El proyecto del Dr. Siniestro (Primera parte) [ESP-ENG]
PRIMERA PARTE
EPINEURA
Pensaba que mi vida cambiaria fortuitamente al conocer al doctor Álvaro Siniestro; una de las mentes más brillantes de nuestro país. Yo apenas era un joven estudiante con un futuro prometedor, con excelentes calificaciones que me llevaron a ser notado por un hombre inteligente que buscaba el progreso de la humanidad. Sabía que mi vida no sería la misma desde que él mismo me escogió, ¡y no me equivoqué!, sin embargo, mi mente inocente, opacada por la idolatría hacia mi mentor, jamás pensó que la ruina tocaría los portales de mi vida.
Trabajé con el doctor Siniestro en el Hospital Psiquiátrico de Tristán. Su laboratorio, bien equipado con la más alta tecnología, proporcionaba de forma solvente y eficaz sus estudios y experimentos en neurociencias. El doctor llegaba cada mañana con una sonrisa a las puertas del hospital. Tenía una buena relación con los demás doctores, enfermeros y pacientes. Se servía su taza de café oscuro sin azúcar y se sentaba en el enorme sillón de su consultorio revisando historiales e informes de ensayos clínicos.
Siempre salía muy tarde en la noche, a veces se quedaba a dormir en los dormitorios del hospital, pues era divorciado, vivía solo, su único hijo ya era mayor de edad e iba a la universidad. Un hombre de cuarenta y tres años, alto y de mirada dócil, sus amantes eran su trabajo y los proyectos que elaboraba gracias a la empresa Apolo, su única benefactora y una de las más poderosas del país.
Hace cuatro meses presentó su última propuesta a sus inversores, la cual, según sus palabras, lograría erradicar la esquizofrenia, la demencia y el delirio crónico como principales enfermedades mentales. Expuso aquel proyecto como una mina de oro, que traería millones de dólares a la empresa Apolo. No se había visto tanta impresión en los rostros de las personas, desde la presentación de la lobotomía, y en mi corazón, deseaba con todas mis fuerzas de que aquella propuesta no corriera la misma suerte.
Desde que se presentó el proyecto, los avances no tuvieron los resultados esperados, sin embargo, el doctor Siniestro estaba muy tranquilo, pues tenía una muy estrecha relación con los altos mandos de la empresa Apolo, quienes le aseguraban sus entradas dinero para el proyecto, pero la presión comenzó a aruñar nuestro entorno, y las cosas ya no eran lo mismo como en los primeros dos meses, sin embargo, el doctor Siniestro mantenía esa actitud tranquila y positiva, tomando su sorbo de café cada mañana con aquella inalterable paz; era como si toda la preocupación y el miedo me lo dejara a mí, convirtiéndome en un nido de espanto.
Una mañana, recibimos una visita inesperada. Yo me encontraba en el laboratorio recopilando datos y resultados de pruebas con algunos pacientes, hasta que recibí una llamada del intercomunicador de la enfermera de recepción.
—Hola, Romano —dijo Beatriz, la recepcionista—, aquí hay una mujer que dice venir de parte de la empresa Apolo y quiere hablar con el doctor Siniestro.
Tragué saliva en ese momento. Al instante me tembló la mano izquierda, cada vez que recibíamos una visita de alguien de Apolo, sentía que todo lo que habíamos trabajado se iba acabar, pero me calmé y contesté con toda naturalidad.
—Sí, hazla pasar.
Después de colgar, corrí rápidamente a la oficina del doctor Siniestro para contarle.
—Tranquilo, Romano, ya sabía que alguien vendría hoy —Me confesó con total tranquilidad.
—¿Qué…? ¿Por qué no me dijo?
—Porque no tendrá importancia esta reunión —Aseguró levantándose de su cómodo sillón y asomándose por la ventana—. Será lo mismo de siempre, una charla corta sobre el proyecto que estamos haciendo, nuestros estudios y ciertos avances. Lo haré tan complicado que aquella mujer que se aproxima tendrá material suficiente para decirle a su jefe.
