Disfrutando un día diferente y genial

Hace poco tiempo tuvimos la oportunidad de asistir a un evento de karate-do en el que participó mi hijo, era en la ciudad de Barcelona, estado Anzoátegui y, como no teníamos idea de la hora de regreso, arreglamos quedarnos en lechería, la ciudad en la que vivíamos antes y que queda a una media hora de allí.

Mi hermana nos pudo conseguir un apartamento frente a la playa, por lo que me sentía feliz. Mi sueño es vivir frente al mar, para mí es una experiencia única.

Ese día llegamos de noche al apartamento, estábamos muy cansados, por lo que sólo dormimos. Despertamos muy temprano, debíamos aprovechar el día, lo primero que hice fue ir al balcón y disfrutar de la hermosa vista y la espectacular sensación de sentir la brisa marina y el sonido de las olas del mar.

Noté que había una carrera, habían cerrado la calle y podía ver a los atletas que pasaban frente al edificio trotando. Qué buena manera de comenzar el día. Por otra parte ya podía ver los toldos en alquiler armados en la playa, supongo que comenzaron con esta tarea muy temprano.

Salimos en busca de desayuno, fuimos a un sitio en el que solíamos comprar pastelitos de harina de trigo con diferentes rellenos, había una promoción de 12 pastelitos y un refresco por 10 dólares. Normalmente no tomamos refresco y menos en la mañana, pero preguntamos por el precio de los pastelitos sin el refresco y era el mismo, así que decidimos aceptar el refresco. Cabe acotar que los pastelitos estaban tan ricos como siempre, especialmente los de carne mechada.

Llegó la hora de ir a la playa, fuimos con algunos amigos del karate que también se habían quedado en la zona para no viajar tan tarde, realmente la pasamos genial, los chicos se divirtieron muchísimo, gracias a Dios. Qué dicha es poder verlos felices.

Debíamos entregar el apartamento a las dos de la tarde, así que casi a la una nos fuimos a dar un baño y recoger todo. De igual manera mi esposo ya había decidido que ya debíamos salir de la playa para poder viajar no tan tarde.

Después de entregar el apartamento, nos fuimos a comer, fue otro gran momento, porque a él lo habían invitado con todo y familia para un sitio muy agradable allí mismo en Lechería. De paso, quedé impresionada con el crecimiento que ha tenido esa ciudad desde que partí en diciembre 2017, hay muchísimos locales nuevos y bastantes de ellos lujosos.

Pedimos Toddy para tomar y mi esposo un batido de fresa y aprovechamos de hacer un brindis cargado de buenos deseos. Es de destacar que ese es el Toddy más rico que he probado en mi vida y he tomado bastantes.

Yo pedí una parilla de pollo y carne, mis hijos una pizza básica y mi esposo un club house. Todo estaba muy rico.

Mi parrilla mixta

Sólo alcancé a comerme la mitad de mi comida, pero la disfruté bocado a bocado, y el toddy... uhmmmm. Mis hijos quieren regresar para tomarlo otra vez.

Con la barriguita llena y el corazón contento emprendimos nuestro regreso, la mayor parte del camino bajo la luz del sol, sin embargo, cuando nos alcanzó la noche, nos acompañó una hermosa luna nueva, que iluminaba nuestro camino, aproveché de admirarla tanto como pude.

Llegamos a casa sanos y salvos, con la alegría de las experiencias que nos acompañaron ese par de días fuera de la rutina, disfrutando momentos que guardaremos en el alma, por ser tiempo compartido en familia.

Agradezco a Dios por proveernos todo lo necesario para que ese viaje sucediera de esta manera.

La vida desde el agradecimiento, es una vida llena de bendiciones.

Gracias a todos ustedes por tanto...

_{Las fotografías mostradas son de mi propiedad.
Separador elaborado en PowerPoint a partir de la fotografía de la portada.}