Cubalibre|| Relato [ESP-ENG]

ESPAÑOL

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Le dicen Cubalibre: gaseosa de cola, limón, y algún tipo de ron amargo. Mi paladar se comprime cuando saborea la mezcla exótica, y, sin ánimos de una pausa larga entre tragos, bebo por segunda vez para saciar el dolor y las ganas de emborracharme. ¿Cómo fue que vine a parar a la Habana? Decían que era una ciudad en ruinas con hambre de libertad, más sin embargo, a pesar de los notorios problemas que sufre esta nación, admito que fue el único lugar donde me he sentí a gusto: libre de la modernidad futurista, de los conflictos de mi matrimonio, de la demanda multimillonaria que enfrenta mi bolsillo… hasta que llegó la culpa y la muerte, y mi mundo feliz pasó al infierno.

En nombre de ese pasado que no volverá, ¡venga otro trago de cubalibre!

Llegué aquí gracias a una balsa que mi amigo Jon me fabricó en la costa de Cabo Cañaveral. Ironía al fin: Un estadounidense que viaja a buscar su libertad a Cuba. La travesía por mar no fue nada fácil; el frío y la sal de las olas me mantuvieron al filo de la muerte, hasta que unos amables pescadores de la costa cubana se apiadaron de mi cuerpo deshidratado y, entusiasmados por los dólares que podía ofrecerles, terminaron de arrastrarme hasta la Habana perdida en el tiempo; miré por primera vez calles viejas pero vivas, edificios fantasmas de un pasado prodigioso, y niños que se apilaban para pedirme chocolates. Y entre tantas y tantas cosas, lo vi a él: cabello ondulado pero corto, vestido con una camisa negra y unos pantalones amarillos. Lo primero que pensé fue:

“¿¡Quién diablos se viste así!?”

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Imagen Original de PublicDomainArchive || Pixabay


Adiviné tarde que él tomaba fotografías por unos cuantos centavos, dizque para retratar a los turistas en la majestuosidad de la Habana; intenté esquivarlo cuando caminaba al que sería mi hotel, pero el joven, como cualquier astuto vendedor, se atravesó en mi camino para ofrecerme sus servicios de cámara. Tenía un acento jocoso, tal vez originado por su manera de hablar con la boca entrecerrada, y olía a ron y limón… mismo aroma que ahora impregna mi paladar con burbujitas.

Cubalibre: un trago más por él, por el fotógrafo de pantalones amarillos que murió entre mis brazos, deseando conocer la tierra americana que alguna vez yo rechacé a causa de las deudas y el matrimonio. Libertad, ¿se siente como este trago color marrón? Es una bebida fría como mi propio coraje, amarga como las circunstancias que me ayudaron a entender el precio del amor, y dulce como la razón de una nueva oportunidad. Se necesita más que limón, ron y gaseosa de cola para olvidar lo que jamás debió ocurrir…

Nunca supe el nombre del fotógrafo; Él aparcaba justo a las afueras del hotel de mi hospedaje, y cada vez que me veía siempre iba tras de mí para tomarme alguna fotografía y vendérmela en combos, es decir: supuestas ofertas. De mi exilio americano traje dos maletas repletas con suficiente dinero para una estadía larga y sin retorno; al chico le daba diez dólares todos los días, a pesar de que sus fotos valían menos, pues era una forma de ayudarlo a florecer en su talento. En poco tiempo nos hicimos grandes amigos y él, inspirado en mi linaje estadounidense, aprovechó la oportunidad para conocer más sobre la libertad del norte.

Era un joven curioso a primera vista, extrovertido de pies a cabeza, sin tapujos a la hora de hacer preguntas comprometedoras. Nuestras charlas sobre las tierras americanas eran en este mismo bar, con esa salsa clásica de fondo. Yo invitaba los tragos, los cuales consistían básicamente en un whiskey bien añejo. Luego él, cansado del sabor, me ofreció un cubalibre. Me enamoré de la bebida desde el primer momento, y aunque el joven me advertía que la bebiera despacito, yo me apresuraba a vaciar el vaso en un santiamén. Me emborrachaba tanto que él debía llevarme a rastras por las calles desoladas, mientras el mundo se estremecía con mis terribles canciones.

Esas noches se repitieron una y otra vez, con el símbolo del sueño americano de fondo. Sacaba mucho dinero de mis maletas nada más para venir a este bar, a charlar con ese joven sobre la estrafalaria vida norteamericana. Él me preguntaba por todo, desde cómo era Nueva York hasta la forma de ganar dinero con fotografías. Mis respuestas lo asombraban más, aunque a mí no me producían ninguna emoción en absoluto.

—Me encantaría conocer Estados Unidos, —Dijo una noche antes de la desgracia—, vivir el sueño americano, y ser famoso, y tener muchísimo dinero y chicas lindas.