En ese momento, tocaron la puerta de la oficina. El doctor me hizo un ademán para que me apresurara a abrir la puerta. Al hacerlo, la vi. Era una mujer muy guapa, de contextura regordeta y cabello rubio teñido. Tenía una mirada penetrante y una presencia imponente. No tenía la apariencia de una joven asistente, pues denotaba una seguridad y profesionalismo característicos de un líder.
—Buenos días, mi nombre es Sofía Vargas y soy la nueva coordinadora de auditoría de Apolo. Doctor Álvaro Siniestro, no se imagina que gusto me da conocerlo.
Quedé boquiabierto ante aquella revelación, y al observar al doctor Siniestro, noté que su cara de sorpresa era aún peor que la mía.
—Disculpe mi cara de sorpresa, señorita Vargas, pero pensé que Josué seguía siendo el coordinador de auditoría. —Respondió el doctor con voz calmada.
—Oh, sí, bueno, hace un mes que ya no está en el cargo. Recientemente lo he ocupado yo y ahora estoy haciendo un recorrido por todos los lugares financiados por la empresa. Sé que el señor Martínez tenía una muy buena relación con usted, doctor, espero que entre nosotros ocurra igual.
—Lo mismo digo, señorita —respondió el doctor asintiendo con la cabeza.
—Y bien, quería venir yo personalmente a ver como va su nuevo proyecto que está siendo financiado por Apolo. Según tengo entendido, usted presentó esta proeza hace cuatro meses a la junta directiva, pero no ha presentado ningún avance o informe de como va su trabajo, cualquier persona pensaría que es algo inusual, ¿no le parece?
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El tono incisivo y sarcástico de la señorita Vargas parece que molestó al doctor Siniestro. Su mirada se endureció. Su semblante corrido ahora tenía un aspecto más áspero. Era evidente que la seriedad había tocado finalmente su ímpetu.
—Ya le había explicado eso a Josué y a los demás miembros de la junta. Lo que estoy haciendo es muy arduo y no se puede obtener resultados tan pronto. Les dije que esperaran un año antes de recibir un resultado inminente.
—¿Sin ningún informe o avance? ¿Cómo sabemos que el procedimiento está dando resultado si usted no está siquiera dando un esbozo de lo que está haciendo?
Noté que el doctor jadeó en ese momento al verse expuesto a la mirada fulminante e interrogatorio corrosivo de la señorita Vargas.
—Mire doctor —prosiguió ella mientras se acomodaba de espaldas en su asiento—, yo a usted le tengo una alta estima por lo que usted es y representa, ¿cómo no hacerlo?, es una de las mentes más brillantes del país, pero no me deslumbra. Quizás sus logros y méritos eran suficientes para el señor Josué Martínez y por eso le permitía todos los fondos que quisiera, pero yo no soy él, y a mí sí me debe de rendir cuentas.
—No sé qué está insinuando, señorita —Respondió el doctor con cautela.
—Oh no, no me malentienda. Yo no estoy insinuando nada, pero debe entender que en estos momentos Apolo está atravesando una situación difícil. La familia Olivares, los dueños de la empresa y demás accionistas, han tenido que reforzar las cosas para no llevar a Apolo a la quiebra, por lo tanto, debemos asegurarnos que las inversiones rindan frutos.
—Le aseguro que ese dinero está muy bien invertido, tanto yo como mi asistente, aquí presente, hemos estado trabajando arduamente para mantener la confianza que la familia Olivares ha tenido en nosotros y en mi trabajo.
—Eso espero doctor, —contestó la señorita Vargas mientras se levantaba de su asiento—, como no tengo mucho tiempo, me gustaría que me otorgara algo para mantener satisfecha a la junta directiva por ahora.
—Si me da chance para mañana, le entregaré un informe detallado de lo que hemos estado haciendo hasta ahora.
—¡Perfecto! Espero entonces. Muchas gracias por su tiempo, doctor.
