[ESP-ENG] CAMPO DE CALABAZAS (IV)
Foto de Defri Enkasyarif en Unsplash
La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura.
Simplicity and naturalness are the supreme and ultimate goal of culture.
— Friedrich Nietzsche
E S P A Ñ O L
CUARTA PARTE
Padre
Pasaron ya casi cuatro horas, me había quedado dormido en el autobús pues el cansancio era abrumador. Le había dicho al chofer que me dejara justo en la parada Los Llanos, pero lo olvidó y siguió de largo más allá de ese punto. Afortunadamente unos pasajeros pidieron la parada al instante en que yo desperté.
Me bajé, miré al chofer con desprecio por haberme dejado algo lejos y luego vislumbré el extenso muro de monte. Hacía mucho calor, pero soplaba una brisa casi fresca que era menos caliente que el entorno. Respiré hondo y me armé de valor para atravesar el monte.
La ruta no era la planificada, pero según las indicaciones del mapa del profesor Mendoza, si seguía derecho sin desviarme, llegaría hasta un riachuelo donde yace un viejo molino de agua. No había perdida desde ese punto, el único inconveniente era que debía caminar como una hora más o menos.
Seguí adelante. No sé cuantos minutos pasaron, pero había atravesado por completo la extensa pared de hierba alta. Llegué a unos campos quemados cubiertos por heno pálido, los cuales brillaban de acuerdo a la intensidad de la luz del sol. Caminé en línea recta un rato más hasta que vislumbré el riachuelo y el viejo molino; casi estaba seco y la madera de la estructura se veía deteriorada.
Decidí descansar allí, saqué una bebida de mi mochila y un trozo de pan con queso.
—¡Qué horror, está caliente! —Dije quejándome de la bebida que tomaba. Mientras miraba hacia el horizonte y el largo camino que aún me tocaba recorrer, escuché un ruido muy extraño, como el de un animal sobre el heno.
—¿Quién anda ahí? —Vociferé asustado. Vislumbré una sombra que se alejaba. Di cuatro pasos hacia atrás sigilosamente, para luego dar media vuelta y correr, pero alguien me sujetó por la espalda y me colocó un pañuelo en el rostro.
Agité todo mi cuerpo tratando de liberarme, pero fue inútil. El fuerte olor del pañuelo hizo que me desmayara y quedé inconsciente. No sé cuánto tiempo pasó, solo recuerdo que soñaba con mi madre corriendo de la casa llorando. Pensé que fue por mi culpa, pues había leído mi carta y lo lógico es que salió a buscarme.
Recobré lentamente la conciencia y vislumbré en primer lugar una ventana, de ella emanaba una tan luz intensa que tuve que cubrir mis ojos con mis manos; quizás estaba fotosensible por la rara droga que me indujeron. Contemplé a mi alrededor y reconocí que estaba en una especie de cabaña. Todo estaba hecho de madera, había una mesa, una pequeña cocina, una cama individual sobre la que yo me hallaba y un mueble.
Junto a mí, se encontraba un hombre sentado con un costal de hortalizas cubriendo su rostro. Tenía dos huecos para los ojos y un dibujo en el centro de su antifaz con forma de calabaza. Al verlo me asusté y traté de salir corriendo, pero mi cuerpo aún estaba dopado por los efectos de la droga.
—¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? —Le pregunté a mi secuestrador. Él se levantó de su silla y se descubrió el rostro. Al verlo fijamente a los ojos, noté algo familiar; como si ya lo hubiera visto antes, y al instante lo reconocí por una de las fotografías que hallé de mi madre en el sótano. Este hombre estaba junto a ella, se veían muy felices, así que pensé que él podría proporcionarme información o matarme.
—¡Esteban! —Emitió el hombre con rabia—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso tu madre vino contigo? ¿No sabes el peligro que corres? —Sus interrogantes solo me dejaron más confundido.
—¿Sabe mi nombre? ¿Quién es usted?
—No lo sabes… —Alivianó su voz repentinamente—. Claro, era lo mejor que no lo supieras, pero creo que es momento de que sepas la verdad.
Palidecí, no entendí lo que quería decirme. El hombre se acercó a mí, tomó una de mis manos y la colocó en su rostro.
