Two scientists suffer an accident, getting stranded in the middle of a snow-covered mountain, where the only thing they will find is a mythical cryptid animal

   El frío invierno se hace poderoso, manifestándose a través de la feroz tormenta de nieve que colma todo el bosque y sus alrededores de un intenso color blanco, ocultando casi por completo la luz del sol que apenas logra reflejarse como espejos en las gélidas montañas de la serranía, nublando la vista del vehículo donde intentan abrirse paso una pareja de investigadores científicos, con el objeto de llegar a la estación de observación en donde se activaron las alarmas. Este recóndito sitio se encuentra dentro de los glaciares de mayor extensión de esta parte de Europa, por lo que no tienen ni idea, que pudo accionar los dispositivos de emergencia para que comenzaran a emitir señales de alerta. Sin embargo, aunque todo parece ser una falla en los equipos, dada la importancia y el valor monetario de los experimentos allí contenidos, deben asistir de inmediato sin poder presentar excusas y cerciorarse de que todo esté funcionando correctamente.

  Un solitario sendero sesgado entre pinos congelados, marca el rumbo de la moto-nieve que avanza a toda velocidad venciendo la empinada colina de ascenso hasta la estación científica, ya han recorrido más de 33 kilómetros, cuando repentinamente se atraviesa un animal que sale corriendo del bosque, haciéndolos desviarse para evitar golpearlo de frente, pero inevitablemente chocan contra una piedra que hizo volcar el medio de transporte, lanzando por los aires a sus dos tripulantes que quedan inconscientes tirados sobre la nieve, gravemente heridos. Ernest fue el primero en despertar, luego de unas cuantas horas totalmente desconcertado, con grandes dolores en todo el cuerpo debido a los golpes que sufrió, pero en líneas generales al menos estaba mejor que su compañero Likato, que tenía la pierna fracturada y aplastada por el peso del aparato que se mantenía encima, sin que pudiera recobrar el sentido.

  La oscuridad manifestó toda su intensidad en esta noche sin luna, donde la soledad del macizo forestal los mantenía aislados, sin tener ningún tipo de comunicación, ni por radio, ni en sus teléfonos. Ernest haciendo una palanca con los esquís de nieve que llevaban, logró quitar la motonieve de su compañero, al disminuir el síndrome de aplastamiento, Likato recobró la conciencia, pero el dolor que sentía era tan grande que cada cierto tiempo se desmayaba nuevamente. Una lejana luz se veía parpadear entre las montañas, indicando a Ernest que ya estaban bastante cerca de la estación experimental, o al menos mucho más de lo que pensaban, era tan solo un kilómetro el trecho que debía recorrer para llegar al lugar y poder pedir ayuda, eso sin contar que de no hacerlo, probablemente su colega moriría congelado en medio de la nada, sus heridas lo matarían antes de que amaneciera. Así que se armó de valor para emprender la travesía en solitario, dejando a su compañero recostado de un tronco y abrigado lo mejor que pudo con los equipos que rescató del vehículo, pero una duda profunda se insertó en su mente de manera corrosiva ¿Qué diablos era ese enorme animal que los hizo chocar?

  Ernest intentó revisar en los alrededores del accidente, para ver si podría encontrar algún rastro de la extraña cosa de pelaje blanco, que se cruzó en el camino como un fantasma, pero no logró tener éxito, seguramente la tormenta de nieve borró por completo toda huella del paraje, así que despidiéndose de su amigo herido, le pidió que resistiera al menos un par de horas mientras llegaba la ayuda, cosa que él respondió asintiendo con la cabeza y mostrando una sonrisa llena de esperanza, viendo como la luz de la linterna se desvanecía entre la ladera de la montaña a medida que su amigo se alejaba en dirección a la base científica. En poco tiempo Likato sintió aún más los embates de la pérdida de sangre, percibiendo un frío intenso que se apoderó de todo su ser hasta hacerlo titilar, al mismo tiempo que la vida escapaba de su cuerpo. Sin embargo, algunas provisiones de las mochilas y el botiquín de primeros auxilios lograron mantenerlo estable, calmando también su dolor.

