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Lo único que me mantiene en esta insípida oficina es el vidrio templado que me permite verla; nos separan unos cuantos pasos, unas computadoras y algunas macetitas con begonias. No mentiré, mientras tecleo en la PC aprovecho para echar un vistazo a la oficina contigua, ahí donde Margot me devuelve la mirada desde su computador. A veces me guiña el ojo, y en otras ocasiones hace muecas graciosas. Yo le devuelvo el gesto tocando mis orejas ridículamente e incluso saco mi lengua para tocar la punta de mi nariz...

¡Eso le saca un millar de risotadas a Margot!

Claro que cuando el jorobado (nuestro supervisor) se aparece por los pasillos, los dos debemos simular compostura. Él no es un hombre de chistes ni muecas graciosas, más bien se parece a ese monstruo que toca las cosas solo para matarlas. Obviamente, después que el jorobado desaparece tras criticar nuestra mala vestimenta, Margot y yo aprovechamos la oportunidad para burlarnos de él; nos colocamos bolas de papel en la espalda y abombamos los cachetes, ella desde su oficina y yo en la mía, mientras el resto de nuestros compañeros se acurrucan en las carcajadas.

“Margot y yo, hechos para las bromas… pero no para amarnos.”

_{Imagen Original de DanielBrachlow || Pixabay}

A pesar de que la conozco desde hace diez años, nunca me atreví a confesarle que me gustan sus orejas; ligeramente redondas y pequeñas, igual que los adornos en un árbol de navidad. No quiero pensar que esa es la razón de mi amor por ella, aunque la primera vez que la vi me sumergí en la probabilidad de un futuro donde yo acariciaba sus oídos mientras ella recostaba su cabeza sobre mi pecho. Desde el día en que nos asignaron oficinas contiguas no dejo de pensar en la idea de una eternidad con Margot, juntos hasta que la muerte nos separe, y luego, juntos otra vez en la danza infinita de las estrellas.

Alguien me golpea mi cabeza de pronto… ¡Oh no! ¡Es el jorobado supervisor!

—¡No se piensa en idioteces durante el trabajo! —Me regaña él.

—¿Puede leer el pensamiento? —La idea me aterra.

—No, pero a juzgar por esa cara que tienes, tú nunca piensas en nada bueno. —El jorobado acompaña su burla con otro golpe en mi cabeza.

Si el amor no es bueno, entonces acepto ser el mismísimo mal encarnado. Todo por Margot, la chica de orejas pequeñas… la mujer que ha convertido este infierno de trabajo en una probable puerta al paraíso. Sí, aún no me atrevo a decirle que la amo, tal vez porque ella puede rehusarse a verme como algo más que un amigo, o por la razón de mi aberrante cobardía. Mientras tanto, me conformo con verla del otro lado de la oficina, haciendo muecas para burlarse de mí y el jorobado.

¡Verla y suspirar internamente! ¡Verla y soñar con un futuro prodigioso! ¡Verla! ¡Verla todos los días me hace muy feliz! Pero como una aguja que se clava sorpresivamente en el corazón, el jorobado me dice algo que acaba con todo rastro de esperanza:

—Prepara tus cosas porque te trasladaremos a las oficinas de la capital.

¿Oficinas de la capital? ¡Pero yo no quiero ir! ¡No puedo dejar a Margot sola! Que agrio el destino y que imbécil es el jorobado. Obviamente, prefiero renunciar a este trabajo miserable… ¿Y si trasladan a Margot también? Con ella soy capaz de llegar a las galaxias.

—¿Solo me trasladarán a mi? —Inquiero, esperando la probabilidad de que Margot vaya conmigo.

—Eres lo mejorcito en esta jauría de buenos para nada. —Explica él con una sonrisa—. Si yo fuera tú estuviera saltando de la alegría, restregándole a esta cuerda de vagos que soy mejor que ellos, y que también ganaré el doble, y tendré mi propio carro, y casa…

—¿Todo eso lo ganaré en la capital? —La propuesta no suena tan mal después de todo.

