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La historia que están a punto de leer contiene escenas y personajes de libros pertenecientes a autores conocidos por muchos y desconocidos por otros. Se recomienda leer hasta el final.

La suave brisa del atardecer entraba ligeramente por la ventanilla del bus y alegraba el semblante del joven Darío. Recostado del espaldar del asiento observaba a través del cristal de la ventana como la luna empezaba a asomarse detrás de los árboles en el horizonte, empequeñeciendo cualquier objeto que contrastara con ella y recibiendo los últimos vestigios de los rayos del sol ocultándose bajo un cielo rojizo. «Que hermosa vista», pensó Darío.

Era uno de los pocos pasajeros que quedaban en aquella unidad de transporte esa tarde. A penas a un par de cuadras antes de llegar a su destino, el bus hace una parada y por aquella puerta ve entrar un vendedor ambulante que aún le quedaban mercancías rezagadas de ese día. Pasó por el estrecho pasillo antes de finalmente sentarse en los últimos asientos del bus, aromatizando el ambiente y dejando tras sus pasos intensos olores a inciensos, especies y demás condimentos haciendo que Darío expeliera el aire del interior de sus pulmones bruscamente en un repentino estornudo.

Los estandartes de las diversas casas del reino ondeaban en lo alto de los muros de las tribunas. El público presente, festejaba con aplausos y alaridos a aquellos caballeros que habían sido los mejores ese día y estaban a punto de disputar la final de la justa. «¿Qué hago aquí?» Pensó desconcertado Darío, cuando el frío empezó a recorrerle su cuerpo al ver tal multitud. Se encontraba a lomos de un corcel blanco y fornido protegido con una armadura rojiza y dorada, como la que el mismo llevaba puesta.

A poco más de unos cincuenta metros podía ver a su contrincante envuelto en una armadura brillante con tonos azulados, con una lanza del mismo color y tan larga como dos caballos juntos. El espécimen que montaba era igual de impresionante como el suyo pero de un color marrón intenso. Aquel caballero estaba en posición de ataque y a punto de salir a veloz carrera hacia él.

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Se escuchó una voz que provenía muy cerca de su posición que le preguntaba —¿Estás listo Príncipe? ¡Príncipe! Se sorprendió al escuchar esa palabra. El escudero procedió a entregarle la lanza, la cual sujetó como si supiera lo que hacía. En el lado contrario se escuchó el grito de su oponente al venir hacia él al galope. Miró la espuela de su bota derecha y golpeo el costado del caballo, saliendo ambos velozmente a un choque sin retorno con su oponente en el centro de la liza.

En medio de una feroz y prolongada contienda el príncipe ganó la justa y lo proclamaron campeón del torneo.

—¿y ahora qué? —Preguntó el príncipe a su escudero con una voz jadeante mientras se quitaba el yelmo, dejando resbalar las gotas de sudor de su rostro.

—Ha ganado príncipe Rhaegar —dijo el escudero.

—¡Rhaegar! ¿Es ese mi nombre? —Lo preguntó sorprendido en un leve susurro que el escudero no logró escuchar. ¿Que se supone que tengo que hacer ahora? —Preguntó más desconcertado aún.

—No lo sé joven príncipe, supongo que reclamar las rosas azuladas y saludar al rey.

Miró la tribuna principal y notó a caballeros nobles sentados junto al rey y al lado de cada uno de ellos, damas hermosas que supuso deberían ser esposas de aquellos lores o quizás parte de la familia real. No lo sabía. Las rosas aunque daban la impresión de ser únicas en su especie no parecían ser el mejor premio para un caballero y mucho menos para un príncipe, fue lo que pensó Darío convertido ahora en Rhaegar, así que extendió su lanza con la corona de rosas y se la entregó a una mujer en señal de caballerosidad y aunque ésta no parecía tener la misma delicadeza de las demás damas, para el ganador, no dejaba de ser hermosa.

