You Can't Solve It By Dreaming - Creative NonFiction [ENG - ESP]


Photo by 青 晨 on Unsplash


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Perhaps I am one of the people who daydream the most. It happens to me all the time, either in the company of solitude or when ideas infiltrate my head without my express permission. Sometimes I am not in control, but I do my best to appear normal.

On occasion, my parents and siblings have found me talking to myself. I would recite adventures that only played in my mind and escaped through my mouth, propelled by the air in my lungs. People always considered me strange for talking to myself, but with time, they got used to my way of being. Those who did not know me, however, were amazed at my peculiar ways.

My daydreams have always been a hindrance to my concentration, especially at work. I remember once getting caught up in a daydream while performing a task. Sometimes, I would remain engrossed for long minutes until someone would come to snap me out of my trance. My co-worker at the time was already familiar with my distractions and was quick to bring me back before our boss noticed.

“Mr. Arocha should be here soon, we have to get the report ready!” said Jessica, my co-worker. I woke up right away. I didn't get lost in my fantasies if someone was with me, because embarrassment prevented me from daydreaming.

“What were you thinking about?” Jessica asked me as she organized some papers on her desk.

“I was thinking about the latest Pirates of the Caribbean movie, the part where Jack Sparrow gets stranded on a deserted island and all the other characters go looking for him.”

“And you imagined yourself as one of those pirates?” Jessica asked with a mocking tone.

“Of course, it's like living a fantasy!” I replied sarcastically.


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Photo by Brooke Cagle on Unsplash


We continued joking until the front door of the office opened and we saw Mr. Arocha enter. The laughter faded from our faces, leaving room only for seriousness. I glanced sideways at my boss and his expression indicated that he had not had a good day; a bad sign.

My report was not ready and I worried, knowing that Mr. Arocha would ask for it at any moment. I took a sip of water to calm myself and the 'Pirates of the Caribbean' soundtrack began to play in my mind as I put the finishing touches on my work.

Jessica watched me from her desk, impressed by my speed, but the calm was broken when Mr. Arocha called out her name. My partner sighed and rose from her chair like a scolded child. Aware that Mr. Arocha would ask for my report, I sped up even more.

I worked as fast as I could, making sure not to make any mistakes. I felt like I was in an action movie; each paragraph I wrote was a triumph, an escape from the clutches of death. However, my concern grew when my partner emerged with a distressed expression from Mr. Arocha's office.

“He asked me for the report,” she murmured anxiously. “Have you finished it yet?”

“Almost,” I answered immediately. “I just have to add one detail before printing it.”

“Well, I don't want to be a bother, but hurry up!” She emphasized, her eyes as wide as two huge moons. “You seem to have gotten up in a very bad mood today.”

Without answering her, I remained focused on my task. Now more than ever, Jack Sparrow's spirit to escape danger resided in me. I visualized the scenario as a trap from which I could only free myself by finishing that report.

The music in my head was intensifying. It was no longer pleasurable, but a torment. I finished printing the report and, still immersed in my fantasy world, I hummed the melody of the soundtrack quietly, while my partner looked at me with a faint smile on her face.

I walked into my boss's office and sensed an extreme gloominess in him, which he immediately replaced with a firm, stern mask.

“You have the report for me?” He said, I nodded and laid my work on his desk.

“Are you all right?” I asked him with intrigue.

“Yes, I've just had a bad day,” he said almost panting, as if he was having enormous difficulty telling me.

“Okay, can I get you anything else?”


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Photo by Christopher Campbell on Unsplash


“Not unless you can make my wife forget the idea of divorce,” He replied sarcastically.

I didn't see it as funny, not a way to brag about it either. That completely snatched me out of my fantasy.

"I'm sorry, boss, but I think it was for the best, you guys were just fighting and Karen was just making him look bad in front of the other employees. I've always been very transparent with you and I think it's for the best that you guys are done."

My words were not comforting to him. It was obvious. Mr. Arocha was too eager to repair their relationship. He was very dedicated, but his dream fell apart. From that bad mood, only particles of disappointment remained. He awoke from his nightmare to see me still standing in front of him.

“Thanks, I'll let you know if I need anything else.” He said and then focused on his computer.

I left his office with a bit of a pang of regret. Jessica watched me expectantly waiting to know what happened. I just kept quiet responding only with gestures. I realized at that moment, that the only drama we were going to witness was our boss confronting his divorce.

THE END


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NO PUEDES RESOLVERLO SOÑANDO


Quizás yo sea una de las personas que más sueña despierta. Me ocurre todo el tiempo, ya sea en compañía de la soledad o cuando las ideas se infiltran en mi cabeza sin mi permiso expreso. A veces no tengo el control, pero hago lo que puedo para aparentar normalidad.

En ocasiones, mis padres y hermanos me han encontrado hablando solo. Recitaba aventuras que solo se reproducían en mi mente y se escapaban por mi boca, impulsadas por el aire de mis pulmones. La gente siempre me consideró extraño por hablar solo, pero con el tiempo, se acostumbraron a mi forma de ser. Aquellos que no me conocían, sin embargo, quedaban asombrados ante mis peculiares costumbres.

Mis ensoñaciones siempre han sido un obstáculo para mi concentración, especialmente en el trabajo. Recuerdo una vez que quedé atrapado en una fantasía mientras realizaba una tarea. A veces, permanecía absorto durante largos minutos hasta que alguien venía a sacarme de mi trance. Mi compañera de trabajo de aquel entonces ya estaba familiarizada con mis distracciones y se apresuraba a traerme de vuelta antes de que nuestro jefe lo notara.

