[ESP - ENG] El Olvidado
Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.
— Anatole France
Todo se fue perdiendo como un escrito sobre la arena; mis pensamientos, mis ganas de continuar, mi esperanza. Existe una frase icónica para los desesperanzados que me gusta mucho repetir: “Todos los nobles serán recompensados.”
No nací con actitud noble y tampoco pretendí serlo. Mis facciones horrendas se pronuncian por la falta de vida y mi boca ya parece la de una anguila. Mi piel imperceptible palideció; plateada como la luna. Mis ojos ambarinos se volvieron grises y mi cabello transparente como el agua.
Mis piernas desaparecieron y el resto de mis extremidades acabaron intangibles. Mi relación con el entorno era bastante peculiar; pues, aunque ya no funcionaban mis sentidos, podía percibir ciertas cosas como el sonido de la voz humana.
Sí, he perdido todo contacto con la naturaleza, y solo en circunstancias efímeras puedo apreciar la melodía murmurante del viento, o sentir el suelo de madera vieja por el que deambulo, o recibir el rechinido que emiten los objetos al expandirse.
Soy como un espectro sin lamento que se pasea por las direcciones de un mundo irreal y vertiginoso. Aquellos que aún viven en materia desdeñan mi naturaleza fantástica y sobrenatural, y huyen despavoridos al sentir mi presencia fría y vaporosa.
Me he quedado solo por todos estos siglos en esta casa siniestra y arruinada. El tiempo no supo tratarla bien, dejando que las alimañas se apoderaran de los objetos, las habitaciones y las aberturas.
Todos le temen a esta pequeña casona ubicada en una granja más seca que un desierto. Los herederos intentaron repartirse las tierras, pero luego lo pensaron mejor y decidieron dejarlo como hipoteca.
Ni el banco quiso recibir esta propiedad como garantía, ya que les pareció tan fútil que prefirieron una cuantía justa. Me pareció una lástima, pues pensé que por fin tendría algo de compañía; la soledad es pesada, incluso para los muertos.
Y así pasaron los años y yo seguía allí, atrapado entre ventiscas ilusorias y esperanzadoras de algún día poder ser libre. En ocasiones, cuando podía percibir al viento, escuchaba varias veces el nombramiento de un apodo que se refería a mí: “El olvidado”, sí, ese era mi alias, ya que no recuerdo mi verdadero nombre cuando vivía y por qué estoy aquí.
He rezado infinitas plegarias para que un alma generosa me liberara de la ominosa soledad que me condenaba, y me deje ir a ese lugar; donde dicen que todas las almas son felices y todos sus anhelos se cumplen.
El tiempo pasó tan lento para mí que no tuve otra opción que acostumbrarme. Había nombrado a cada objeto; cada cuadro colgado en la pared, cada mesita, cada mueble y cada vaso y tetera abandonada en la repisa. La eternidad me permitió adquirir más conocimiento para no quedar atrapado en una sola línea de tiempo.
Un día, mientras reclamaba los rayos tenues de un sol matinal, escuché una voz; era la de una mujer joven y, al acercarse, pude divisar lo hermosa que era. Llevaba un sombrero de mimbre con un lazo azul alrededor, su cabello era corto, rizado y del color de las castañas. Llevaba anteojos enormes como dos espejos transparentes. Su cuerpo era esbelto, y su vestimenta exponía que era una chica reservada.
No sé si fue por el largo tiempo que llevaba sin ver a una persona, pero me impresioné; sentí que estaba en presencia de un ser más sobrenatural que yo. Ella entró al lugar observándolo todo como una niña curiosa. Susurró palabras casi imperceptibles, excepto por una que si pude entender: “Familia”.
Comenzó a explicar en un monólogo lo feliz que se sentía por estar en el lugar de origen de su familia. Después lo entendí todo, ella era la hija de alguno de los herederos.
Ella no me percibía; no sentía ni un atisbo mordaz de mi naturaleza fría. Era la primera vez que me topaba con una persona insensible ante mi presencia. Sacó una fotografía de su bolsillo, sonrió, pude divisar en ella la imagen de un hombre muy familiar.
Conjuró algunas palabras, entre ellas un nombre. Sentí cómo me congelaba en aire al terminar ella su oración. Lo comprendí todo, esa chica era mi tataranieta, inmediatamente reconocí su rostro, ya que era parecido al de mi esposa.
