Hispaliterario 32 | El asesino trigémino (The trigeminal killer) [ES/EN]

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Español

El asesino trigémino

Arrastraba su víctima número 10 por el bosque oscuro y húmedo, el fango se pegaba en el cuerpo sin vida de la joven víctima. El hombre caminaba lento y en su boca desalineada un cigarro se balanceaba consumiéndose poco a poco. El humo subía hasta perderse en las tinieblas de la noche.

Llegaba hasta un desfiladero y tiraba el cuerpo, no sin antes guardar los ojos en un frasco con una solución extraña. El cadáver caía al fondo y su rostro sin ojos apuntaba directo al firmamento oscuro para luego perderse entre el fondo del abismo y los árboles.

El hombre tiraba el cigarrillo al fondo y las cenizas humeantes se deshacían mientras cigarrillo iba al encuentro con el cadáver. El asesino se daba vuelta y se dirigía a su casa con el nuevo botín conseguido, unos ojos azules preciosos.

Ya en casa el hombre se sentaba en su viejo sofá marrón con espuma salida por todos lados y manchas de comidas haciendo juego con la decoración de flores de pétalos grandes, algunas desteñidas por el tiempo. Prendía la televisión y se sentaba a comer una bolsa de nachos picantes. Miraba las noticias y con sus dientes cruzados mascaba de forma desprolija y antiestética los pequeños bocadillos.

Subía el volumen al noticiero y el presentador decía. «Atención, atención, el asesino de los ojos ha vuelto a atacar, está vez un joven de 23 años fue encontrado en el río, sin ojos y completamente golpeado. Los policías aún no tienen pistas del asesino, así que les pedimos a los habitantes de este sector y aledaños tener cuidado de este maníaco psicópata».

«Jajaja... Maníaco psicópata?, lo que dicen solo para vender estos imbéciles». Esbozaba una gran sonrisa con sus dientes torcidos.

Se paraba y tomaba el frasco con los ojos de la chica asesinada. «Verdad, bebe, que yo no soy un maníaco psicópata, verdad que no, verdad que no». Miraba fijamente el frasco y lo colocaba junto con los demás en un estante de madera vieja, con una puerta desvencijada.

Iba a la habitación sin arreglar ni asear, prendía el bombillo de color rojo y se acostaba sobre la cama desatendida y con migajas de comida de varias semanas, un pedazo de sándwich de atún sobresalía de la cama. El hombre se durmió plácidamente como un bebé. Después de varios días el hombre estaba acostado y de repente empezaron los dolores de cabeza, el dolor intenso en un lado del rostro y la sensibilidad a la luz.

El hombre gritaba de dolor, parecía que su boca se internara en el ojo. Se tomaba los cabellos con tal furia que se arrancaba algunos mechones, seguía retorciéndose de dolor y apretaba los dientes torcidos con violencia. La cama sucia y olorosa se volvía testigo del dolor. «Calma, calma, viejo decrépito, tenemos que buscar mi nuevo calmante para este estúpido dolor de cabeza», decía para sí mismo, mientras el dolor amainaba, pero luego. «Aaah que dolor, maldito, maldito, no en la cara, nooooo. Debo calmar este maldito dolor, aaah, mi calmante es...».

En el día siguiente, el hombre buscaba a una nueva víctima, el matar le producía placer y por alguna extraña razón calmaba sus dolores por algún tiempo. Se hacía pasar por limosnero para dar lastima. Iba para el parque y miraba a una joven hermosa de ojos castaños, se pasaba la lengua por sus dientes torcidos.

«Buenas tardes, señorita, me podría dar una limosnita, este pobre viejo se lo agradece mucho». Caminaba corcovado y extendía la mano sucia hacia la mujer.

«Claro, anciano, tome usted estos billetes, espero le ayuden». Sonreía agraciadamente la mujer, se paraba de la silla del parque y se iba con dirección al paradero del autobús.

El hombre iba tras la mujer, con paso lento, para no levantar sospechas. La noche iba cayendo sin perder el tiempo, era la mejor aliada del hombre de dentadura torcida. Su andar corcovado lo hacía ver como un indefenso anciano en quien se podía confiar.

Llegó hasta la mujer y ella sin darse cuenta fue capturada por detrás, mientras le tapaba la boca con un pañuelo con somnífero. La mujer caía inconsciente y el hombre la cargaba en su hombro, luego se dirigía hasta la casa. Al llegar tiraba a la chica en la cama sucia, al momento de amarrarla los dolores volvían y alocaban al hombre.

