Un cordial saludo a quien me lee en esta oportunidad. Aunque este año ha sido de pocas ediciones de Mirad a los niños, vengo para aportar un grano de arena a propósito de la época navideña donde las emociones se encuentran exaltadas tanto en los adultos como en los niños. Sabemos que siempre el rol de los más grandes es hacer felices a los más pequeños de la casa quienes tienen mucha ilusión y curiosidad en relación a los momentos tradicionales en familia, por eso los adultos nos cuidamos de no defraudarlos para que vivan la fiesta de la navidad.

Las esperanzas son las que mantienen viva la navidad. Los preparativos son una señal de la ilusión que contagia la época. Los niños añoran un regalo especial y como adultos estamos apremiados por cumplir esa parte importante que da felicidad en la infancia. La buena noticia para los niños es que siempre podemos resolverlo, sin importar lo complicada que pueda estar nuestra economía además la sonrisa de un niño será a su vez el regalo más precioso para los adultos preocupados por su felicidad.

Imagen de Jason Goh en Pixabay

Claro está, que los mejores obsequios son la unión familiar, el amor que se demuestra en los detalles, la solidaridad, la generosidad y la sinceridad con que se obra. El cariño y toda manifestación de bondad se demuestran con actos de amor verdadero. Al obrar así los adultos predicamos el milagro de la navidad con el ejemplo a los niños, quienes crecen y moldeamos en base a lo que ven y oyen de nosotros. ¡Qué importante es que los niños y adultos estén de fiesta en navidad!

Los niños forman parte de la sinfonía de Dios cuando sus corazones están en armonía con los valores que caracterizan a quienes profesan la fe cristiana. Los fieles creyentes de la navidad son los que obran por el bien del prójimo con el único interés del bienestar de todo el que le rodea. Ese es el espíritu que debe reinar en navidad y todos los días del año. Entonces que la decoración y el banquete organizado sea con lo mucho o con lo poco que tenemos, pero sin tanto afán como lo hacen los que no han comprendido la navidad. Hagamos de la celebración navideña un evento de lujo gracias a los gestos de cordialidad que dan felicidad.

Imagen de Vlad Vasnetsov en Pixabay

Tu, adulto y padre que me lees, sigue siendo atento con los niños, con los miembros de la familia, con los vecinos, con tus colegas, sigue emanando palabras respetuosas, sigue alejado del espíritu de crítica, del espíritu pendenciero y sigue en sintonía con el espíritu de la navidad. Recuerda que de los momentos de felicidad que les obsequies a los niños ellos darán en igual y mayor medida a otros cuando sean unos adultos. Seamos garantes de una infancia feliz para que rían hoy y para que mañana sean los adultos saludables que velaran por el bienestar de los niños, así la ilusión de la época navideña no será frustrada y disfrutarán estar de fiesta en navidad.

Si, se te hace difícil

¡Mírate en cada niño!

Tu hijo te agradecerá que estés presente...

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