Un joven caballero fornido que estaba junto a aquella mujer, se paró de su asiento y lo miró con unos ojos llenos de ira que lo dejó desconcertado y le hizo sentir el mismo frío que sintió al inicio de la justa. El atardecer estaba empezando a llegar y en el cielo observó la grandeza de la luna llena muy cerca del horizonte.

Cuando al fin volvió en sí, el bus hizo la última parada en la estación. Fue allí cuando Darío se percató de donde estaba realmente. Bajó de aquel bus con el asombro reflejado en su rostro y se echó a correr pensando en lo que le había sucedido. En su mente podía escuchar una y otra vez el nombre de aquel príncipe que por un momento fue.

Al llegar a su casa, lo primero que hizo fue buscar aquel nombre desconocido: Rhaegar. El Internet arrojó la siguiente información:

Rhaegar Targaryen: Personaje ficticio creado por el escritor George R. R. Martin, en un compendio de novelas fantásticas tituladas “Canción de Hielo y Fuego”. Hijo primogénito del rey Aerys II Targaryen...

No podía creer lo que sus ojos estaban leyendo mientras el asombro se apoderaba de él. Continuó leyendo;

...príncipe de Rocadragón y campeón del torneo de Harrenhall. Fue famoso por entregar al final de la contienda las rosas invernales a Lyanna Stark prometida del lord Robert Baratheon, iniciando así la rebelión de Robert que acabó con la dinastía Targaryen.

Sus manos no dejaban de temblar y su corazón se aceleró aún más ante esta revelación.

Días pasaron después de aquel extraño suceso que había transformado para siempre la vida de Darío y que había comenzado con un estornudo y terminado con una luna llena. No había vuelto a pasar por una situación similar, hasta que inconscientemente un estornudo salió de él en la cercanía de la plaza del pueblo, muy cerca de su hogar.

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El paisaje se tornó gris y el olor a carne quemada y palos chamuscados impregnaban el ambiente del bosque donde se encontraba, muchos cuerpos yacían en el piso, quemados, desfigurados y con roturas de los huesos que sobresalían por la piel. Parecía que una estampida de bestias había pasado por aquel lugar llevándose por el medio a todos los carromatos y aplastando como gusanos a todas aquellas personas. Pero el fuego azulado que aun chisporroteaba no podía haber sido causado por animales. Observó a muchos cuerpos que por alguna extraña circunstancias presentía haberlos conocidos.

Y si, el fuego era azul, un azul tan intenso y brillante que parecía derretirme con solo mirarlo. Allá, no tan lejos de mi posición, hombres y mujeres estaban sentados alrededor de una hoguera azulada. Sus rostros eran tan perfectos y tan aterradores como si hubiesen sido tallados en porcelana brillante. Podría asegurar que esas personas no eran de este mundo, al menos no del que yo conocía. El humo en el ambiente no dejaba de interponerse fugazmente entre mi vista y ellos. Hasta que un extraño ruido delató mi posición.

Uno de esos personajes cruzó su mirada conmigo y un miedo escalofriante se apoderó de mí. «Sin duda estos personajes habían sido los causantes de esta masacre». Pensé. Se acercó a donde yo estaba y pude percatar que su cara era tan blanca como la nieve. Uno de ellos pronunció su nombre, Ceniza, así se llamaba, y quería acabar con mi vida. La ira en su rostro se notaba. Una voz provino de donde estaban los demás sentados y detuvo el deseo de aquel ser hacia mí. Lo escuché llamarle Ferule, quedando paralizado delante de mí rostro.

Mis piernas temblaban al punto de no sentirlas. En ese instante me di cuenta que solo era un chiquillo que no tenía edad de adolescente. Aquel extraño ser que paralizó a Ceniza tenía su rostro tan oscuro como la noche, parecía ser el líder de todos ellos y lo confirme cuando todos pronunciaron al unísono su nombre: lord Haliax. En un instante todas aquellas figuras rodearon a Haliax y mirando hacia arriba desaparecieron de mi vista. El humo en el ambiente empezó a desaparecer y fue allí cuando pude ver la luna llena en mitad del cielo.