  La soledad apremiante de la vegetación, hacía silbidos en su mente, introduciendo el miedo y la incertidumbre dentro de sus pensamientos ante la posibilidad de que cualquier animal salvaje pudiera atacarlo estando indefenso, eso a pesar de saber como científico que en estas montañas no hay lobos, ni tampoco osos; solo nieve, bosque y montañas, pero entonces los recuerdos llegaron a su cerebro como un flash intermitente que le daba pocas luces sobre el evento que volcó la moto de nieve, estaba seguro de que algo muy alto se cruzó en su sendero, incluso podría asegurar que caminaba erguido como un ser humano, pero estaba cubierto de pelaje blanco, algo que lo desconcertó por completo ante la imposibilidad de determinar de qué se trataba, pero que hizo resurgir con fuerza el nerviosismo de parecer una potencial víctima ante la agresión de un depredador.

  El silencio se apoderó de todo el lugar, mientras Likato afinaba su oído y miraba en todas direcciones con una respiración entrecortada que le ocasiona mareos incómodos, repentinamente desde lo lejos se escuchó un eco procedente de la montaña, muy similar a un gruñido, pero con tonos realmente aterradores que parecían acercarse en dirección a él, sin que ni siquiera pudiera ponerse en pie para intentar correr, solo podía quedarse allí quieto, rogando no ser encontrado.

  Minutos de angustia han pasado desde que se escuchó por última vez el espantoso sonido, haciendo que Likato recobre la calma, pero cuando se sentía más confiado, repentinamente escucha como la rama de un árbol lo bastante gruesa como para crujir, se rompe a sus espaldas delatando la presencia de algo siniestro, sintiendo como el horror recorre su sangre en forma de dagas de hielo que le punzan internamente, se queda totalmente quieto, mientras un olor espantoso como a perro mojado se apodera del ambiente, abriendo camino a la aparición del sonido de unos pasos pesados que rasgaban la nieve y el retumbar de una respiración fuerte que se condensaba como niebla, mostrando el calor y la silueta de una animal vivo en dos patas que estaba parado prácticamente junto a él, sosteniendo en su mano la cabeza sangrante de Ernest. Afortunadamente, el monstruo parecía carecer de olfato, Likato solo pudo imaginar su propia muerte en esos segundos de angustia mientras se cubría la boca con la mano para no gritar, tan solo esperando ser descubierto llorando y temblando de miedo, pero el depredador de gruesa corpulencia como la de un gorila, solo siguió su camino ignorándolo por completo y dejando las huellas de unos grandes pies asentadas sobre el blanco piso del glaciar.

Esta historia es ficticia y no representa a nadie en particular.

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  The cold winter becomes powerful, manifesting itself through the fierce snowstorm that fills the entire forest and its surroundings with intense white color, almost completely hiding the sunlight that barely manages to reflect like mirrors in the icy mountains of the mountain range, clouding the view of the vehicle where a couple of scientific researchers trying to make their way, in order to reach the observation station where the alarms were activated. This remote site is located within the largest glaciers in this part of Europe, so they have no idea what could have triggered the emergency devices to start emitting warning signals. However, although everything seems to be an equipment failure, given the importance and monetary value of the experiments contained therein, they must attend immediately without being able to present excuses and make sure that everything is working properly.

  A lonely path slanted between frozen pines marks the course of the snowmobile that advances at full speed overcoming the steep hill of ascent to the scientific station, they have already traveled more than 33 kilometers, when suddenly an animal runs out of the forest, making them swerve to avoid hitting it head-on, but inevitably hit a stone that made the vehicle overturn, throwing the two crew members into the air, unconscious, and lying on the snow, seriously injured. Ernest was the first to wake up, after a few hours totally bewildered, with great pain throughout the body due to the blows he suffered, but generally speaking, he was at least better than his companion Likato, whose leg was fractured and crushed by the weight of the apparatus that remained above him, without being able to regain consciousness.

