A day to celebrate (Eng/Esp)

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My son Mike was ready for the defense of his thesis in Agronomy Engineering, the last requirement for graduation and, as usual, his nerves were on edge. He had already been assigned the jurors, the date and the place.

As is customary at the university, the student brings a snack that day to share, after finishing the presentation, the jury's questions and the verdict is read. That was the crowning moment. And then to celebrate.

Mikes's thesis was on rice cultivation, so we decided to bring food made with rice as the main ingredient. My husband was very excited and gave me and our daughters ideas of what we should bring to celebrate. So we started preparing ahead of time.

We made a list of the meals, including desserts and also the drinks, and then we did the shopping.

We would make pastries stuffed with rice and meat, tequeños, mini-pizzas, rice pudding sprinkled with cinnamon , chicha of rice and a cake, as well as soda and wine for the toast. My husband, with a list of what was needed, would take care of the shopping.

My son meanwhile was preparing his defense and practicing at home and at the university with his tutor.

The presentation was at 11 a.m., so considering that the pastels and tequeños had to be fried, I prepared the meat stew with rice the day before, as well as the little glasses with the rice pudding which I left ready in the fridge.

That day, even though I had anticipated many of the things we would bring with the help of my daughters and my sister, even though we got up very early to have everything on time, it went by very quickly.

What worried me most was not the snack, which I knew was enough, but being there with my son, accompanying him in that important moment and being able to witness the defense of his thesis. To give him encouragement with my eyes, to tell him that he was doing very well.

But my husband thought he had to feed a battalion and had bought a lot of packages of tequeños and dough for cupcakes and wanted us to take them all.

"Joaquin, that's a lot, we won't have time to cook them all, and I want to get there to see the presentation. I can't be late because the door closes at the time it starts and no one else can get in"

My eldest daughter also felt the same way.

"Dad!, you are too much of a foodie, this is more than enough. Besides, we have to get there in time to set the table!.

"All right, you guys finish fixing the food, I still have to buy a few things I kept going back and forth."

Finally, we had everything ready, Mike had already left for universty. He looked very cute in the suit his dad had bought him and, of course, he was a little nervous.

Before we left, I gave him a hug and told him.

"Remember that no one knows more about your work than you do because you did it all, so you just have to be confident and speak clearly and calmly."

"Thank you, Mom, I hope I remember that."

"Those words were said to me by my professor when I defended my thesis in this very faculty, and I think they gave me a lot of peace of mind"

We left the house when there was not much time left, I did not want to be late. My daughters told me to let my nerves go, that everything was going to be fine.

And so it was, when we arrived, there were only a few minutes left for the defense to begin.

"Mom!, hurry up!, go into the living room, we will take care of everything" My eldest daughter told me and I thanked them and my sister for being together, in this special moment for her brother.

They had set up a long table in the hallway where the botany classrooms are, and before I opened the door, I saw them arranging the tablecloth.

I walked in and sat down on the last chairs and saw my son's happy face when he saw me. I smiled at him and at that moment his tutor started the defense act. And from the moment my son began to speak with that confidence in what he was exposing, my mind and body relaxed, and I could enjoy that moment, which was perfect. And my heart was filled with joy and pride.

After the verdict was read, the congratulations came and then the celebration. Everyone present went to the table, which was overflowing with food and drinks.

As a popular saying goes, my husband had thrown the house out of the window. And there he was, as a proud father, pouring the wine glasses to toast.

My son came over to hug us

"I have to go. Thank you for everything."

"And why are you leaving?, his dad asked.

"I have other friends who are presenting their theses, and I am going to support them. See you later".

And we saw him leave happy and with the peace of mind of having successfully overcome a stage of his life, and we were there and, of course, We continue the celebration.

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Un día para celebrar

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Mi hijo Miguel estaba listo para la defensa de su tesis de grado en Ingeniería Agronómica, el último requisito para graduarse y, como es normal, los nervios estaban de punta. Ya le habían asignado los jurados, la fecha y el lugar.

Como es una costumbre en la universidad, el estudiante lleva ese día un refrigerio para compartir, luego de terminar la exposición, las preguntas del jurado y se lea el veredicto. Ese era el momento cumbre. Y luego a celebrar.

La tesis de Miguel era en el cultivo de arroz, así que decidimos llevar comida elaborada con arroz como el ingrediente principal. Mi esposo estaba muy emocionado y nos daba a mí y a nuestras hijas, ideas de lo que deberíamos llevar para celebrar. Así que comenzamos con tiempo a prepararlo.