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Había vuelto a suceder, nuevamente un estornudo había hecho separar la realidad de Darío y lo había sumergido en un mundo alternativo, ¿quizás real o imaginario? Fue lo primero que se le pasó por su mente. Decidió buscar información referente a los nombres que pudo recordar y consiguió lo siguiente:

Ceniza es uno de los siete personajes de los Chandrian, un grupo misterioso liderado por lord Haliax. Su piel es blanca y fría como el invierno. Así lo describe su autor Patrick Rothfuss en su libro de literatura fantástica titulado “El Nombre del Viento”.

Ceniza es el autor de la masacre de los padres de Kvothe (cuoz) y su troupe de artistas. A partir de ese trágico incidente, el joven Kvothe empieza la travesía que lo convierte en la leyenda que actualmente es.

Ferule, es el nombre por el que Haliax controla a Ceniza. No se ha vuelto a saber más de Ceniza y del resto de estos misteriosos Chandrian. Solo Kvothe ha visto a estos seres y sabe lo que son y lo que quieren.

Cuando terminó de leer a cerca del personaje de Rothfuss, sintió que el corazón en su pecho quería desprenderse con tales latidos. En esta ocasión había contemplado en la piel del mismísimo personaje principal de aquella historia, el misterio que abarca el libro sin siquiera haber conocido nada en relación a ello. Darío había empezado a vivir una vida quizás frustrante para muchos o quizás emocionantes para otros, pero para él, era una mezcla de las dos emociones. La extraña realidad lo había llevado a sumergirse en el mundo de muchos personajes ficticios en lo que descubrió un sinnúmeros de historias y anécdotas.

Pero también lo había llevado a conocer personajes reales del pasado que estaban inmerso en la historia y plasmadas en libros antiguos y no tan antiguos. Había descubierto que estornudar espontáneamente lo hacía viajar a un mundo ficticio pero también podía llevarlo a conocer una historia verdadera y regresando a la realidad al ver la luna llena en la inmensidad del cielo.

Darío tenía miedo de estornudar nuevamente, tenía miedo de sentir las emociones de los personajes que encarnaba, tenía miedo de no ver la luna llena en esos mundos que parecían más reales que el suyo propio y quedarse atrapado en ellos, pero a la vez sentía una emoción agridulce por conocer lo desconocido, por seguir conociendo a personajes tan reales como él y sumergirse en la verdadera historia de los autores. Era una realidad en la que le costaba acostumbrarse.

Esa noche el cielo estaba encapotado y las estrellas parecían ser diminutas gotas de polvo alrededor de la resplandeciente luna que veía desde el jardín de su casa. La brisa fría de la noche entró por sus fosas nasales estremeciendo su interior, no pudo resistir más, sabía lo que sucedería y el aire salió expulsado de sus pulmones a gran velocidad interrumpiendo el silencio de la noche.

Se encontraba en medio de alta mar, cuando el barco en el que estaba se estremecía de un lado a otro a punto de fusionarse con las furiosas aguas. En medio de la oscuridad de la noche observó la silueta de una persona que se movía entre las olas y se aproximaba hacia ellos, su rostro era familiar. Se podía notar el miedo en la cara de sus compañeros al ver aquella escena.

—¡¿Maestro eres tú?! —Las palabras salieron de su boca hacia aquella silueta, formando un grito en medio de la tormenta.

—No tengáis miedo, soy yo. Ven Pedro.

Fin.

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The story you are about to read contains scenes and characters from books by authors known to many and unknown to others. It is recommended to read to the end.

The gentle evening breeze was lightly blowing in through the bus window and brightening young Darius's countenance. Leaning back against the seat back, he watched through the window glass as the moon began to peek out from behind the trees on the horizon, dwarfing any contrasting objects and receiving the last vestiges of the sun's rays hiding under a reddish sky. «What a beautiful sight», thought Darius.

