Las escrituras sagradas del pueblo de los Maras se mantenían escondidas del odio y la voracidad de los Boros, pueblo invasor que destruía todo vestigio de la cultura y la tradición de los diferentes pobladores de la región del delta del río Moringa al sur de las montañas de fuego. Soro y Mirma eran los encargados de custodiarlas, escondidos en las catacumbas bajo el Monasterio de los servidores de Dios. Allí habían pasado dos días sin saber lo que ocurría fuera del Monasterio y temían por sus familias. Un sonido estruendoso se escuchó sobre las catacumbas, una explosión había derribado la puerta y las paredes del monasterio y una horda de soldados enmascarados y cubiertos de pieles de lobos corrían por los salones destrozando todo a su paso. Los monjes trataban de proteger las reliquias y los libros de la biblioteca, pero todo su esfuerzo fue en vano.

Soro y Mirma alertados por los sonidos que estaban escuchando, ya sabían que debían escapar de allí, que muy pronto descubrirían la entrada a las catacumbas. Tomaron el libro sagrado y lo escondieron dentro de un saco lleno de hojas de amaranto, acelgas y endivias y corrieron por los túneles buscando la salida más lejana del monasterio. Mientras corrían escuchaban los gritos de los bárbaros. Pasaron unos minutos angustiosos y se dieron cuenta que estaban dando vueltas y regresando al mismo lugar.

—¡Soro estamos perdidos! Tenemos que encontrar la salida.

—Qué extraño, yo estoy seguro de haber hecho las marcas sobre las paredes. Le puse grasa de cochino en cada una de las curvas.

—Algo debe haberse comido la grasa. ¡No te parece Soro!, no creo que haya sido una idea muy buena y ¿ahora que hacemos? ¿Por donde debemos seguir para salir de aquí antes de que nos encuentren?.

Soro y Mirma son amigos desde hace años cuando de niños comenzaron a trabajar en el Monasterio para ayudar a sus padres, campesinos que cultivaba una pequeña parcela de terreno que apenas les daba para sobrevivir. Se habían criado bajo el amparo de los Monjes y ellos les habían enseñado sobre la religión del conocimiento, del creador del universo y de todo lo que existe en el mundo. Ellos habían aprendido lo básico, pero aun cuando los habían nombrado custodios del libro sagrado, no se les permitía llegar a este nivel de conocimiento, pues no comprenderían aún su significado. Estaba escrito en un idioma desconocido para ellos. El Monje Benedicto les había dicho que en el momento en que pudieran entender las escrituras, ellos podrían conocer el poder de Dios.

La angustia de ambos amigos se hacía cada vez mayor y el pensamiento de que los atraparan les aterraba. El miedo no los dejaba pensar con claridad. Decidieron descansar en una entrada que daba a un pequeño salón lleno de las calaveras de los antiguos monjes… los iniciadores. La luz era muy tenue y el olor a humedad muy fuerte. Sentados allí decidieron realizar una oración para pedir ayuda, cerraron los ojos y comenzaron a respirar profundamente. Mientras lo hacían, se les presentaron dos personas, una de ellas parecida a una mujer refulgía de un color verde esmeralda, la otra figura de un hombre, emitía una luz de color azul.

La mujer habló primero. —Hay una salida a través del cristal de roca, pero solo uno de ustedes puede hacerlo.

El hombre les dijo —Nosotros no podemos decidir quién va a continuar, ustedes deben hacerlo.

De inmediato Soro le dijo a Mirma —Tú debes hacerlo, eres fuerte e inteligente.

—Pero tú has sido siempre el líder, el que ha tomado las decisiones difíciles, no puedo hacerlo sin ti y además si te quedas puedes morir.

—Debes hacerlo Mirma, confía en ti y en Dios. Yo sabré como protegerme, no te preocupes.

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Mirma acepto la decisión de su amigo y siguió a las dos figuras a través del cristal de roca, no sin antes despedirse de él con un abrazo, mientras pensaba que quizás no volvería a verlo. Al traspasar la puerta, las dos figuras desaparecieron y se encontró cerca del río, unas aves pasaron volando raudas, como si huyeran de algo. Escucho sonidos de caballos y se escondió entre unos arbustos. Desde allí vio pasar a los Boros, llevando varios prisioneros en una jaula, entre ellos a algunos de los monjes del monasterio y a varias jóvenes del pueblo.

Desorientado caminó bordeando el río, entre los juncos que crecían formando una barrera. Al atardecer cansado de caminar se sentó escondiéndose en la vegetación. "¿Que puedo hacer para ayudar a las personas?.Tengo el libro sagrado. ¿Será que ya puedo entender lo que dice?" Al abrirlo se llevó una gran sorpresa, las páginas estaban en blanco, no había nada escrito. "¿Y ahora qué hago?" Se acordó de su amigo Soro y recordó lo que él le había dicho “eres fuerte e inteligente”. Mirma decidió seguir las huellas de la carreta y llegar hasta donde estaban reunidos los Boros, se le había ocurrido algo para poder hablar con el Gran Jefe Gestar. Decían que era un hombre sin sentimientos, arrogante y sanguinario, pero tenía una debilidad y era su necesidad de creerse superior al resto de los hombres.