Elaboramos una lista de las comidas, incluyendo postres y también de las bebidas para luego hacer las compras.

Haríamos pastelitos de carne con arroz, tequeños, minipizzas, arroz con leche, chicha de arroz y una torta, además de refresco y vino para el brindis. Mi esposo, con una lista de lo necesario, se encargaría de las compras.

Mi hijo mientras tanto preparaba su defensa y practicaba en la casa y en la universidad con su tutora.

La presentación era a las 11 de la mañana, así que considerando que los pastelitos y los tequeños tenían que freírse, preparé el guiso de carne con arroz el día anterior, igualmente los vasitos con el arroz con leche espolvoreados con canela, que dejé listos en la nevera.

Ese día, a pesar de que había adelantado muchas de las cosas que llevaríamos con ayuda de mis hijas y de mi hermana, aun cuando nos levantamos muy temprano para tener todo a tiempo, este se nos pasó muy rápido.

A mí lo que más me preocupaba no era el refrigerio, que sabía que era suficiente, sino estar allí con mi hijo, acompañándolo en ese momento importante y poder presenciar la defensa de su tesis. Darle, ánimos con la mirada para decirle que lo estaba haciendo muy bien.

Pero mi esposo pensaba que tenía que alimentar a un batallón y había comprado gran cantidad de paquetes de tequeños y de masa para pastelitos y pretendía que los lleváramos todos.

—Joaquin, esa es mucha cantidad, no nos va a dar tiempo de cocinarlos todos y yo quiero llegar a ver la presentación. Si llego tarde, la puerta se cierra a la hora que comienza y más nadie puede entrar.

Mi hija mayor también opino lo mismo.

—¡Papá!, tú eres muy exagerado con la comida, esto es más que suficiente. Además, tenemos que llegar con tiempo para arreglar la mesa.

—Está bien, ustedes terminan de arreglar la comida que yo todavía tengo que comprar algunas cosas. —No dejaba de ir y venir.

Por fin tuvimos todo preparado, ya Miguel se había ido a la universidad. Se veía muy lindo con el traje que su papá le había comprado y, por supuesto, estaba un poco nervioso.

Antes de salir le di un abrazo y le dije

—Recuerda que nadie sabe más de tu trabajo que tú mismo porque tú lo hiciste todo, así que solo tienes que tener confianza y hablar claro y calmado.

—¡Gracias, mamá!, espero recordarlo.

—Esas palabras me las dijo mi profesor cuando defendí mi tesis en esta misma facultad y creo que me dieron mucha tranquilidad.

Salimos de la casa cuando ya faltaba poco tiempo, no quería llegar tarde. Mis hijas me decían que dejara los nervios, que todo iba a estar bien.

Y así fue, cuando llegamos, apenas quedaban unos minutos para que comenzara la defensa.

—¡Mamá apúrate! entra al salón, que nosotros nos encargamos de arreglar todo. —Me dijo mi hija mayor y yo les agradecí tanto a ellas y a mi hermana por estar juntas, en este momento especial para su hermano.

Habían colocado una mesa larga en el pasillo donde están los salones de botánica y, antes de abrir la puerta, las vi arreglando el mantel.

Entré y me senté en las últimas sillas y vi la cara de alegría de mi hijo al verme. Le sonreí y en ese momento su tutora dio comienzo al acto de defensa. Y desde el instante en que mi hijo comenzó a hablar con aquella seguridad de lo que estaba exponiendo, mi mente y mi cuerpo se relajaron y pude disfrutar de ese momento que fue perfecto. Y mi corazón se llenó de alegría y orgullo.

Después de la lectura del veredicto, llegaron las felicitaciones y luego la celebración. Todos los presentes se fueron hasta la mesa, que estaba rebosante de comida y de bebidas. Como dicen acá, su papá había botado la casa por la ventana. Y allí estaba, como orgulloso padre, sirviendo las copas con vino para brindar.

Mi hijo se acercó a abrazarnos

—Tengo que irme. Gracias por todo.

—¿Y por qué te vas tan pronto hijo?, —le preguntó su papá.

—Es que tengo otros amigos que están presentando sus tesis y voy a apoyarlos. Nos vemos luego.

Y lo vimos irse feliz y con la tranquilidad de haber superado con éxito una etapa de su vida, y nosotros estuvimos allí y, por supuesto, que continuamos con el festejo.

Muchas gracias por leer

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