Saludos, guerreros de #Hive y hermanos de hierro de #SWC. Hoy les traigo la crónica de mi entrenamiento del día de ayer, una jornada de lucha en la que el desafío no fue solo físico, sino mental. El día comenzó como muchos otros: tranquilo, sin sobresaltos. Me dediqué a estudiar un poco, afilando la mente como parte de mi preparación integral. Luego, llegó la hora de entrenar, y me dispuse a enfrentar mi sesión de plancha. Sin embargo, las cosas no salieron exactamente como lo esperaba. Llevo ya tres semanas desde que regresé al entrenamiento, y aunque los músculos y articulaciones han vuelto a recuperar fuerza, las muñecas han sido un punto débil que me está costando superar. Durante ese tiempo sin entrenar, las muñecas se fueron debilitando, y ahora, al intentar movimientos más avanzados como la "Full", he notado que no están a la altura del desafío. El peso que deben soportar es mayor de lo que están preparadas para manejar en este momento. Pero, como buen guerrero, no me dejé abatir. A pesar de la incomodidad, ajusté el entrenamiento para hacerlo lo más provechoso posible, trabajando dentro de los límites que el cuerpo me permite por ahora. Sabía que sería cuestión de tiempo y persistencia para que mis muñecas volvieran a estar en sintonía con el resto del cuerpo. Aunque no fue el entrenamiento más espectacular, fue una lección valiosa. En el camino hacia la excelencia, no siempre se avanza a la velocidad que uno quiere, pero lo importante es no detenerse. Cada día es una oportunidad para construir un poco más de fuerza, tanto física como mental. Este fue mi entrenamiento de ayer. El de hoy lo subiré mañana, así que estén atentos, ¡porque la lucha nunca se detiene!