Al llegar cerca del campamento ya estaba anocheciendo y escuchó risas y gritos. Los hombres estaban celebrando la victoria. Mirma se fue acercando con sigilo, su pequeño tamaño y sus pisadas ligeras le permitieron llegar cerca de la carpa de Gestar.

Los soldados al darse cuenta le impidieron el paso e iban a matarlo cuando él los detuvo mostrándoles el libro sagrado.

—¿Esto es lo que ustedes estaban buscando?, yo se lo he traído a su jefe en ofrenda de paz. Déjenme pasar para entregárselo en persona. —La seguridad con que Mirma habló hizo que los soldados lo anunciaran al entrar a la carpa.

Su sorpresa fue muy grande cuando al entrar se encontró con los monjes Marcelo y Melquiades celebrando con vino junto al Jefe Gestar. Ellos habían llegado a un acuerdo y le habían entregado las escrituras sagradas a cambio de sus vidas y de riquezas, sin importarles la muerte de sus compañeros y entre ellos posiblemente la de Soro. Mirma se sorprendió y pensó "¿Entonces cual es el libro que yo tengo, el que hemos protegido todos estos años?"

—¿Y tú cómo te llamas? ¿Qué me traes para que pueda perdonar tu vida?, le dijo el jefe Gestar.

Mirma analizó rápidamente sus posibilidades y continuó haciendo lo que había pensado. —He traído el libro sagrado de las escrituras.

—Ja,ja,ja y cuántos libros sagrados hay, porque los monjes me acaban de traer como obsequio el libro sagrado que estaba guardado en el Monasterio desde hace miles de años. Aquí está y le mostró un libro con tapas y letras dorada —y me han dicho que mi sabiduría me va a permitir entender lo que allí está escrito.

—No creo que eso sea posible, —le contesto Mirma. —Los monjes lo han engañado y aquí tengo la prueba —y sacó de su saco un libro cuya portada estaba rota y desgastada por el tiempo, las letras se habían borrado y al abrirlo solo quedaban las páginas amarillas sin ningún símbolo grabado en ellas. Estas se fueron convirtiendo en un fino polvo que la brisa se llevo y cubrió todo el campamento.

Todos los presentes se burlaron del joven mientras el jefe Gestar lo mandaba a detener y fue enviado a una de las jaulas. Allí se encontró con su amigo Soro y los otros monjes que habían sobrevivido al ataque del monasterio y a pesar de que al amanecer serían ejecutados, Mirma se sintió feliz de haberlo encontrado.

Las horas fueron pasando, hasta que la luz de la mañana comenzó a disipar las sombras. No se escuchaba ningún sonido a excepción de los ladridos de los perros, el canto de los gallos y el gorgojeo de los pájaros. Mirma y Soro se preguntaban qué habría pasado, era extraño. Comenzaron a gritar muy fuerte y también los otros presos hicieron lo mismo… nadie apareció. Como pudieron comenzaron a romper las cerraduras y salieron de las jaulas. Recorrieron el lugar y se dieron cuenta que estaba solos, los Boros habían desaparecido.

—Vamos a la carpa del Jefe Gestar le dijo Mirma a Soro y ambos entraron. Buscaron el libro sagrado y lo encontraron. Estaba tal y como se lo habían entregado para su custodia, pero ahora las páginas estaban escritas con símbolos que ellos podían comprender.

Mirma y Soro se hicieron leyenda y se les recuerda como los jóvenes que salvaron al pueblo de los Maras con el poder del Libro Sagrado.

Muchas gracias por leer

ENGLISH VERSION

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The sacred scriptures of the Maras people were kept hidden from the hatred and voracity of the Boros, an invading people that destroyed every vestige of the culture and tradition of the different inhabitants of the delta region of the Moringa River to the south of the mountains of fire. Soro and Mirma were in charge of guarding them, hidden in the catacombs under the Monastery of the servants of God. There they had spent two days without knowing what was happening outside the Monastery and feared for their families. A thunderous sound was heard above the catacombs, an explosion had knocked down the door and walls of the monastery and a horde of masked soldiers covered in wolf skins were running through the halls destroying everything in their path. The monks tried to protect the relics and books in the library, but all their efforts were in vain.

Soro and Mirma, alerted by the sounds they were hearing, already knew that they had to escape from there, that very soon they would discover the entrance to the catacombs. They took the sacred book and hid it inside a sack full of amaranth leaves, chard and chicory and ran through the tunnels looking for the farthest exit of the monastery. As they ran they heard the screams of the barbarians. A few anxious minutes passed and they realized that they were turning around and returning to the same place.

"Soro, we are lost! We have to find the way out."

"Strange! I'm sure I made the marks on the walls. I put pig grease on each of the curves".

"Something must have eaten the grease, don't you think Soro, I don't think it was a very good idea and now what do we do, where should we follow to get out of here before they find us."