«No, no, maldita sea, que horrible dolor, ¡Aaah!». El hombre se tomaba la cabeza y empezaba a dar tumbos, tratando de aliviar su dolor.

En ese breve momento la mujer despertaba un poco aturdida. Miraba al hombre corriendo de un lado a otro, miró la oportunidad y salió corriendo de la habitación, él salió tras la mujer con el dolor clavado en la cabeza. La chica llegó hasta la puerta y vio que estaba con seguro. Empezó a gritar para que la ayuden, «Auxilio, auxilio, que alguien me ayude. Estoy con un loco».

Mientras la mujer golpeaba la puerta desesperada, observó a un lado un bate de béisbol. Lo tomó y cuando el hombre se acercaba dando tumbos por el dolor de cabeza, ella le dio un terrible golpe que lo tendió en el piso.

La mujer busco la llave en los bolsillos del pantalón de él, pero no encontró nada, empezó a registrar cada lugar de la casa y llegó hasta el estante, abrió la puerta desvencijada y miró los frascos con ojos, por algún extraño motivo, esos ojos no le produjeron miedo, en cambio fue seducida por esas miradas multicolores, sintió un poder fluyendo desde su espina dorsal hasta el resto del cuerpo, sintió excitación.

Ella tomó el pica hielos que estaba en el estante y se dirigió al hombre inconsciente, tomó su cabeza y empezó a escarbar en las cuencas de los ojos, extrayéndolos de raíz. Miraba aquellos globos oculares y sintió placer, en ese instante el hombre se levantaba gritando de dolor con su rostro sin ojos y ensangrentado. La mujer terminó el trabajo con una puñalada en el corazón, luego reía como una desquiciada.

«Atención, atención dos nuevas víctimas del asesino de los ojos fueron encontrados, uno de ellos hace días en el barranco del bosque y el otro esta mañana en una casa sucia y vieja, los ojos fueron extraídos, además ,a ultima victima presentaba una herida mortal en el corazón, luego de la autopsia se encontró que el hombre de aproximadamente 50 años, sufría de neuralgia del trigémino. Les recomendamos tener cuidado a los habitantes del área...».

«Jajajaja. Curé al pobre imbécil». La mujer sostenía el frasco con los ojos del hombre y lo ponía con los otros. «Que descansen mis bellos, jajajaja...».


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English

The trigeminal killer

He dragged his victim number 10 through the dark and humid forest, the mud stuck to the lifeless body of the young victim. The man walked slowly and in his misaligned mouth a cigarette swayed, consuming itself little by little. The smoke rose until it was lost in the darkness of the night.

He reached a gorge and threw the body away, but not before keeping the eyes in a bottle with a strange solution. The corpse would fall to the bottom and its eyeless face would point straight into the dark firmament and then get lost between the bottom of the abyss and the trees.

The man would throw the cigarette to the bottom and the smoldering ashes would melt as the cigarette went to meet the corpse. The killer would turn around and head home with his new found booty, beautiful blue eyes.

Once home, the man sat on his old brown sofa with foam all over the place and food stains matching the decoration of large petal flowers, some of them faded by time. He would turn on the TV and sit down to eat a bag of spicy nachos. He would watch the news and with his teeth crossed he would chew sloppily and unsightly on the small morsels.

He would turn up the volume to the newscast and the anchor would say. "Attention, attention, the eye killer has struck again, this time a 23 year old was found in the river, eyeless and completely beaten. The cops still have no clues of the killer, so we ask the inhabitants of this sector and surrounding areas to be careful of this psychopathic maniac."

"Hahaha... Psychopathic maniac, what they say just to sell these assholes." He would sketch a big smile with his crooked teeth.

He would stand and take the vial with the eyes of the murdered girl. "True, baby, that I'm not a psycho maniac, true I'm not, true I'm not." He would stare at the jar and place it and the others on an old wooden shelf with a rickety door.

He would go to the room without tidying or grooming, turn on the red light bulb and lie down on the unattended bed with crumbs of several weeks' worth of food, a piece of tuna sandwich sticking out of the bed. The man slept peacefully like a baby. After several days the man was lying down and suddenly the headaches, severe pain on one side of his face and sensitivity to light began.