—Por desgracia, sí. —Responde de mala gana—. Es parte de tu nuevo contrato.

_{Imagen Original de Pexels || Pixabay}

Suspiro y echo un vistazo a la oficina de Margot, ella quita su mirada de la mía cuando lo nota y vuelve a su PC, aunque después me hace señas para intentar conocer lo que está pasando. Es la primera vez que la ignoro y, con las dudas palpitando en mis dedos, decido firmar el nuevo contrato del jorobado. Ahora es una realidad: me iré, me alejaré para siempre de Margot… ¿lo lograré? ¿Me estoy haciendo una prueba de valentía?

“Aun estás a tiempo de confesarlo.”

Cuando el Jorobado abandona mi oficina Margot la invade para una ronda de preguntas a la que ella misma etiqueta como chisme. Algunas hebras de su cabello no responden al peinado en su cabeza; parecen serpentinas mal ubicadas. Ella se sube al escritorio y toca su nuca con la mano abierta, y me mira… y yo solo veo sus orejas.

—¿Te despidió? —Ella sonríe al preguntarlo con su voz de guacamaya.

—Literalmente, sí. —Explico—. Me trasladarán a las oficinas de la capital.

—¡Guao! —Ella salta del asombro—. Supongo que dijiste que sí, ¡yo no dudaría en aceptar una gran oferta como esa! —Su afirmación hiere mis sentimientos.

—¿Quieres que me vaya? —Esbozo la pregunta en tono de chiste, aunque realmente quiero saber si mi ausencia la afectaría.

—Quiero lo mejor para ti, bebe. ¡Irás a la capital! Solo vive tu sueño.

“No es mi sueño si no estoy contigo.” Intento decirle, pero las palabras se atoran en mi garganta. Ella me abraza desde el escritorio, y luego me besa la mejilla. Al ver sus ojos noto la chispa de la nostalgia; el silencio profundo de sus pupilas acuosas dice algo; ¿a caso amor? ¿Será que también siente lo mismo?

_{Imagen Original de StockSnap || Pixabay}

—Suerte campeón. —Me desea ella antes de irse de la oficina.

—Margot espera… —La detengo— Quiero preguntarte algo… —Me siento atrapado en el fuego, ardiendo de los nervios, carbonizado en la duda de su respuesta—. ¿Me prestas tu grapadora? —Es lo que sale de mis labios, aunque realmente la pregunta era: ¿Me amas?

Margot sonríe con desilusión, y tras responder que sí y prestarme su grapadora, vuelve a su PC para no verme más. ¿A caso fui un tonto? Sí, un uno de los peores. Al menos sé que ella está feliz con mi nueva propuesta de trabajo, incluso mucho más feliz que yo. Aún puedo renunciar a la oferta y quedarme con ella, y hacer realidad mis sueños de matrimonio.

“¿Sacrificaría ella lo mismo en mi posición?”

Tras un largo día de decisiones y cobardías, regreso a casa con lo poco que me queda de Margot: su grapadora. Me aferro a ella mientras le doy la noticia del traslado a mi mamá desde el teléfono. Nunca he ido a un bar, pero hoy ha sido tan frío que me refugio en las cervezas y los cigarrillos; seguramente en mi posición ella haría lo mismo: me abandonaría como yo estoy a punto de abandonarla. La espuma en mi boca cuestiona mis ideas, quizás porque estoy borracho…

—¡Oh Margot! ¿¡Por qué me gustan tanto tus orejas!? ¿¡Por qué me gustas!? ¿¡Por qué!? —Me cuestiono mientras abrazo la grapadora de Margot.

El día de mi partida a los sueños posibles, un siete de septiembre para ser más preciso, llegué a la estación del tren para despedirme de todo lo que me había atado a Margot. Mis antiguos compañeros de trabajo me esperaban con pancartas y regalos, y buenos deseos camuflados de envidia. Ella no estaba en ningún lugar; el andén se burló de mí en su ausencia. Las locomotoras rugieron ante la inminente salida de la ciudad, lo que me llevó a subir al vagón sin esperanzas de verla.