Soro and Mirma have been friends for years when as children they began to work in the monastery to help their parents, peasants who farmed a small plot of land that barely gave them enough to survive. They had grown up under the protection of the Monks and they had been taught about the religion of knowledge, the creator of the universe and everything in the world. They had learned the basics, but even though they had been appointed custodians of the holy book, they were not allowed to reach this level of knowledge, for they would not yet understand its meaning. They were written in a language unknown to them. Monk Benedict had told them that the moment they could understand the scriptures, they would be able to know the power of God.

The anguish of both friends was growing and the thought of being caught terrified them. Fear kept them from thinking clearly. They decided to rest in a doorway that led to a small room filled with the skulls of the ancient monks... the initiators. The light was very dim and the smell of dampness very strong. Sitting there they decided to say a prayer for help, closed their eyes and began to breathe deeply. As they did so, two people appeared before them, one of them resembling a woman, glowing emerald green, the other a man, emitting a blue light.

The woman spoke first. "There is a way out through the rock crystal, but only one of you can do it."

The man told them. "We cannot decide who will continue, you must do it."

Immediately Soro said to Mirma, "you must do it, you are strong and smart."

"But you have always been the leader, the one who has made the difficult decisions, I can't do it without you and besides if you stay you can die."

"You must do it Mirma, trust in you and in God. I will know how to protect myself, don't worry."

Mirma accepted her friend's decision and followed the two figures through the rock crystal, but not before saying goodbye to him with a hug, while thinking that she might not see him again.
As he passed through the door, the two figures disappeared and he found himself near the river, some birds flew by, as if fleeing from something. He heard sounds of horses and hid in some bushes. From there he saw the Boros passing by, carrying several prisoners in a cage, among them some of the monks of the monastery and several young girls from the village.

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Disoriented, he walked along the river, among the reeds that grew forming a barrier. At dusk, tired of walking, he sat down and hid in the vegetation. What can I do to help people, I have the sacred book, can I understand what it says? When he opened it he got a big surprise, the pages were blank, there was nothing written. "What do I do now?" She remembered her friend Soro and remembered what he had told her "You are strong and intelligent". Mirma decided to follow the wagon tracks and get to where the Boros were gathered, she had come up with something to be able to talk to Chief Gestar. They said he was a man without feelings, arrogant and bloodthirsty, but he had a weakness and it was his need to believe he was superior to the rest of the men.

When he arrived near the camp it was already getting dark and he heard laughter and shouting. The men were celebrating the victory. Mirma crept closer, her small size and light footsteps allowing her to get close to Gestar's tent.

The soldiers noticed him and blocked his way and were about to kill him when he stopped them by showing them the sacred book.

"This is what you were looking for," he said, "I have brought it to your chief as a peace offering. Let me come in to deliver it to him in person." -The confidence with which Mirma spoke made the soldiers announce him as they entered the tent.

Her surprise was great when she entered and found the monks Marcellus and Melquiades celebrating with large cups overflowing with wine next to Chief Gestar. They had reached an agreement and had given him the sacred scriptures in exchange for their lives and riches, without caring about the death of their companions and among them possibly that of Soro. Mirma was surprised and thought, "So what is the book that I have, that we have protected these years?"

"And what is your name? What do you bring me so that I can spare your life?"

Mirma quickly analyzed her possibilities and continued to do what she had thought. "I have brought the holy book of scripture."

"Ha,ha,ha and how many sacred books are there, because the monks have just brought me as a gift the Sacred Book that was kept in the Monastery for thousands of years. Here it is and he showed him a book with golden covers and letters and they have told me that my wisdom will allow me to understand what is written there."

"I do not think that is possible". Mirma replied, "the monks have deceived him and here I have the proof" and took out of his bag a book whose cover was torn and worn by time, the letters had been erased and when he opened it only the yellow pages remained without any symbol engraved on them. These were turning into a fine dust that the breeze was spreading until it covered the whole camp.

All those present mocked the young man while the Great Chief Gestar sent him to detention and he was sent to one of the cages. There he met his friend Soro and the other monks who had survived the attack on the monastery and despite the fact that at dawn they would be executed, Mirma was happy to be together.

The hours passed, until the morning light began to dissipate the shadows. No sound could be heard except the barking of dogs, the crowing of roosters and the chirping of birds. Mirma and Soro wondered what had happened, it was strange. They began to shout very loudly and the other prisoners did the same... no one appeared. As best they could they started to break the locks and got out of the cages. They went around the place and realized that they were alone, the Boros had disappeared.

"Let's go to Chief Gestar's tent", said Mirma to Soro and they both entered. They looked for the sacred book and found it. It was just as it had been given to them for safekeeping, but now the pages were written with symbols they could understand.

*The power of light is within those men who are good at heart.

Mirma and Soro became legends and are remembered as the young men who saved the people of the Maras and beyond with the power of the Holy Book.

La imagen de la presentación la realicé en power point con una imagen de pixabay libre de uso/The image of the presentation was made in power point with an image from pixabay free to use.
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