[ESP-ENG] LA MARAVILLA ALADA
Foto de Maurits Bausenhart en Unsplash
Creo en el Dios de Spinoza, que nos revela una armonía de todos los seres vivos. No creo en un Dios que se ocupe del destino y las acciones de los seres humanos.
I believe in Spinoza's God, who reveals to us a harmony of all living beings. I do not believe in a God who deals with the destiny and actions of human beings.
— Albert Einstein
E S P A Ñ O L
LA MARAVILLA ALADA
La gente se acumulaba en el centro de la calle, llegaban como moscas a un trozo de carne después escuchar el fuerte y estridente ruido. Un niño jalado por su madre, no dejaba de señalar la aglomeración. Las personas desde el parque avistaban pasmadas el humo que se elevaba. Las voces no paraban y el ruido de algunos autos corrompió el silencio del centro. Se tomaron fotografías y se grabaron videos desde los celulares. Las autoridades y el cuerpo de paramédicos llegaron, apartaron a la multitud con celeridad mientras hacían su trabajo. Al ver lo que pasaba, se sorprendieron, pensaron que había sido otro accidente habitual en la ciudad.
Ante ellos se encontraba una criatura alada, con forma de hombre y cuerpo musculado. Su piel era gris y sus ojos rojos; un color bastante particular. Tenía las uñas largas como garras, y un pelo color marrón cubría sus piernas como un pantalón. Sus alas lepidópteras eran enormes, y oscuras como las de una polilla. Los oficiales y los paramédicos no sabían que hacer, pero habían recibido órdenes de llevar a la víctima a un centro de atención médica y así lo hicieron.
La gente no dejaba de tomar fotos y grabar mientras se llevaban a la criatura. Los paramédicos analizaban el cuerpo y notaron que su presión era baja. De su visión no podían decir nada, pues era diferente al del ojo humano. Su piel era muy dura como la de una piedra, las agujas tradicionales no podían penetrarla.
—¡Parece que lo perdemos! ¡Debemos hacer algo rápido! —Gritó una mujer paramédica de apellido Castañeda.
—¡No podemos hacerle una intravenosa! —Exclamó otro de apellido García—. Y si así fuera, no sabemos si reaccionará bien al medicamento.
Castañeda sacó una navaja de su bolsillo y, con fuerza, abrió la piel de la criatura dejándole una lesión. Al ver que brotaba sangre roja, sintió una especie de alivio.
—¡Es roja! —Voceó—, significa que es hemoglobina.
Tomó una jeringa e inyectó el medicamento justo donde hizo la herida. El auto de la ambulancia aceleraba con precipitación hacia el centro médico. Los paramédicos no dejaban de analizar a la criatura mientras tanto, hasta que se percataron aliviados de que su presión se había equilibrado.
La criatura por un instante, abrió los ojos y miró fijamente los ojos castaños de la paramédico Castañeda. Se quedaron fijos el uno al otro por un largo rato hasta que llegaron al centro médico. Allí, un grupo de médicos y asistentes los esperaban ansiosos. Al ver a la criatura, se quedaron pasmados, pero debían continuar con las ordenes que les habían dado. Transportaron al desconocido frenéticamente al interior del centro médico. Castañeda lo acompañó durante el trayecto, aunque sabía que ya no tenía nada que hacer ahí, sin embargo, los demás no se percataron de su presencia, pues aún estaban anonadados por la maravilla que tenían enfrente.
Lo llevaron a un cuarto especial donde el acceso era restringido. Castañeda se quedó esperando afuera de la habitación para ver si obtenía alguna novedad sobre la criatura. Tras haber pasado un rato, García apareció.
—Castañeda, ¿Qué haces? Debemos irnos, ya cumplimos con nuestro trabajo aquí.
—Continúen ustedes… —Profirió la paramédico— yo me quedaré hasta saber noticias de la criatura.
—¿Estás loca? Te harán un llamado de atención si lo haces.
—Ni siquiera notaran que estaré aquí toda la tarde. ¿No lo entiendes, García? Esto es muy grande. No sé qué es o de donde proviene esa criatura, pero me gustaría averiguarlo—. Termina sus palabras apretándose el pecho con las manos.
—Está bien, has lo que quieras—. García se aleja y Castañeda no le presta ni la más mínima atención. Se quedó en ese pasillo esperando por horas, hasta que vio al jefe de médicos del departamento salir de la habitación.
—Debemos dejarlo preparado antes de que «ellos» lleguen—. Demandó el hombre mientras Castañeda escuchaba muy de cerca. Ella se quedó reflexionando por un momento: ¿Quiénes vendrán a buscarlo? ¿El gobierno? ¿Un servicio secreto? ¿A dónde lo llevarán?
Castañeda necesitaba ver una vez a la criatura, por lo que entró en uno de los cuartos del centro médico, tomó una bata blanca y luego entró a la habitación donde él se encontraba. Recorrió un enorme pasillo hasta que llegó a una vitrina donde pudo vislumbrar a la criatura, la cual se hallaba conectada a tubos, las alas inmovilizadas y los brazos llenos de heridas por varias intravenosas.
En su corazón sentía que él sufría así que decidió ayudarlo. Usó su astucia para engañar a la enfermera en turno y esta le permitió el acceso al pequeño cuarto donde estaba confinada la criatura. De nuevo lo miró a los ojos, aunque estos estaban cerrados. Posó su mano en su pecho y al instante él despertó. Volvió a mirarla a los ojos, esta vez con más intensidad. Castañeda no podía dejar de ver esos ojos rojos, pero algo debía hacer, pues aparentemente la criatura sufría. Comenzó a desconectarlo de las máquinas para ayudarlo, y cuando estuvo a punto de terminar, un grupo de oficiales y médicos llegaron para detenerla.