—Soy yo, mírame bien, Esteban. Soy… soy tu padre.
En ese instante mi mente quedó pasmada por un segundo, lo miré a los ojos y reconocí que eran iguales a los míos; con ese color particular ambarino. Tenía todo el sentido del mundo, la foto con mi madre; ambos sonrientes y abrazándose, era prueba más que suficiente para refutar su verdad.
—Eres… ¡Eres tú! —Me abalancé a él y le di un fuerte abrazo—. ¡No sabes cuánto he anhelado conocerte! —. Las lágrimas se me escaparon con celeridad.
—Lo sé, hijo, lo sé. Pero no debiste venir. Corres peligro aquí, tuve suerte de encontrarte primero al verte salir del monte de hierba. Te reconocí al instante, eres tal cual como en la última foto que me envió tu madre.
—¿Todavía mantienes contacto con ella?
—Así es, —se da la vuelta y observa por la ventana— cada seis meses nos enviamos cartas, haciéndonoslas llegar gracias a terceros de confianza, ya que es muy peligroso sacar o meter cualquier cosa a este lugar, sin embargo, sí que vale la pena.
» Ahora, contéstame a lo que te pregunté, ¿qué estás haciendo aquí?
—Vine a conocerte. No podía soportar más esta zozobra de que mi madre me estuviera ocultando cosas.
—¿Quieres decir que viniste solo? ¿Ella no vino contigo?
—No…, pero le dejé una carta para que supiera que vine aquí.
—Ay, Esteban, de verdad no debiste venir aquí, aunque me alegra por fin conocerte en persona, tu vida corre peligro.
—Ya es la tercera vez que me lo dices papá, ¿qué está pasando aquí?
Mi padre miró hacia la puerta un instante con el rostro serio; como si alguien se asomara.
—Te lo explicaré más tarde. Debo volver a los limites, si se dan cuenta que no estoy en mi puesto de vigilancia me castigarán. Volveré tan pronto como pueda, hijo. No quiero que salgas, si te llegan a ver seguro te lastimarán. Aquí hay suficiente comida por si se te antoja algo, solo no enciendas el horno.
—¡Papá, espera! —Lo detuve antes de que abriera la puerta—. ¿Por qué no viniste con nosotros? ¿Con mamá y conmigo?
El exhaló un suspiro y su rostro pareció llenarse de tristeza.
—Era la única forma para que tu madre huyera. Ciertamente fue muy duro, así es, pero era un sacrificio que tuvimos que aceptar para que pudieras vivir.
Quedé en suspenso por la respuesta, y a la vez aliviado, pues ya sabía que mi padre no nos había abandonado o que es una persona mala. Todo esto para protegernos, pero, ¿por qué? Y mientras observaba como mi padre cruzaba la puerta, yo me ensimismé en mis preguntas: ¿Acaso cometí una estupidez al venir a Brasazul y puse en peligro mi vida y la de mis padres? Ciertamente valió la pena, sin embargo, sentía miedo por las cosas que pudieran pasar de ahora en adelante.
CONTINUARÁ...
E N G L I S H
PART FOUR
Father
It was almost four hours later, I had fallen asleep on the bus because the fatigue was overwhelming. I had told the driver to drop me off right at the Los Llanos stop, but he forgot and continued on past that point. Fortunately some passengers requested the stop the instant I woke up.
I got off, looked at the driver with contempt for having left me a bit far away and then glimpsed the extensive wall of bush. It was very hot, but there was an almost cool breeze blowing that was less hot than the surroundings. I took a deep breath and plucked up the courage to cross the bush.
The route was not the planned one, but according to the indications on Professor Mendoza's map, if I continued straight ahead without deviating, I would reach a stream where an old water mill lies. There was no loss from that point, the only drawback was that I had to walk for about an hour or so.
I kept going. I don't know how many minutes passed, but I had completely crossed the extensive wall of tall grass. I came to some burnt fields covered with pale hay, which glowed according to the intensity of the sunlight. I walked in a straight line for a while more until I glimpsed the stream and the old mill; it was almost dry and the wood of the structure looked deteriorated.
I decided to rest there, took a drink out of my backpack and a piece of bread with cheese.