  The darkness manifested all its intensity on this moonless night, where the solitude of the forest massif kept them isolated, without any kind of communication, neither by radio nor on their telephones. Ernest, using a lever with the snow skis they were carrying, managed to remove the snowmobile from his companion, when the crushing syndrome diminished, Likato regained consciousness, but the pain he felt was so great that every so often he fainted again. A distant light could be seen flickering between the mountains, indicating to Ernest that they were already quite close to the experimental station, or at least much closer than they thought, it was only one kilometer the distance he had to travel to reach the place and ask for help, not to mention that if he did not, his colleague would probably freeze to death in the middle of nowhere, his wounds would kill him before dawn. So he plucked up the courage to undertake the journey alone, leaving his companion lying on a log and sheltered as best he could with the equipment he had rescued from the vehicle, but a deep doubt was corrosively inserted in his mind.

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  Ernest tried to check the surroundings of the accident, to see if he could find any trace of the strange white-furred thing that crossed the path like a ghost, but he did not succeed, surely the snowstorm completely erased all traces of the place, so saying goodbye to his injured friend, he asked him to resist at least a couple of hours while help arrived, he asked him to resist at least a couple of hours while help arrived, which he responded by nodding his head and showing a smile full of hope, watching as the light of the lantern faded into the mountainside as his friend moved away towards the scientific base. In a short time, Likato felt even more of the onslaught of blood loss, perceiving an intense cold that took over his whole being until it made him flicker, at the same time that life escaped from his body. However, some supplies from the backpacks and the first aid kit managed to keep him stable, soothing his pain as well.

  The pressing loneliness of the vegetation, made hissing sounds in his mind, introducing fear and uncertainty into his thoughts before the possibility that any wild animal could attack him while defenseless, despite knowing as a scientist that in these mountains there are no wolves, nor bears; only snow, forest, and mountains, but then the memories came to his brain as an intermittent flash that gave him few lights about the event that overturned the snowmobile, he was sure that something very tall crossed his path, he could even assure that it walked upright like a human being, but it was covered with white fur, something that completely puzzled him before the impossibility of determining what it was, but that made him resurface with force the nervousness of looking like a potential victim before the aggression of a predator.

  Silence took over the whole place, while Likato tuned his hearing and looked in all directions with shortness of breath that causes him uncomfortable dizziness, suddenly from far away an echo was heard coming from the mountain, very similar to a growl, but with really terrifying tones that seemed to approach in the direction of him, without even being able to stand up to try to run, he could only stay there still, praying not to be found.

  Minutes of anguish have passed since the last time the frightening sound was heard, making Likato regain his calm, but when he felt more confident, suddenly he hears how the branch of a tree thick enough to creak, breaks behind his back betraying the presence of something sinister, feeling how the horror runs through his blood in the form of ice daggers that pierce him internally, he stands perfectly still, while a dreadful smell like a wet dog takes over the atmosphere, making way for the appearance of the sound of heavy footsteps tearing through the snow and the rumbling of heavy breathing condensing like fog, showing the warmth and silhouette of a living animal on two legs that was standing practically next to him, holding Ernest's bleeding head in its hand. Fortunately, the monster seemed to have no sense of smell, Likato could only imagine his death in those seconds of anguish while he covered his mouth with his hand to avoid screaming, just waiting to be discovered crying and trembling with fear, but the predator of thick corpulence like a gorilla, just continued on its way ignoring him completely and leaving the footprints of large feet settled on the white floor of the glacier.

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This story is fictional and does not represent anyone in particular.

This is an Original Story written by @susurrodelmisterio for Hive

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