—¡Oiga! ¿Qué está haciendo? —Gritó el jefe de los médicos. Cuando los oficiales se acercaron para apresarla, la criatura se levantó de la camilla y extendió sus enormes alas, luego liberó un grito ensordecedor. Los oficiales quedaron pasmados y retrocedieron varios pasos. La criatura tomó a Castañeda y luego se elevó por los aires atravesando el techo.
Volaron sobre la ciudad, Castañeda no podía creer lo que estaba pasando. Se aferró con fuerza al cuerpo de la criatura, mientras veía asustada hacia abajo. Todos avistaron su escape, mientras el jefe de los médicos ardía de rabia. Castañeda tenía miedo, pero se sentía segura a la vez, sabía que debía proteger a la criatura como de lugar.
FIN
E N G L I S H
THE EMERALD JEWEL
People piled up in the center of the street, arriving like flies to a piece of meat after hearing the loud and strident noise. A child, pulled by his mother, kept pointing at the agglomeration. The people from the park were astonished to see the smoke rising. The voices did not stop and the noise of some cars corrupted the silence of the center. Photographs were taken and videos were recorded from cell phones. The authorities and the paramedic corps arrived, quickly pushed the crowd aside as they did their job. When they saw what was happening, they were surprised, they thought it had been another regular accident in the city.
Before them stood a winged creature, shaped like a man with a muscular body. His skin was gray and his eyes were red; a rather peculiar color. He had long claw-like nails, and brown hair covered his legs like pants. Its lepidopterous wings were huge, and dark like those of a moth. The officers and paramedics didn't know what to do, but they had received orders to take the victim to a medical facility, and so they did.
People kept taking pictures and filming as the creature was taken away. The paramedics analyzed the body and noticed that his blood pressure was low. They could not say anything about its vision, as it was different from that of the human eye. His skin was as hard as stone, and traditional needles could not penetrate it.
-It looks like we're losing him! We must do something fast! -shouted a female paramedic named Castañeda.
-We can't give him an IV! -And if we do, we don't know if he will react well to the medication.
Castañeda took a knife out of his pocket and, with force, cut open the skin of the creature, leaving an injury. When he saw red blood gushing out, he felt a kind of relief.
-It's red! -he called out, "it means it's hemoglobin.
He took a syringe and injected the medicine right where he made the wound. The ambulance car was speeding towards the medical center. The paramedics did not stop analyzing the creature in the meantime, until they were relieved to find that his pressure had equalized.
The creature, for an instant, opened its eyes and stared into the brown eyes of paramedic Castañeda. They stared at each other for a long time until they reached the medical center. There, a group of doctors and assistants were anxiously waiting for them. When they saw the creature, they were stunned, but they had to continue with the orders they had been given. They frantically carried the stranger into the medical center. Castañeda accompanied him during the journey, even though he knew he had no business being there, however, the others did not notice his presence, as they were still stunned by the marvel in front of them.
They took him to a special room where access was restricted. Castañeda waited outside the room to see if he could get any news about the creature. After a while, Garcia appeared.
-Castañeda, what are you doing? We must go, we have done our work here.
-You go on..." said the paramedic, "I'll stay here until I hear news about the baby.
-Are you crazy? They'll give you a wake-up call if you do.
-They won't even notice I'll be here all afternoon. -Don't you understand, Garcia? This is so big. I don't know what it is or where that creature came from, but I'd like to find out. He finishes his words by clutching his hands to his chest.
-All right, do what you want. García walks away and Castañeda does not pay the slightest attention to him. He stayed in that hallway waiting for hours, until he saw the chief physician of the department leave the room.
-We must get it ready before "they" arrive. The man demanded as Castañeda listened closely. She pondered for a moment: Who will come for him? The government? A secret service? Where will they take him?
Castañeda needed to see the creature once, so she went into one of the rooms of the medical center, grabbed a white coat and then entered the room where he was. He walked down a huge hallway until he came to a glass case where he caught a glimpse of the creature, which was connected to tubes, its wings immobilized and its arms full of wounds from several IVs.
In her heart she felt that he was suffering so she decided to help him. She used her cunning to trick the nurse on duty and the nurse allowed her access to the small room where the creature was confined. Again she looked into his eyes, although they were closed. She placed her hand on his chest and instantly he awoke. He looked into her eyes again, this time with more intensity. Castañeda could not stop looking at those red eyes, but something had to be done, for apparently the creature was suffering. She began to disconnect him from the machines to help him, and when she was about to finish, a group of officers and doctors arrived to stop her.
-Hey, what are you doing? -the chief doctor shouted. As the officers approached to seize it, the creature rose from the stretcher and spread its huge wings, then let out a deafening scream. The officers were stunned and backed up several steps. The creature grabbed Castañeda and then soared into the air through the roof.
They flew over the city, Castañeda could not believe what was happening. She clung tightly to the creature's body as she looked down in fear. Everyone watched her escape, while the chief doctor burned with rage. Castañeda was afraid, but she felt safe at the same time, she knew she had to protect the creature no matter what.
THE END
Escrito por @universoperdido. 16 de Julio del 2022
Written by @universoperdido. July 16, 2022
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Muy buen relato, felicitaciones.
Muchas gracias, amigo.
Una mezcla de hechos surreales tratados con sencillez e integrados a la comprensión humana con cierta naturalidad y misterio, como se se tratara de algo habitual y mundano. Un cierre espectacular que te deja desconcertado. Bien hecho @universoperdido, buen estilo de escritura
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