Mientras la mujer se iba, el ambiente se volvía cada vez menos tenso hasta que se calmó por completo.
—Escucha, Romano, encárgate de ese informe, por favor. Creo que ya hemos estado postergando esto mucho tiempo, es hora de continuar con la siguiente fase.
—¡Pero usted dijo que eso iba a tomar más tiempo! ¡El proyecto no tendrá efectividad si lo llevamos a la práctica abruptamente!
—¡De eso nada! —Detonó con voz ronca— Los ensayos clínicos han tenido un porcentaje favorable, sé que ha habido algunas complicaciones, pero sé que en la siguiente fase podremos corregirlos. Ahora, ¡no me contradigas más y haz ese informe de inmediato!
Asentí sin decir ninguna palabra, confiando en la tenacidad y sabiduría del doctor Siniestro. Rogaba que todo saliera bien, aunque un presentimiento arraigado en mi pecho no dejaba de palpitar con brutalidad.
FIN
PART ONE
EPINEURUS
I thought my life would change fortuitously when I met Dr. Alvaro Siniestro; one of the most brilliant minds in our country. I was just a young student with a promising future and excellent grades, which led me to be noticed by an intelligent man who sought the progress of humanity. I knew that my life would not be the same since he chose me, and I was not wrong, however, my innocent mind, clouded by idolatry towards my mentor, never thought that ruin would touch the portals of my life.
I worked with Dr. Siniestro at the Tristan Psychiatric Hospital. His laboratory, well equipped with the latest technology, provided his studies and experiments in neuroscience in a solvent and efficient manner. The doctor arrived each morning with a smile at the hospital doors. He had a good relationship with the other doctors, nurses and patients. He would pour his cup of dark coffee without sugar and sit in the huge armchair in his office reviewing charts and clinical trial reports.
He was always out late at night, sometimes sleeping in the hospital dormitories, because he was divorced, lived alone, and his only child was grown and in college. A forty-three-year-old man, tall and docile looking, his lovers were his work and the projects he was working on thanks to the Apollo company, his only benefactor and one of the most powerful in the country.
Four months ago he presented his latest proposal to his investors, which, according to his words, would eradicate schizophrenia, dementia, and chronic delirium as the main mental illnesses. He presented this project as a gold mine, which would bring millions of dollars to the Apollo Company. I had not seen such an impression on people's faces since the presentation of the lobotomy, and in my heart, I wished with all my strength that this proposal would not suffer the same fate.
Since the project was presented, the advances did not have the expected results, however, Dr. Siniestro was very calm, because he had a very close relationship with the Apollo company's top management, who assured him the money for the project, but the pressure began to sully our environment, and things were no longer the same as in the first two months, however, Dr. Siniestro kept that calm and positive attitude, taking his sip of coffee every morning with that unalterable peace; It was as if all the worry and fear was left to me, turning me into a nest of dread.
One morning, we received an unexpected visitor. I was in the lab collecting data and test results with some patients until I received a call from the reception nurse's intercom.
"Hi, Romano,” said Beatriz, the receptionist, ”here is a woman who says she comes from the Apollo company and wants to talk to Dr. Siniestro."
I swallowed saliva at that moment. Every time we received a visit from someone from Apollo, I felt that everything we had worked for was going to end, but I calmed down and answered naturally.
"Yes, send her in."
After hanging up, I quickly ran to Dr. Siniestro's office to tell him.
"Relax, Romano, I knew someone would come today,” he confessed to me calmly.
"What...? Why didn't you tell me?"
"Because this meeting will be of no importance,” he assured, getting up from his comfortable armchair and leaning out of the window." It will be the same as usual, a short talk about the project we are doing, our studies and some progress. I'll make it so complicated that the woman approaching will have enough material to tell her boss."
At that moment, there was a knock on the office door. The doctor motioned for me to hurry and open the door. As I did, I saw her. She was a beautiful woman, with a plump build and dyed blonde hair. She had a piercing gaze and an imposing presence. She did not have the appearance of a young assistant, for she exuded the confidence and professionalism characteristic of a leader.