—Mejor quédate aquí muchacho. —Le sugerí yo—. Ese sueño americano no es más que una mierda.

Fue una respuesta dura y estúpida, obviamente, pero ahora es que me doy cuenta. Después de esa ocasión no volvimos a salir a tomar un cubalibre, quizás porque él estaba muy lastimado con mi dura opinión sobre sus sueños. Claro que yo seguí frecuentando el bar para emborracharme como todas las noches, y, fue mientras llegaba solitario a mi apartamento, que un hombre de capucha intentó asaltarme.

Cubalibre: un trago para olvidar el efecto de estas lágrimas.

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Imagen Original de artbykleiton || Pixabay


El ladrón llevaba una pistola, y tenía la suficiente fuerza como para obligarme a entrar a la habitación. Me pidió dinero, ¡todo el dinero que tenía guardado! Y yo, rehusado a perderlo todo nuevamente, me abalancé sobre él para evitar el injustificado robo. Tenía las de perder hasta que aquel joven apareció para ayudarme; era el fotógrafo. Forcejeamos, los tres, hasta que escuché las tres detonaciones consecutivas, tres relámpagos blancos que llenaron mis ojos… el encapuchado huyó de la escena, mientras que el muchacho de pantalones amarillos caía entre mis brazos, desangrándose, intentando decir algo que nunca descifré…

Cubalibre: ¡este trago va por ti!

Solo yo asistí a su funeral, aunque la policía cubana me sacó del cementerio para llevarme a la cárcel con la excusa de que yo era un espía yanqui. Varios dólares más les aclararon las dudas y me concedieron la… ¿libertad? Solo este cubalibre puede ayudarme a olvidar que he sido un idiota desde siempre, y que el baleado debía ser yo, y no él… el joven de pantalones amarillos que nunca conocerá el sueño americano que borré de sus esperanzas.



ENGLISH

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They call it Cubalibre: cola, lemon, and some kind of bitter rum. My palate tightens as I savor the exotic concoction, and, not in the mood for a long pause between drinks, I drink a second time to quench the pain and the urge to get drunk. How did I end up in Havana? They said that it was a city in ruins hungry for freedom, however, despite the notorious problems that this nation suffers, I admit that it was the only place where I felt comfortable: free from futuristic modernity, from the problems of my marriage, from the multi-million dollar lawsuit facing my pocket... until guilt and death came, and my brave new world went to hell.

In the name of that past that will not return, come another drink of Cubalibre!

I got here thanks to a raft that my friend Jon made for me off the coast of Cape Canaveral. Irony at last: An American who travels to seek his freedom in Cuba. The sea crossing was not easy at all; the cold and the salt of the waves kept me on the verge of death, until some friendly fishermen from the Cuban coast took pity on my dehydrated body and, excited by the dollars I could offer them, they finished dragging me to Havana lost in the weather; I looked for the first time at old but alive streets, ghost buildings from a prodigious past, and children piling up to ask me for chocolates. And among so many things, I saw him: wavy but short hair, dressed in a black shirt and yellow pants. The first thing I thought was:

"Who the hell dresses like that!?"

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Original Image from PublicDomainArchive || Pixabay


I later guessed that he took pictures for a few cents, supposedly to portray tourists in the majesty of Havana; I tried to avoid him when he was walking to my hotel, but the young man, like any clever salesman, crossed my path to offer me his camera services. He had a humorous accent, perhaps caused by the way he spoke with his mouth half-closed, and he smelled of rum and lemon… the same aroma that right now impregnates my palate with little bubbles.

Cubalibre: one more drink for him, for the photographer in yellow pants who died in my arms, wanting to see the American land that I once rejected because of debts and marriage. Freedom, does this brown drink feel like? It's a cold drink like my own courage, bitter like the circumstances that helped me understand the price of love, and sweet like the reason for a new opportunity. It takes more than lemon, rum and cola to forget what should never have happened...

I never knew the name of the photographer; He parked just outside my lodging hotel, and every time he saw me he always went after me to take a picture of me and sell it to me in combos, that is: supposed offers. From my American exile I brought back two suitcases full of enough money for a long stay without return; He gave the boy ten dollars every day, even though his photos were worth less, as it was a way to help him flourish in his talent. In a short time we became great friends and he, inspired by my American lineage, took the opportunity to learn more about the freedom of the north.

He was a curious young man at first sight, extroverted from head to toe, open-minded when it came to asking compromising questions. Our talks about the American lands were in this same bar, with that classic sauce in the background. I invited the drinks, which basically consisted of a well-aged whiskey. Then he, tired of the taste, offered me a cubalibre. I fell in love with the drink from the first moment, and although the young man warned me to drink it slowly, I was quick to empty the glass in no time. I got so drunk that he had to drag me through the desolate streets, while the world shook with my terrible songs.

