.
Estaba fuera de sí y sabía que ya había terminado con mi misión, pero no podía detenerme. Hasta que un día desperté afiebrado, casi al punto de mi muerte, en una cama de hospital sintiendo el ardor más agudo en toda mi vida.
Sentí algo de paz luego de ver a mi esposa tomarme de la mano. Pero me observaba de una manera extraña, hasta que me vi en un espejo todo mi rostro cubierto con vendas haciendo presión sobre mi piel.
Sus lágrimas caían por sobre la belleza de su rostro. Eso más que darme tristeza me generaba cierto alivio, porque sabía que ella aún era una persona humana. Alguien que en su corazón solo lleva el calor del amor por los demás. Una buena mujer.
Tiempo después de lo sucedido supe que hubo un gran incendio en el pueblo que vivíamos. De causas inexplicables que no acontecen a este mundo. Y sobre todo, al pasar por una de las calles que están al costado de la iglesia, solo veía las ruinas de algo que visité en familia alguna vez.
Me aseguré de una buena vez no volver a pactar con ningún diablo. Ni ser aún su sirviente, pero sobre una de las mesas de mi patio donde está el quincho, estaban unas patas totalmente chamuscadas, que obviamente no eran las mías.
I was returning once again to mass on an ordinary Sunday like any other. Except that this time it would be with my wife but without my son. I still can't understand what I did wrong to have angered the Lord so much that his love and affection was taken away from me.
I began to think very seriously that my whole life was a gross lie. For I did not know how to see beyond reality and perhaps I did not want to face it. My son was no longer in this world and the pain closest to a stab in the heart was not even having said goodbye to him. His body had been shattered, so much so that it was not possible to see him in his coffin, because there was nothing left of him.
More than an accident, it was the twisted idea of a ruthless, alcoholic being to get into his car, thinking he was the owner of the street when a boy with no malice whatsoever was returning from visiting his girlfriend, with whom he hoped one day to be part of his family.
I was furious with the man and vowed never to set foot in a church again. As much as it pained my soul, I felt dejected and bewildered.
How could there be so much evil in the world to hurt good people? I thought almost every night about what had happened and my body exuded nothing but hatred and a foggy madness. I immediately believed that the right thing to do would be to go for the life of the fool who took my son from me, with some hope of alleviating my grief.
I knew it would comfort me and I vowed revenge, even knowing the consequences it would have. For I already felt dead and was not afraid to die for a reason that to me was very noble.
I spent at least two weeks devising how to take revenge on that guy. I knew who he was and where I could find him. So one day when dawn was breaking I took a close look at his routine life. Everything was set to avenge my son.
It wasn't long before I approached him, and there we were, face to face, him trembling because he knew it was the end of him and me petrified because what I planned didn't seem to happen. But even so, in my eyes I saw a vestige of rage, I felt my nerves alter and an adrenaline that I could not explain with words, maybe not explain them either.
I pounced on his body and committed what would be a crime. I landed on his neck and stabbed him. He could still see me but he was going to another world and I didn't know if it was heaven or hell.
I promised to take him where I was going, to the bowels of a deep underworld. And it was then that I glimpsed through the reflection of that dagger, my eyes turned a crimson color, while my appearance had changed in a very drastic way.
Turning my back on the Lord had made me approach the Devil to shake his hand. And clearly I, for certain reason, had agreed to it. I threw my dagger by an involuntary movement and I assaulted that man's body with a great number of scratches.
My hands were no longer hands but claws with large hooves. And as I swore to take him to hell itself, I rested them on the base of his heart turning it into burning ashes, while I shouted some very strange words that I could not understand but still said them.
I was beside myself and I knew I was done with my mission, but I could not stop. Until one day I woke up feverish, almost to the point of death, in a hospital bed feeling the sharpest burning in my entire life.
I felt some peace after seeing my wife holding my hand. But she watched me in a strange way, until I saw in a mirror my whole face covered with bandages pressing on my skin.
Her tears were falling over the beauty of her face. That, rather than making me sad, gave me some relief, because I knew that she was still a human being. Someone who in her heart carries only the warmth of love for others. A good woman.
Some time after what happened I learned that there was a big fire in the town where we lived. From inexplicable causes that do not happen in this world. And above all, as I passed by one of the streets next to the church, I could only see the ruins of something I had once visited with my family.
I made sure once and for all that I would never again make a pact with any devil. Nor to be his servant, but on one of the tables in my patio where the barbecue area is, there were some scorched legs, which were obviously not mine.
Esta es mi participación en el reto hispaliterario 9, El misterio. Para participar lo pueden hacer aquí.
This is my participation in the hispaliterario challenge 9, The mystery. To participate you can do it here.
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Espeluznante relato que narra las consecuencias de pactar con el demonio; víctima de su venganza, el hombre es capaz de todo mal.
¡Así es! Incluso toda persona, en el fondo de su ser, tiene algo que lo domina. Gracias por visitar mi publicación :3
@tipu curate
Upvoted 👌 (Mana: 45/55) Liquid rewards.
Se agradece mucho @jesuspsoto :3
Me encanto tu historia, verdaderamente aterradora y tus descripciones nos llevan a visualizar la escena perfectamente. ¡Suerte, saludos!
Muchas gracias, es un placer que te haya encantado mi historia. Agradezco tu visita a mi publicación. Saludos 😊
Que bien....una historia de dolor y venganza pero también una lección de amor.
Saludos
Una buena combinación para estarse atentos a la lectura. Saludos :p
Hola Victoria, como siempre fue un verdadero deleite leer este relato oscuro en donde te desenvuelves tan bien, allí quedan las consecuencias de pactar con el diablo y las advertencias para quien lo piense en hacerlo en el futuro. El detonante de la historia con el hijo, sin duda toca las fibras más profundas de los sentimientos de cualquier padre, buen argumento. Gracias por compartirla. Un abrazo.
Me alegro muchísimo que te guste mi relato. Es todo un honor recibir un comentario tuyo viniendo de un escritor muy interesante que sabe plasmar sus ideas sobre texto. Claramente como indicas, un padre con el corazón herido es capaz de todo, incluso pactar con el mismísimo diablo.
Un gran saludo y gracias por visitar mi publicación.
Siempre es un placer leerte
There is no devil, but demons exist.