He was one of the few passengers left on that transportation unit that afternoon. Just a couple of blocks before arriving at his destination, the bus made a stop and through that door he saw a peddler enter, who still had some straggling merchandise left over from that day. He passed through the narrow aisle before finally sitting in the last seats of the bus, scenting the environment and leaving behind his steps intense smells of incense, spices and other seasonings causing Darius to expel the air from the inside of his lungs abruptly in a sudden sneeze.

The banners of the various houses of the kingdom waved on top of the walls of the stands. The public present, celebrated with applause and shouts to those knights who had been the best that day and were about to dispute the final of the joust. «What am I doing here?» thought Darius, bewildered, when the cold began to run through his body at the sight of such a crowd. He was on the back of a stout white steed protected with a reddish and golden armor, like the one he himself was wearing.

A little more than fifty yards away he could see his opponent wrapped in shining armor with shades of blue, with a spear of the same color and as long as two horses put together. The specimen he was riding was just as impressive as his own but of a deep brown color. That knight was in attack position and about to make a swift dash towards him.

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A voice was heard coming from very close to his position asking him —Are you ready Prince? Prince! He was surprised to hear that word. The squire proceeded to hand him the spear, which he held as if he knew what he was doing. On the opposite side was heard the shout of his opponent as he came toward him at a gallop. He glanced at the spur of his right boot and struck the side of the horse, both of them speeding off to a collision of no return with his opponent in the center of the fray.

In the midst of a fierce and prolonged contest the prince won the joust and was proclaimed champion of the tournament.

—What now? —The prince asked his squire in a breathy voice as he removed his helmet, letting the beads of sweat slide down his face.

—Prince Rhaegar has won —said the squire.

—Rhaegar! Is that my name? —He asked in a startled whisper that the squire failed to hear. What am I supposed to do now? —He asked, even more puzzled.

—I don't know young prince, I guess I'm supposed to claim the blue roses and greet the king.

He looked at the main tribune and noticed noble knights seated next to the king and next to each of them, beautiful ladies who he supposed must be wives of those lords or perhaps part of the royal family. He did not know. The roses although they gave the impression of being unique in their kind did not seem to be the best prize for a knight and much less for a prince, was what Darius thought now turned into Rhaegar, so he extended his lance with the crown of roses and handed it to a woman as a sign of chivalry and although this one did not seem to have the same delicacy of the other ladies, for the winner, she was still beautiful.

A strapping young gentleman who was next to that woman, stood up from his seat and looked at him with eyes full of anger that left him bewildered and made him feel the same cold he felt at the beginning of the joust. Dusk was beginning to arrive and in the sky he observed the greatness of the full moon very close to the horizon.

When he finally came to, the bus made its last stop at the station. It was there that Darius realized where he really was. He got off the bus with astonishment on his face and started to run, thinking about what had happened to him. In his mind he could hear over and over again the name of the prince he had been for a moment.

When he arrived home, the first thing he did was to search for that unknown name: Rhaegar. The Internet yielded the following information:

Rhaegar Targaryen: Fictional character created by writer George R. R. Martin, in a compendium of fantasy novels entitled "Song of Ice and Fire". Firstborn son of King Aerys II Targaryen...

He could not believe what his eyes were reading as amazement took hold of him. He continued reading;

...Prince of Dragonstone and champion of the tournament of Harrenhall. He was famous for delivering at the end of the contest the winter roses to Lyanna Stark, betrothed of Lord Robert Baratheon, thus initiating Robert's rebellion that ended the Targaryen dynasty.

His hands wouldn't stop shaking and his heart raced even faster at this revelation.

Days passed after that strange event that had forever transformed Darius' life and that had started with a sneeze and ended with a full moon. He had not gone through a similar situation again, until unconsciously a sneeze came out of him in the vicinity of the town square, very close to his home.

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The landscape turned gray and the smell of burnt flesh and scorched sticks permeated the atmosphere of the forest where he was, many bodies lay on the ground, burned, disfigured and with broken bones protruding through the skin. It seemed that a stampede of beasts had passed through that place, taking all the wagons and crushing all those people like worms. But the bluish fire that was still sizzling could not have been caused by animals. He looked at many bodies that for some strange circumstance he felt he knew.

