El incidente

Hace mucho tiempo en el planeta Engrama había dos especies inteligentes, los Ener y los Granadianos. Las dos especies vivían en total armonía por lo que los avances tecnologicos iban a pasos agigantados, en muy poco tiempo lograron viajar a la velocidad de la luz, lo que les permitió conocer algunos planetas en las galaxias cercanas pero ninguno era capaz de sostener vida desafortunadamente. La cooperación entre ellos era la base de su éxito, sin embargo tenían costumbres sociales y alimentarias muy diferentes por lo que decidieron dividir el planeta en dos mientras encontraban otro planeta habitable.

Por un lado los Granadianos eran muy serios y dedicados, gustaban de la soledad y de largas horas de meditación y estudio. Consumían grandes cantidades de alimento pues casi todo el tiempo estaban comiendo mientras hacían otras cosas.

Por otro lado los Ener eran muy sociables y tranquilos, tenían una capacidad de aprendizaje y adaptación impresionante por lo que no necesitaban tanta meditación ni estudio. Ellos veían como se hacía algo una sola vez y aprendían inmediatamente a hacerlo, mejorando lo aprendido y generando nuevo conocimiento a través de la práctica. En cuanto a su alimentación, solo comían una vez al día y en cantidades muy pequeñas, evitando los carbohidratos y los azúcares que los hacían hiperactivos.

En una ocasión, durante un encuentro científico se exhortó a los participantes a traer a sus familias a fin de intentar un acercamiento fuera del ámbito totalmente laboral. Mientras los mayores preparaban sus ponencias un grupo de niños granadianos insistió a un niño ener a que comiera, pero este negó porque su especie no necesitaba comer más que una vez al día, pero fue tanta la insistencia que por fin lo convencieron. Lo que pasó después de todo eso dejo a todos boquiabiertos, este pequeño ener acomodó todos anacales en minutos y organizó todos los libros en orden alfabético y por temas. Una niña granadiana le daba órdenes y este las cumplía sin titubear sin importar lo raras que fueran las tareas.

Desde un piso más arriba, un ingeniero granadiano observaba a los niños con detenimiento. Después de unos minutos formuló tres hipótesis. La primera que los ener eran extremadamente sensibles a la comida granadiana cuando ya habían comido, la segunda es que en ese estado eran muy susceptibles al control mental que los granadianos practicaban con los animales y la tercera que los Ener eran por mucho mas inteligentes que ellos. Solo faltaba una cosa. Cómo hacerle para que los Ener adultos comieran de su comida, si para ellos su escasa dieta era como una religión.

Como se las arreglaron para lograrlo aún es un misterio, pero después de unos pocos meses de ese incidente, los Granadianos habían convertido a los Ener en sus sirvientes y esclavos...