A young student succumbs to the pressure of dark forces by taking his own life, but leaves behind a video record of his visit to a cursed 18th-century place

   La fuerza de un macabro miedo lacerante arañaba las paredes en la mente de Steven, tras la aterradora visión que le dio la bienvenida. El joven explorador no se imaginó que alguno de los cuentos que había escuchado sobre este hospital abandonado posiblemente fueran verdad, ciertamente él nunca fue especialmente creyente de lo paranormal, aun así esta manifestación fantasmal empezaría a persuadirlo de lo contrario.

  Sin embargo, su compromiso por avanzar era más importante en ese momento que cualquier cosa que pudieran advertir sus pensamientos de racionalidad, sabiendo que estaba solo y en un alejado lugar, por el cual ningún ser humano vivo había caminado en muchos siglos dejándolo totalmente olvidado en un funesto pasado, existiendo como una leyenda en la que casi nadie creía. Aparte de eso, nada impediría el objetivo en que se había empeñado para traerla de nuevo a la luz usando las redes sociales, aunque ello implicaría una visita al mismo infierno.

  Así que armándose de valor y dejando sus temores de lado, endosándoselos a reflejos de su mente agobiada por la soledad que quiso jugarle una mala broma, continuó su caminar hasta encontrarse con la puerta principal del sanatorio. Bajo el arco de piedras todavía podía leerse, con dificultad, la inscripción que denotaba el lugar con unas decadentes letras de hierro tan oxidadas como las rejas que superó anteriormente, alcanzando apenas a ver que decía: Sanatorio para Tísicos.

  Esto de una manera avasallante le recordó a las narraciones del infierno de Dante, específicamente en el canto donde se describe la entrada del infierno, ajustándose muy bien a lo que estaba mirando por el lente de su cámara, con lo cual se hizo así mismo una broma que quedó grabada para sus espectadores ¡Abandonad toda esperanza quien cruce por estas puertas!

  Al poner sobre el latón del pesado portón su mano desnuda y empapada de sudor frío, intentó darle apertura infructuosamente, pero sintió una energía aterradora que llegó casi de inmediato hasta lo más profundo de su ser, causándole una fuerte depresión, era como una tristeza poderosa, pero a la vez, también una oscuridad que aprisionó su corazón dándole un dolor en el pecho que lo hizo caer de rodillas ante la estructura, cosa que apaciguó por completo sus ganas de bromear, entendiendo que se enfrentaba a algo con pocas explicaciones normales.

  Luego de reponerse sintiéndose bastante confundido, sacó su teléfono celular para llamar a su novia y contarle que ya estaba en el lugar, no obstante, el aparato no tenía ningún tipo de señal para realizar la comunicación. Debatiéndose internamente entre avanzar o regresar desde ese punto derrotado, finalmente se decidió a entrar, cosa que no fue nada fácil, la portería estaba muy trabada por la corrosión, sus dos hojas de acero hace mucho que habían cedido de sus bisagras por el peso, quedando adjuntadas sobre el rústico piso de arcilla, a pesar del obstáculo, —haciendo muchísima fuerza con una palanca que encontró entre los jardines marchitos— Steven, lentamente arrastró una parte de la puerta y así abrió un espacio lo suficientemente grande, para pasar con su cuerpo y lograr que cediera completamente.

  Un aire rancio y maloliente inundó sus pulmones con ferocidad, las instalaciones eran literalmente como entrar dentro de una tumba desprovista de iluminación y circulación de oxígeno. Su primera impresión lo dejó con la boca abierta, admirando la inmensidad de este desahuciado establecimiento en ruinas, pero que, sin dudas, alguna vez lució el esplendor de una institución hospitalaria de gran valor.

  Iluminando con la luz de su cámara, siguió grabando al mismo tiempo que se internaba dentro del corredor principal, que lo llevó hasta una sala de espera donde seguramente fue la recepción. La humedad en las paredes, producto de las filtraciones en el techo, llenó todo a su alrededor de un moho negro y mal oliente que era el dueño de toda esta parte, en el piso se apreciaba como la naturaleza también había cobrado su factura a la edificación, dejando expuesta gruesas raíces que reventaron gran parte del recubrimiento de madera.