Apreté la grapadora, aún en mis manos, y antes de huir en el tren escuché su inconfundible voz de guacamaya:

—¡Espera Eduardo! —Gritó Margot.

Vi sus orejas mientras sentí su abrazo. Nos vimos por el breve instante que pareció una eternidad, y luego rompimos la conexión impresa en nuestros brazos:

—Suerte, campeón. —Dijo ella entre lágrimas.

Sin responderle subo al tren, destrozado por el miedo a su posible rechazo… antes del movimiento sobre los rieles de la máquina a vapor, salgo del vagón para seguir a una Margot que estaba a punto de abandonar la estación. A continuación, ante su atónita mirada, la acerco a mí para besarla; siento los labios cálidos que saben a regaliz, y que responden al movimiento de mi boca. Al fin, cuando termina el magnífico momento, ella señala al tren que ya se había marchado hace rato.

—¡Tu tren! —Exclama— ¡Tus sueños!

—No es mi sueño si no estoy contigo. —Confieso—. Además, se me había olvidado entregarte tu grapadora.

El segundo beso viene de parte de ella… y es más duradero que el anterior.

_{Imagen Original de brenkee || Pixabay}

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Cuando de amor se trata, nunca dudes en dar el siguiente paso <3

¡Gracias por leer!

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English

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The only thing that keeps me in this dull office is the tempered glass that allows me to see she; We are separated by a few steps, some computers and some small pots with begonias. I won't lie, while typing on the PC I take the opportunity to glance into the adjoining office, where Margot stares back at me from her computer. She sometimes she winks at me, and at other times she makes funny faces. I return her gesture by touching my ears ridiculously and even stick out my tongue to touch the tip of my nose...

That gets a thousand laughs out of Margot!

Of course, when the hunchback (our supervisor) shows up in the halls, we both have to simulate composure. He is not a man of jokes or funny faces, rather he resembles that monster that touches things just to kill them. Obviously, after the hunchback disappears after criticizing our bad clothes, Margot and I take the opportunity to make fun of him; we put balls of paper on our backs and puffed out our cheeks, she from her office and I from mine, while the rest of our colleagues huddled in laughter.

"Margot and I, made for jokes... but not for love."

_{Original Image by DanielBrachlow || Pixabay}

Although I have known her for ten years, I never dared to confess that I like her ears; slightly round and small, just like the ornaments on a Christmas tree. I don't want to think that this is the reason for my love for her, although the first time I saw her I immersed myself in the probability of a future where I caressed hers her ears while she laid her head on my chest . From the day we were assigned adjoining offices I have been thinking of an eternity with Margot, together until death do us part, and then together again in the endless dance of the stars.

Someone hits my head suddenly… Oh no! It's the hunchback supervisor!

"He doesn't think about nonsense during work!" He scolds me.

"Can you read minds?" The idea terrifies me.

“No, but by that face you have, surely you don't think of anything good.” The hunchback accompanies his mockery with another blow to my head.

If love is not good, then I accept being the very evil incarnate. All because of Margot, the little-eared girl… the woman who has turned this hell of a job into a probable gateway to paradise. Yes, I still can't bring myself to tell her that I love her, perhaps because she may refuse to see me as more than a friend, or because of my aberrant cowardice. In the meantime, I'm content to see her across the office, making funny faces at me and the hunchback.

See her and sigh internally! See it and dream of a prodigious future! See her! Seeing her every day makes me very happy! But like a needle that is suddenly stuck in the heart, the hunchback tells me something that ends all trace of hope:

“Get your things ready because we will transfer you to the offices in the capital.”

Capital offices? But I don't want to go! I can't leave Margot alone! How sour fate and what an imbecile the hunchback is. Obviously, I'd rather quit this miserable job… What if Margot gets transferred too? With it I am able to reach the galaxies.

"Will they only transfer me?" I ask, hoping for the chance that Margot will go with me.

"You're the best in this pack of good-for-nothings." He explains with a smile. “If I were you I would be jumping for joy, rubbing this rope of bums that I'm better than them, and that I'll also earn twice as much, and I'll have my own car, and house...”