Lo recordé todo; a mi familia, los objetos, a las plantas que cultivábamos en aquella tierra cuando aún era fértil. Una luz me vino encima y una voz me invocaba. Sentí calidez; había olvidado como se percibía. Ascendí hacia los círculos luminosos, dejando por fin aquella prisión. La única vez que volví, fue para proteger a mi querida nieta.
FIN
All changes, even the most eagerly awaited, bring with them a certain melancholy.
— Anatole France
Everything was lost like a piece of writing on the sand; my thoughts, my desire to continue, my hope. There is an iconic phrase for the hopeless that I like to repeat a lot: "All the noble will be rewarded."
I was not born with a noble attitude, nor did I pretend to be. My hideous features are pronounced by lifelessness and my mouth already looks like that of an eel. My imperceptible skin paled; silver as the moon. My amber eyes turned gray and my hair transparent as water.
My legs disappeared and the rest of my limbs became intangible. My relationship with my surroundings was quite peculiar; although my senses no longer worked, I could perceive certain things such as the sound of the human voice.
Yes, I have lost all contact with nature, and only in ephemeral circumstances can I appreciate the murmuring melody of the wind, feel the old wooden floor on which I wander, or receive the creaking of objects as they expand.
I am like a specter without lament that wanders through the directions of an unreal and vertiginous world. Those who still live in matter disdain my fantastic and supernatural nature and flee in terror when they feel my cold and vaporous presence.
I have remained alone for all these centuries in this sinister and ruined house. Time did not know how to treat it well, letting vermin take over the objects, the rooms, and the openings.
Everyone is afraid of this small house located on a farm drier than a desert. The heirs tried to divide the land, but then thought better of it and decided to leave it as a mortgage.
Even the bank did not want to receive this property as collateral, as it seemed so futile that they preferred a fair amount. I thought it was a pity, for I thought I would finally have some company; loneliness is heavy, even for the dead.
And so the years passed and I was still there, trapped between illusory and hopeful blizzards of someday being free. Sometimes, when I could perceive the wind, I heard several times the naming of a nickname that referred to me: "The forgotten one", yes, that was my alias, since I do not remember my real name when I lived and why I am here.
I have said infinite prayers for a generous soul to free me from the ominous loneliness that condemned me, and let me go to that place; where they say all souls are happy and all their longings are fulfilled.
Time passed so slowly for me that I had no choice but to get used to it. I had named every object; every picture hanging on the wall, every little table, every piece of f and re and every glass and teapot left on the shelf. Eternity allowed me to gain more knowledge so that I was not trapped in a single timeline.
One day, while reclaiming the morning sun, I heard a voice; it was that of a young woman and, as she approached, I could make out how beautiful she was. She wore a wicker hat with a blue ribbon around it, her hair was short, curl,y and the color of chestnuts. She wore huge glasses like two transparent mirrors. Her body was slender, and her dress exposed that she was a reserved girl.
I don't know if it was because of the long time I had not seen a person, but I was impressed; I felt that I was in the presence of a being more supernatural than me. She entered the place observing everything like a curious child. She whispered almost imperceptible words, except for one that I could understand: "Family".
She began to explain in a monologue how happy she was to be in her family's place of origin. Then I understood it all, she was the daughter of one of the heirs.
She didn't sense me; she didn't feel a biting hint of my cold nature. It was the first time I had ever encountered a person who was insensitive to my presence. She took a photograph out of her pocket, and smiled, I could make out in it the image of a very familiar man.
He conjured up a few words, including a name. I felt myself freeze in the air as she finished her sentence. I understood everything, that girl was my great-great-granddaughter, I immediately recognized her face, as it was similar to my wife's face.
I remembered everything; my family, the objects, the plants we cultivated in that land when it was still fertile. A light came upon me and a voice called out to me. I felt warmth; I had forgotten how it was perceived. I ascended towards the luminous circles, finally leaving that prison. The only time I returned was to protect my beloved granddaughter.
https://twitter.com/relatos118/status/1662222255173275649?t=Kp9uSJIogZIBgq6kxjQUEg&s=19
#Posh
Your story of forgetfulness is very interesting. Have a nice day.
Thank you very much ☺️