The man screamed in pain, it seemed that his mouth was digging into his eye. He grabbed his hair with such fury that he pulled out a few strands, continued to writhe in pain and gritted his crooked teeth violently. The dirty, smelly bed became a witness to the pain. "Calm down, calm down, you decrepit old man, we have to get my new painkiller for this stupid headache," he was saying to himself, as the pain subsided, but then. "Aaah what a pain, damn, damn, not in the face, nooooo. I must soothe this damn pain, aaah, my painkiller is...".

In the next day, the man would look for a new victim, killing gave him pleasure and for some strange reason soothed his pains for some time. He pretended to be a beggar to be pitiful. He would go to the park and look at a beautiful young woman with brown eyes. He would run his tongue over his crooked teeth.

"Good afternoon, miss, could you give me a little handout, this poor old man is very grateful." He walked corcociously and extended his dirty hand toward the woman.

"Sure, old man, take these bills, I hope they will help you". The woman smiled gracefully, stood up from her park chair and walked towards the bus stop.

The man was following the woman, with a slow pace, so as not to arouse suspicion. The night was falling without wasting time, it was the best ally of the man with crooked teeth. His crooked gait made him look like a helpless old man who could be trusted.

He reached the woman and she was inadvertently caught from behind, while he covered her mouth with a handkerchief containing sleeping pills. The woman fell unconscious and the man carried her on his shoulder, then went to the house. When he arrived he would throw the girl on the dirty bed, the moment he tied her up the pains would return and drive the man crazy.

"No, no, damn it, what a horrible pain, Aaah!". The man would grab his head and start thrashing around, trying to relieve his pain.

In that brief moment the woman would wake up a little dazed. She watched the man running back and forth, looked at the opportunity and ran out of the room, he took off after the woman with the pain stuck in her head. The girl got as far as the door and saw that it was locked. She started screaming for help, "Help, help, somebody help me. I'm with a madman."

As the woman pounded on the door in desperation, she noticed to the side a baseball bat. She picked it up and as the man came stumbling toward her from the pain in his head, she gave him a terrible blow that knocked him to the floor.

The woman searched for the key in his pants pockets, but found nothing, she began to search every place in the house and reached the shelf, opened the rickety door and looked at the jars with eyes, for some strange reason, those eyes did not produce fear in her, instead she was seduced by those multicolored gazes, she felt a power flowing from her spine to the rest of her body, she felt excitement.

She took the ice pick that was on the shelf and went to the unconscious man, took his head and began to dig into the eye sockets, extracting them by the roots. She looked at those eyeballs and felt pleasure, at that instant the man was getting up screaming in pain with his eyeless and bloodied face. The woman finished the job with a stab in the heart, then laughed like a madwoman.

"Attention, attention two new victims of the eye killer were found, one of them days ago in the ravine of the forest and the other one this morning in a dirty old house, the eyes were extracted, in addition ,to last victim presented a mortal wound in the heart, after the autopsy it was found that the man of approximately 50 years old, suffered from trigeminal neuralgia. We recommend caution to the inhabitants of the area..."

"Hahahahaha. I cured the poor sucker." The woman held the jar with the man's eyes and put it with the others. "Rest my beauties, hahahahaha..."


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Les dejamos la participación de Rincón Poético en el reto: "La mordida entró por el ojo" de los amigos de @hispaliterario. Esperamos sea de su agrado.

Invitados cordialmente a participar de este interesante concurso, el link lo dejamos a continuación:
Link del reto

Fuentes imagen de portada
Fuente 1 Fuente 2
Editado por Rincón Poético.

Texto autoría de:
Camilo Torres
DRA
memebrete.png

¡Gracias por acompañarnos hasta aquí!

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@rinconpoetico7



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8 comments
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Me gustó mucho cómo describes a los personajes, los ambientes, los detalles de los objetos, 100/100!!
Gramaticalmente me confunde un poco el tiempo de la narración. Mezclas el pretérito imperfecto con el pasado simple (pretérito indefinido), ¿es a propósito?
Me encantó el final, fue super inesperado, me sorprendiste mucho!
Seré tu fiel lectora.
Saludos!

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Gracias por pasar y dejar tu impresión de la historia.

Me alegra que te haya gustado mucho la historia.

Me halaga lo último espero no decepcionarte. Jeje.

Una excelente día.

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Quede impactada y no era el viejecito. Las apariencias engañan.
Saludos @rinconpoetico7 te deseo suerte en el concurso.

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Gracias por pasar y dejar tu impresión de la historia.

Un excelente día.

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