Those nights were repeated over and over again, with the symbol of the American dream in the background. I took a lot of money out of my suitcases just to come to this bar, to chat with that young man from the bizarre American life. He would ask me about everything from what New York was like to how to make money with photography. My answers amazed him more, although they didn't make me feel any emotion at all.

"I would love to see the United States," he said one night before the misfortune, "to live the American dream, and be famous, and have a lot of money and pretty girls."

"Better stay here boy." "I suggested." That American dream is nothing but bullshit.

It was a harsh and stupid answer, obviously, but now I realize it. After that occasion we didn't go out for a Cuba Libre again, perhaps because he was very hurt by my harsh opinion of his dreams. Of course, I continued to go to the bar to get drunk like every night, and it was while I was arriving alone at my apartment that a man in a hood tried to rob me.

Cubalibre: a drink to forget the effect of these tears.

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Original Image by artbykleiton || Pixabay


The robber had a gun, and he had enough strength to force me into the room. He asked me for money, all the money he had saved! And I, refusing to lose everything again, jumped on him to avoid the unjustified robbery. I had to lose until that young man appeared to help me; he was the photographer. We struggled, the three of us, until I heard the three consecutive detonations, three white flashes that filled my eyes... the hooded man fled the scene, while the boy in yellow pants fell into my arms, bleeding, trying to say something I never deciphered...

Cubalibre: this drink is for you!

Only I attended his funeral, although the Cuban police took me out of the cemetery to take me to jail with the excuse that I was a Yankee spy. Several more dollars cleared up their doubts and granted me… freedom? Only this cubalibre can help me forget that I have always been an idiot, and that the one shot should be me, and not him… the young man in yellow pants who will never know the American dream that I erased from his hopes.



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Que historia tan trágica pero me encanto leerla. Imagino la pena y la culpa que debe sentir el norteamericano ante ese desenlace final de las cosas. Ahora que ya ni siquiera en Cuba se puede sentir libre, me pregunto cuál sería su próximo paso? Me temo lo peor con ese pobre personaje.

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Me límite a esbozar la libertad de forma irónica jaja 🙈, bueno, al final de todo, el protagonista está destinado a la desgracia. Gracias por comentar bro ⭐⭐

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¡Vaya! Este es un sueño perdido para el fotógrafo de pantalones amarillos, ojalá viviera para ver cumplidos sus sueños americanos, a mí también me entristece porque ahora se ha ido, no vería cómo es la vida en Nueva York, ojalá tuviera otro vida para vivir, pero cada hombre tenía una sola vida.

En tu próxima vida, tus sueños de América se harán realidad querida, descansa en...

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A veces rompemos los sueños de otros por el simple hecho de que vivimos una mala experiencia. Sin embargo, la idea es apoyar, no destruir, cómo lo hizo el protagonista.

Muchas gracias por comentar ⭐

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Eso es para mostrar que nadie es perfecto, a veces, lo que hacemos y creemos que hicimos lo correcto puede lastimar a otro, es por eso que debemos mantenernos calmados y solidarios la mayoría de las veces.

De nada.

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Dos historia de perdida muy lamentable. El fotógrafo perdió el sueño americano por culpa de la frustración de aquel visitante que ya no quería seguir mas y además, el joven de pantalones amarillos perdió su vida, salvando a su amigo, el americano.

Vaya historia que deja ver muchas cosas en ella, amistad, desesperanza y el consuelo en un trago de cuba libre...

Encantada de leer esta historia amigo. Saludos.

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Ambos al final lo perdieron todo; es una realidad que envuelve a veces la libertad. El cubalibre... Bueno, me pareció una bebida que lo mezcla todo: sobretodo ese sentimiento que ambos sufrían. Agradezco tu lectura 😊 saludos y éxitos!

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🥺🥺💔💔💔 me has roto el corazón Soldiero eso no se hace hermano, pobrecito ese chico, a veces tenemos tantas cosas por las que agradecer, aun tenemos algo de libertad en este país, y no la disfrutamos, esa pobre gente que nunca ha salido de ahí que no tienen casi nada, y nosotros tenemos todo y no lo valoramos.

Me hiciste reflexionar sobre cosas que tengo y que debería tomar más en cuenta...me voy con el corazón roto. 💔💔🥺🥺🥺🥺

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Tenía un final aún peor,pero bueno, no quise ser tan malo esta vez jajaja 🤣. Así es, a veces no valoramos lo que tenemos y, destruimos los sueños de otras personas en el proceso. ¡Vaya distes con el mensaje! ❤️ Muchas gracias por comentar ☺️

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