And yes, the fire was blue, a blue so intense and bright that it seemed to melt me just by looking at it. Over there, not so far from my position, men and women were sitting around a blue fire. Their faces were as perfect and as frightening as if they had been carved out of shining porcelain. I could be sure that these people were not from this world, at least not the one I knew. The smoke in the air kept fleetingly coming between me and them. Until a strange noise gave away my position.

One of those characters crossed his gaze with me and a chilling fear took hold of me. «No doubt these characters had been the cause of this massacre». I thought. He approached me and I could see that his face was as white as snow. One of them pronounced his name, Ceniza, that was his name, and he wanted to end my life. The anger in his face was evident. A voice came from where the others were sitting and stopped the desire of that being towards me. I heard him call him Ferule, standing paralyzed in front of my face.

My legs trembled to the point of not feeling them. At that moment I realized that I was just a little boy who was not old enough to be a teenager. That strange being that paralyzed Ceniza had a face as dark as the night, he seemed to be the leader of them all and I confirmed it when they all pronounced his name in unison: Lord Haliax. In an instant all those figures surrounded Haliax and looking up they disappeared from my sight. The smoke in the air began to disappear and it was then that I could see the full moon in the middle of the sky.

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It had happened again, again a sneeze had caused Darius reality to separate and plunged him into an alternate world, perhaps real or imaginary? It was the first thing that crossed his mind. He decided to search for information concerning the names he could remember and came up with the following:

Ceniza is one of the seven characters of the Chandrian, a mysterious group led by Lord Haliax. His skin is white and cold as winter. This is how he is described by his author Patrick Rothfuss in his book of fantasy literature entitled "The Name of the Wind".

Ceniza is the author of the massacre of the parents of Kvothe (cuoz) and his troupe of artists. From that tragic incident, the young Kvothe begins the journey that turns him into the legend he is today.

Ferule is the name by which Haliax controls Ceniza. Ceniza and the rest of these mysterious Chandrian have never been heard from again. Only Kvothe has seen these beings and knows what they are and what they want.

When he finished reading about the character of Rothfuss, he felt that the heart in his chest wanted to break loose with such a heartbeat. On this occasion he had contemplated in the skin of the main character of that story, the mystery that encompasses the book without even knowing anything about it. Darius had begun to live a life perhaps frustrating for many or perhaps exciting for others, but for him, it was a mixture of both emotions. The strange reality had led him to immerse himself in the world of many fictional characters in which he discovered countless stories and anecdotes.

But it had also led him to meet real characters from the past who were immersed in history and captured in ancient and not so ancient books. He had discovered that sneezing spontaneously made him travel to a fictitious world but it could also lead him to know a true story and back to reality when he saw the full moon in the immensity of the sky.

Darius was afraid of sneezing again, he was afraid of feeling the emotions of the characters he embodied, he was afraid of not seeing the full moon in those worlds that seemed more real than his own and getting trapped in them, but at the same time he felt a bittersweet thrill of knowing the unknown, of continuing to meet characters as real as he was and immersing himself in the real story of the authors. It was a reality he was having trouble getting used to.

That night the sky was overcast and the stars seemed to be tiny drops of dust around the shining moon that he saw from the garden of his house. The cold breeze of the night entered his nostrils, shaking his insides, he could not resist any longer, he knew what would happen and the air was expelled from his lungs at great speed, interrupting the silence of the night.

He was in the middle of the high seas, when the ship he was on was shuddering from side to side about to merge with the raging waters. In the middle of the darkness of the night he observed the silhouette of a person moving through the waves and approaching them, his face was familiar. You could see the fear on the faces of his companions when they saw that scene.

—Lord, is that you! —The words came out of his mouth towards that silhouette, forming a cry in the middle of the storm.

—Don't be afraid, it's me. Come, Peter.

The end.

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Libros y autores mencionados:

Books and authors mentioned:

Cancion de hielo y fuego / George R.R. Martin

El Nombre del viento / Patrick Rothfuss

La Biblia / Matthew 14:22-33