“El señor Arocha no debe tardar en llegar. ¡Hay que tener el informe listo!” Dijo Jessica, mi compañera. Espabilé enseguida. No me perdía en mis fantasías si alguien estaba conmigo, pues la vergüenza me impedía soñar despierto.

“¿En qué estabas pensando?” Me preguntó Jessica mientras organizaba unos papeles en su escritorio.

“Estaba pensando en la última película de ‘Piratas del Caribe’, en la parte en la que Jack Sparrow queda atrapado en una isla desierta y todos los demás personajes van a buscarlo.”

“¿Y te imaginaste como uno de esos piratas?” Preguntó Jessica con un tono burlesco.

“¡Por supuesto, es como vivir una fantasía!” Repliqué con sarcasmo.

Continuamos bromeando hasta que la puerta principal de la oficina se abrió y vimos al señor Arocha entrar. Las risas se desvanecieron de nuestros rostros, dejando lugar solo para la seriedad. Observé de reojo a mi jefe y su expresión indicaba que no había tenido un buen día; una mala señal.

Mi informe no estaba listo y me preocupé, sabiendo que el señor Arocha lo solicitaría en cualquier momento. Tomé un sorbo de agua para calmarme y la banda sonora de ‘Piratas del Caribe’ comenzó a sonar en mi mente mientras daba los últimos retoques a mi trabajo.

Jessica me observaba desde su escritorio, impresionada por mi velocidad, pero la calma se rompió cuando el señor Arocha llamó su nombre a voces. Mi compañera suspiró y se levantó de su silla como si fuera una niña regañada. Consciente de que el señor Arocha pediría mi informe, aceleré aún más.

Trabajaba lo más rápido posible, asegurándome de no cometer errores. Me sentía como en una película de acción; cada párrafo que redactaba era un triunfo, una escapada de las garras de la muerte. Sin embargo, mi preocupación creció cuando mi compañera salió con una expresión angustiada de la oficina del señor Arocha.

“Me pidió el informe”, murmuró con ansiedad. “¿Ya lo terminaste?”

“Casi”, respondí de inmediato. “Solo tengo que añadir un detalle antes de imprimirlo”.

“Pues no quiero ser una molestia, pero ¡date prisa!” Enfatizó, con los ojos tan abiertos como dos enormes lunas. “Parece que hoy se levantó con muy mal humor”.

Sin responderle, seguí concentrado en mi tarea. Ahora más que nunca, el espíritu de Jack Sparrow para escapar del peligro residía en mí. Visualizaba el escenario como una trampa de la que solo podría liberarme al terminar ese informe.

La música en mi cabeza se intensificaba. Ya no era placentera, sino un tormento. Terminé de imprimir el informe y, todavía sumido en mi mundo de fantasía, tarareaba la melodía de la banda sonora tranquilamente, mientras mi compañera me miraba con una sonrisa leve en su rostro.

Entré a la oficina de mi jefe y percibí en él una pesadumbre extrema, la cual reemplazó de inmediato por una máscara firme y severa.

“¿Me tienes el informe?” Me dijo, yo asentí con la cabeza y dejé mi trabajo sobre su escritorio.

“¿Se encuentra bien?” Le pregunté con intriga.

“Sí, es solo que he tenido un mal día,” dijo casi jadeando, como si tuviera una dificultad enorme para decírmelo.

“Está bien, ¿se le ofrece algo más?”

“No, a menos que puedas hacer que mi esposa olvide la idea del divorcio,” Respondió de manera sarcástica.

No lo vi gracioso, tampoco una manera jactarse con ello. Eso me arrebató por completo de mi fantasía.

“Lo siento, jefe, pero creo que era lo mejor, ustedes solo peleaban y Karen solo lo dejaba mal frente a los demás empleados. Yo siempre he sido muy transparente con usted y pienso que lo mejor es que ustedes hayan terminado.”

Mis palabras no fueron reconfortantes para él. Era Obvio. El señor Arocha estaba demasiado ilusionado con reparar su relación. Estaba muy dedicado, pero su sueño se cayó a pedazo. De ese mal humor solo quedaron partículas de decepción. Despertó de su pesadilla al verme todavía parado frente a él.

“Gracias, te avisaré si necesito algo más.” Dijo y luego se concentró en su ordenador.

Salí de su oficina con un poco de pena. Jessica me observó expectante esperando saber lo que pasó. Yo solo me quedé callado respondiendo únicamente con ademanes. Me di cuenta en ese momento, que el único drama que íbamos a atestiguar era el de nuestro jefe confrontando su divorcio.

FIN

Texto traducido con Deepl | Text translated with Deepl

Posted Using InLeo Alpha



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That was very entertaining. I imagined you working hard to the music of the pirates of the Caribbean and imagining being one of them facing a fascinating adventure. It's a shame that your boss had such a difficult problem. These are the things that happen in life.

Thanks for sharing your experience.
Excellent day.

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I left that day feeling sorry for my boss, but the good thing is that he was able to get over that quickly.

Thanks for reading me and for your comment!

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This is good,it's one of the the most captivating stories have read so far today.
Hope Mr. Arocha found the courage to move on?

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It's sad when efforts to save a marriage prove abortive but like you said, it is all for the best.

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