-How awful, it's hot! -I said complaining about the drink I was drinking. As I was looking towards the horizon and the long road I still had to walk, I heard a very strange noise, like an animal in the hay.
-Who's there? -I shouted in fright. I glimpsed a shadow moving away. I stealthily took four steps backwards, then turned and ran, but someone grabbed me from behind and put a handkerchief over my face.
I shook my whole body trying to free myself, but to no avail. The strong smell of the handkerchief made me faint and I became unconscious. I don't know how much time passed, I only remember dreaming about my mother running out of the house crying. I thought it was my fault, as she had read my letter and the logical thing to do was to go out looking for me.
I slowly regained consciousness and first glimpsed a window, from it emanated such an intense light that I had to cover my eyes with my hands; perhaps I was photosensitive because of the rare drug that induced me. I looked around me and recognized that I was in a kind of hut. Everything was made of wood, there was a table, a small kitchen, a single bed on which I was lying and a piece of furniture.
Next to me was a man sitting with a sack of vegetables covering his face. He had two holes for his eyes and a drawing in the center of his mask in the shape of a pumpkin. When I saw him I got scared and tried to run away, but my body was still doped up from the effects of the drug.
-Who are you? Why am I here? -I asked my kidnapper. He got up from his chair and uncovered his face. As I stared into his eyes, I noticed something familiar; as if I had seen him before, and instantly recognized him from one of the photographs I found of my mother in the basement. This man was standing next to her, they looked very happy, so I thought he could either provide me with information or kill me.
-Esteban! -What are you doing here? Did your mother come with you? Don't you know the danger you are in? -His questions only made me more confused.
-Do you know my name? Who are you?
-You don't know... -Suddenly his voice lightened. Of course, it was best that you didn't know, but I think it's time you knew the truth.
I blanched, I didn't understand what he wanted to tell me. The man approached me, took one of my hands and placed it on his face.
-It's me, take a good look at me, Esteban. I am... I am your father.
In that instant my mind was stunned for a second, I looked into his eyes and I recognized that they were the same as mine; with that particular amber color. It made all the sense in the world, the picture with my mother; both smiling and hugging each other, was more than enough proof to disprove its truth.
-It's... It's you! -I rushed over to him and gave him a tight hug. You don't know how much I've longed to meet you! -. Tears escaped me quickly.
-I know, son, I know. But you shouldn't have come. You are in danger here, I was lucky to meet you first when I saw you coming out of the grassy knoll. I recognized you instantly, you look just like the last picture your mother sent me.
-Are you still in contact with her?
-That's right, -he turns around and looks out the window, "every six months we send each other letters, getting them to each other thanks to trusted third parties, as it is very dangerous to take anything out or bring anything into this place, however, it does pay off.
"Now, answer me what I asked you, what are you doing here?
-I came to meet you. I could no longer bear this uneasiness that my mother was keeping things from me.
-You mean you came alone? She didn't come with you?
-No..., but I left her a letter to let her know I came here.
-Oh, Esteban, you really shouldn't have come here, although I'm glad to finally meet you in person, your life is in danger.
-That's the third time you've told me that, Dad, what's going on here?
My father looked at the door for a moment with a serious face; as if someone was peeping in.
-I'll explain later. I must return to the boundaries, if they find out I'm not at my guard post they will punish me. I'll be back as soon as I can, son. I don't want you to go out, if they see you they will hurt you for sure. There's plenty of food here if you get a craving, just don't turn on the oven.
-Dad, wait! -I stopped him before he opened the door, "Why didn't you come with us? With mom and me?
He exhaled a sigh and his face seemed to fill with sadness.
-It was the only way for your mother to run away. It was certainly very hard, that's right, but it was a sacrifice we had to accept so you could live.
I was left in suspense by the answer, and at the same time relieved, because I already knew that my father had not abandoned us or that he is a bad person. All this to protect us, but why? And as I watched my father walk through the door, I became engrossed in my questions: Did I do something stupid by coming to Brasazul and endanger my life and that of my parents? It was certainly worth it, but I was afraid of what might happen from now on.
https://twitter.com/relatos118/status/1556987844299821059
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very good story I hope to continue reading your story
Una conmovedora historia que mueve la pasión por la lectura.