"Will I win all that in the capital?" The proposal doesn't sound so bad after all.

“Unfortunately yes.” He replies reluctantly. “It's part of your new contract.”

_{Pexels Original Image || Pixabay}

I sigh and glance around Margot's office, she averts her gaze from mine when she notices it and goes back to her PC, though she then motions to me to try to figure out what's going on. It is the first time that I ignore her and, with doubts throbbing in my fingers, I decide to sign the hunchback's new contract. Now it's a reality: I'll go, I'll get away from Margot forever... will I make it? Am I taking a test of bravery?

"You still have time to confess it."

When the Hunchback leaves my office, Margot invades it for a round of questions that she herself labels gossip. Some strands of her hair do not respond to styling on her head; They look like misplaced streamers. She climbs up on the desk and touches the back of her neck with her open hand, and she looks at me…and I just see her ears.

"Did she fire you?" She smiles as she asks in her macaw voice.

“Literally, yes. I will be transferred to the offices in the capital.”

“Wow!” She jumps in amazement. “I guess you said yes, I wouldn't hesitate to take a great offer like that! Your statement of her hurts my feelings.”

"Do you want me to go?" I frame the question jokingly, though I really want to know if my absence would affect her.

“I want the best for you, baby. You will go to the capital! Just live your dream.”

"It's not my dream if I'm not with you." I try to tell him, but the words get stuck in my throat. She hugs me from the desk, and then kisses my cheek. Seeing her eyes I notice the spark of nostalgia; the profound silence of her watery pupils says something; what about love? Could it be that she also feels the same?

_{StockSnap Original Image || Pixabay}

“Good luck champion.” She wants me before she leaves the office.

"Margot wait…" I stop her, "I want to ask you something…" I feel caught in the fire, burning with nerves, charred in doubt of her answer: “Can I borrow your stapler?” It's what comes out of my lips, although really the question was: Do you love me?

Margot smiles disappointedly, and after saying yes and lending me her stapler, she goes back to her PC, never to see me again. Was I a fool? Yes, one of the worst. At least I know that she is happy with my new job offer, even much happier than I am. I can still give up her offer and stay with her, and make my dreams of marriage come true.

"Would she sacrifice the same in my position?"

After a long day of decisions and cowardice, I return home with what little I have left of Margot: her stapler. I hold on to her as I break the news of her transfer to my mom from the phone. I've never been to a bar, but today it was so cold that I take refuge in beers and cigarettes; surely in my position she would do the same: she would abandon me as I am about to abandon her. The foam in my mouth questions my ideas, maybe because I'm drunk...

"Oh Margot! Why do I like your ears so much!? Because I like you!? Why!?” I question as I hug Margot's stapler.

The day of my departure to possible dreams, September 7 to be more precise, I arrived at the train station to say goodbye to everything that had tied me to Margot. My old co-workers were waiting for me with banners and gifts, and good wishes disguised as envy. She was nowhere; the platform mocked me in her absence. The engines roared at the imminent departure from the city, which led me to get on the car with no hope of seeing her.

I squeezed the stapler, still in my hands, and before fleeing on the train I heard her unmistakable macaw voice:

"Wait Edward!” Margot yelled.

I saw her ears while I felt her hug. We saw each other for the brief moment that seemed like an eternity, and then we broke the imprinted connection in our arms:

"Good luck, champion." She said through tears.

Without answering, I get on the train, shattered by the fear of her possible rejection... before moving on the rails of the steam engine, I get out of the car to follow a Margot who was about to leave the station. Then, before her astonished look, I pull her close to me to kiss her; I feel the warm lips that taste like licorice, and that respond to the movement of my mouth. Finally, when the magnificent moment ends, she points to the train that had already left a long time ago.

"Your train!" She exclaims: “Your dreams!”

"It's not my dream if I'm not with you." I confess. “Also, I forgot to give you your stapler.”

Her second kiss comes from her… and it lasts longer than the previous one.

_{Original Image by brenkee || Pixabay}

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When it comes to love, never hesitate to take the next step <3

¡Thanks You for reading!