Tal vez su imaginación era su defensa, tal vez era su medicina o simplemente la cura a una enfermedad mortal, detrás de la mirada de cada edificio un suspiro la hacía anhelar una vida normal, gente riendo, compartiendo, llorando, ¿era mucho pedir para una joven de su edad?

Todas las noches Milena emprendía un viaje a sus pensamientos, un viaje que nunca querría terminar, en el que visualizaba una vida feliz, escapando de esa celda que la había aprisionado durante años, la terrible soledad.

Tiempo después Milena fue diagnosticada con depresión y una terrible ansiedad, la incomprensión del mundo la hacía sumergirse cada vez más, aunque anhelaba un mundo perfecto con muchos amigos, sabía que no existía, que en este mundo tenía que lidiar con la apatía y el desinterés de los demás.

Un psicólogo y un psiquiatra son los únicos amigos que Milena puede aspirar, las únicas personas con las que podía conversar o por lo menos eso era lo que ella creía, hasta que llego el día en que a través de una psicoterapia conoció a más personas que también sufren de soledad, para ella fue tan sorprendente porque pensaba que era la única que tenía depresión y ansiedad.

Desde ese día Milena aprendió a luchar contra la soledad, ya no esperaba que los amigos se acercaran a ella, sino que ahora ella se hacía amiga de aquellas personas que también sufrían de soledad.

Hoy Milena tiene muchos amigos y aprendió que si quería amor, ella era la primera que debía aprender a amar, además debía trabajar en ella misma y mejorarse antes de intentar cambiar a la sociedad, es más fácil lograr cambios en una sola persona que en toda la humanidad, por eso sí como Milena buscas amor, sabes que lo tienes que dar y si buscas amigos primero debes aprender a ser un amigo de verdad.