  Continuando su recorrido en la penumbra intimidante, percibió de regreso la extraña sensación de ser observado, pero esta vez de forma más intrusiva, haciéndolo sentir a merced de lo que sea que sé manifestará, dentro de ese paraje olvidado de la mano de Dios. Seguidamente, una secuencia de habitaciones llena de equipos médicos antiguos, esqueletos de camillas, manchas de sangre seca y objetos raros, con los cuales aparentemente experimentaron en los pacientes de la época, fueron quedando grabados en el largometraje, mientras el explorador narraba describiendo con lujo de detalles lo que estaba sintiendo, a medida que caminaba sumergiéndose al interior.

  Un frío extraño se hizo presente de manera agobiante haciendo temblar sus extremidades y calando dentro de sus huesos, cosa que demostró enseñando ante la cámara un termómetro digital que marcaba menos tres grados centígrados (-3 °C). En las afueras los lobos continuaban aullando como un llanto que se perdía bajo los techos inmensos del edificio, pero entre el ruido, se volvió más nítido el sonido lúgubre de una mujer sollozando como si estuviera lastimada, pero sin poder descubrir su origen.

  Sumamente intimidado, el joven cambió de rumbo, encontrándose con una masa de telarañas pegajosas y llenas de polvo que se llevó por medio, enredándose en su cabeza, cosa que lo hizo gritar de terror, tratando de zafarse, pensando que algo lo estaba abrazando. En su huida desesperada, manoteando al aire, se estrelló de frente contra una escalera que daba acceso a la planta alta, cayendo al suelo, mirando directamente al techado oscuro donde vio una niebla blanca con forma de mujer en vestido antiguo que pasó flotando rápidamente, rozando su rostro con un gélido aire espectral.

  Su voz se desvaneció entre el vacío de tanto gritar, totalmente fuera de sí, percibiendo el horror corriendo a través de sus venas, tensando en su cuello como si algo tratara de ahorcarlo desde el interior, aunque en el fondo sabía que nadie podría ayudarlo, eso no amilanó sus ánimos para chillar hasta enronquecer. Cuando por fin logró estabilizar sus sentidos, intentó regresar por el mismo camino que tomó, pero ahora dentro de los pasillos todo estaba diferente y no lograba conseguir una ruta de escape.

  Hasta que por fin, desvaneciendo las sombras con la iluminación de la filmadora, miró al fondo la puerta metálica por la que entró al sanatorio, la cual repentinamente se cerró violentamente ante la mirada atónita de sus ojos dilatados a pesar de lo pesada que era, dejándolo atrapado dentro de este infernal lugar temblequeando de pánico, Mientras en el fondo se escuchaba la risa perversa de una voz ronca que destruyó completamente su cordura. Steven sentía su respiración pesada percibiendo el movimiento de sus fosas nasales congelarse, al mismo tiempo que veía en la lejanía una luz blanca dibujando la silueta de una enfermera con rostro bondadoso, que al parecer intentaba ayudarlo señalando algo.

Continuará...

Esta historia es ficticia y no representa a nadie en particular.

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  The force of a macabre lacerating fear clawed at the walls in Steven's mind, after the terrifying vision that greeted him. The young explorer did not imagine that any of the tales he had heard about this abandoned hospital were possibly true, certainly he was never particularly a believer in the paranormal, yet this ghostly manifestation would begin to persuade him otherwise.

  However, his commitment to move forward was more important at that moment than anything his thoughts of rationality could warn him of, knowing that he was alone and in a remote place, which no living human being had walked through in many centuries leaving it totally forgotten in a dismal past, existing as a legend that almost no one believed in. Apart from that, nothing would impede the goal he had set himself to bring it back to light using social networks, even though it would involve a visit to hell itself.

  So plucking up courage and putting her fears aside, foisting them on reflections of her mind overwhelmed by loneliness that wanted to play a bad joke on her, she continued her walk until she came across the main door of the sanatorium. Under the stone archway she could still read, with difficulty, the inscription that denoted the place with decadent iron letters as rusty as the bars she had previously overcome, barely managing to see that it read: Sanatorium for Physics.