"Good morning, my name is Sofia Vargas and I am Apollo's new audit coordinator. Doctor Álvaro Siniestro, you can't imagine how pleased I am to meet you."
My mouth dropped open at that revelation, and when I looked at Dr. Siniestro, I noticed his surprised face was even worse than mine.
"Excuse my surprised face, Miss Vargas, but I thought that Josué was still the audit coordinator." The doctor answered in a calm voice.
"Oh, yes, well, he has not been in the position for a month now. I recently took it over and now I am doing a tour of all the places financed by the company. I know that Mr. Martinez had a very good relationship with you, doctor, and I hope it will be the same between us."
"The same, Miss,” answered the doctor, nodding his head.
"Well, I wanted to come personally to see how your new project that is being financed by Apollo is going. As I understand it, you presented this feat four months ago to the board of directors, but you have not presented any progress or report on how your work is going, anyone would think that it is something unusual, don't you think?"
Ms. Vargas' incisive and sarcastic tone seemed to annoy Dr. Siniestro. His gaze hardened. His weathered countenance now had a harsher look to it. It was evident that seriousness had finally touched his momentum.
"I had already explained that to Joshua and the other board members. What I'm doing is very arduous and you can't get results so soon. I told them to wait a year before receiving an imminent result."
"How do we know the procedure is working if you are not even giving an outline of what you are doing?"
I noticed that the doctor gasped at that moment as he was exposed to the withering gaze and corrosive questioning of Ms. Vargas.
"Look doctor,” she continued as she settled back in her seat, ”I hold you in high esteem for what you are and what you represent, how could I not, you are one of the most brilliant minds in the country, but you do not dazzle me. Maybe your achievements and merits were enough for Mr. Josué Martínez and that is why he allowed you all the funds you wanted, but I am not him, and you should be accountable to me."
"I don't know what you are insinuating, Miss,” the doctor answered cautiously.
"Oh no, don't misunderstand me. I am not insinuating anything, but you must understand that Apolo is going through a difficult situation right now. The Olivares family, the owners of the company, and other shareholders have had to tighten things up to avoid bankrupting Apollo, therefore, we must make sure that the investments pay off."
"I assure you that this money is very well invested, both me and my assistant, here present, have been working hard to maintain the trust that the Olivares family has had in us and my work."
"I hope so doctor,” answered Ms. Vargas as she stood up from her seat, ”as I don't have much time, I would like you to give me something to keep the board satisfied for now."
"If you give me a chance tomorrow, I will give you a detailed report of what we have been doing so far."
"Perfect! I'll wait then. Thank you very much for your time, doctor."
As the woman was leaving, the atmosphere became less and less tense until it calmed down completely.
"Listen, Romano, take care of that report, please. I think we've been putting this off long enough, it's time to move on to the next phase."
"But you said it was going to take longer! The project will be ineffective if we implement it abruptly!"
"No way! The clinical trials have had a favorable rate, I know there have been some complications, but I know that in the next phase, we will be able to correct them. Now, don't contradict me anymore and make that report immediately!"
I nodded without saying a word, trusting in Dr. Siniestro's tenacity and wisdom. I prayed that everything would go well, even though a feeling rooted in my chest kept throbbing brutally.
THE END
Texto traducido con Deepl | Text translated with Deepl
Posted Using InLeo Alpha
Hola @universoperdido
Tu historia me intereso desde que comencé a leer. Tiene un gran suspenso y el final de esta primera parte me intrigó. Me encantaría leer la segunda parte.
Feliz tarde
Hola @popurri
Me alegra mucho que te haya gustado mi historia, prometo hacer las siguientes partes tan intrigantes como esta.
¡Gracias por leerme!
Well, what could go wrong? The lobotomy went perfectly well and this will not be the exception hahaha (Sarcasm).
I'm running to read the second part 🏃
Puedes imaginarte muchas cosas y hasta lo peor jajajaja