  This in an overwhelming way reminded him of the narrations of Dante's Inferno, specifically in the canto where the entrance to hell is described, adjusting very well to what he was looking through the lens of his camera, with which he made himself a joke that was recorded for his viewers to abandon all hope who crosses through these doors!

  When he put his bare hand, soaked with cold sweat, on the brass of the heavy gate, he tried to open it unsuccessfully. Still, he felt a terrifying energy that almost immediately reached the deepest part of his being, causing him an intense depression, it was like a powerful sadness, but at the same time, also a darkness that imprisoned his heart giving him pain in his chest that made him fall to his knees before the structure, something that completely appeased his desire to joke, understanding that he was facing something with few normal explanations.

  After recovering, feeling quite confused, he took out his cell phone to call his girlfriend and tell her that he was already in the place, however, the device had no signal to make the communication. Internally debating between advancing or returning from that defeated point, he finally decided to enter, which was not at all easy, the goal was very stuck by corrosion, its two steel sheets had long since given way from their hinges under the weight, remaining attached on the rustic clay floor, In spite of the obstacle, —making a lot of force with a lever that he found among the withered gardens—Steven, slowly dragged a part of the door and thus opened a space sufficiently big, to pass with his body and to obtain that it yielded completely.

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  A stale and foul-smelling air flooded his lungs with ferocity, the facilities were literally like entering a tomb devoid of lighting and oxygen circulation. His first impression left him open-mouthed, admiring the immensity of this dilapidated, but no doubt dilapidated, an establishment that once boasted the splendor of a hospital institution of great value.

  Illuminating with the light of his camera, he continued recording while he went inside the main corridor, which led him to a waiting room where the reception was probably located. The humidity on the walls, product of the leaks in the ceiling, filled everything around him with a black and foul-smelling mold that was the owner of all this part, on the floor he could see how nature had also taken its toll on the building, leaving exposed thick roots that burst much of the wood paneling.

  Continuing his tour in the intimidating gloom, he felt again the strange sensation of being watched, but this time in a more intrusive way, making him feel at the mercy of whatever it was that manifested itself in this godforsaken place. Next, a sequence of rooms full of old medical equipment, skeletons of stretchers, dried blood stains and strange objects, apparently experimented on patients of the time, were recorded in the film, while the explorer narrated describing in detail what he was feeling, as he walked and plunged into the interior.

  A strange cold became overwhelmingly present, making his extremities tremble and digging into his bones. He demonstrated this by showing the camera a digital thermometer that read minus three degrees Celsius (-3 °C). Outside, the wolves continued to howl like a cry that was lost under the immense roofs of the building, but amidst the noise, the mournful sound of a woman sobbing as if she were hurt, but unable to discover its source, became more distinct.

  Extremely intimidated, the young man changed course, encountering a mass of sticky and dusty cobwebs that he carried through, entangling himself in his head, which made him scream in terror, trying to get away, thinking that something was holding him. In his desperate flight, flailing at the air, he crashed headlong into a staircase leading to the upper floor, falling to the ground, looking straight up at the dark roof where he saw a white mist in the shape of a woman in an old dress floating past, brushing his face with a spectral icy air.

  His voice faded into the emptiness of screaming, totally out of his mind, sensing the horror coursing through his veins, tightening in his neck as if something was trying to choke him from the inside, although deep down he knew no one could help him, that didn't dampen his courage to scream his head off. When he finally managed to stabilize his senses, he tried to return by the same path he had taken, but now inside the corridors everything was different, and he could not find an escape route.

  Until finally, fading the shadows with the illumination of the video camera, he looked at the back of the metal door through which he entered the sanatorium, which suddenly closed violently before the astonished gaze of his dilated eyes despite how heavy it was, leaving him trapped inside this infernal place shivering with panic, while in the background he heard the perverse laughter of a hoarse voice that completely destroyed his sanity. Steven felt his breathing heavy, perceiving the movement of his nostrils freeze, at the same time he saw in the distance a white light drawing the silhouette of a nurse with a kind face, who apparently was trying to help him by pointing at something.

To be continued...

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This story is fictional and does not represent anyone in particular.

This is an Original Story written by @susurrodelmisterio for Hive

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