Antes que nada cordiales saludos a las comunidades de #soloescribe, #writingclub, #celfmagazine y #mundovirtual, es la primera vez que participo en esta iniciativa, aunque @joalheal me ha invitado en varias ocasiones, pero sin que yo pudiese concretar mi participación en la iniciativa.

Espero que mi participación en Días ECENCYales #21. Iniciativa: “Entre reflejos y colores” sea de su agrado, y espero de igual forma poder participar de manera constante en este proyecto.

Mis saludos y mejores deseos para todos.

Era una mañana hermosa de abril y Claudia, decidió salir y caminar llegando al Paseo Orinoco de Ciudad Bolívar, mientras caminaba se paró por un momento frente a la baranda del paseo y vio su cuerpo reflejado en las aguas del Río Orinoco, en ese momento recordó a Lorenzo, su amor y compañero de vida, hace poco fallecido, y sintió como las lágrimas bajaban por sus mejillas.

Claudia, sentía el dolor de la perdida y un vacío enorme dentro de ella, que no sabía como llenar, una vacuidad tan grande y profunda, que ella no le conseguía final y tampoco sabía cómo llenar ese espacio vacío que consumía sus fuerzas.

Claudia, sabía qué estaba pasando por un proceso de luto y perdida, estaba consciente que debía luchar para no deprimirse y seguir adelante. Con estos pensamientos, Claudia emprendió de nuevo su camino por el Paseo.

Mientras caminaba, vio a unos niños jugando a la distancia, y se recordó de Lorenzo, recordó cómo él le decía, “debes aprender a observar, a escuchar, a ver más allá de lo que tienes al frente, solamente así podrás disfrutar de cada cosa que hay en este mundo, que es un regalo de Dios para nosotros, desde los colores de las flores, el frescor del atardecer, la forma de los árboles, el frescor del atardecer y hasta del vaso de agua que nos calma la sed, ya que todo es un regalo que nos da la vida y al dejar de disfrutarlo, vivirlo y entenderlo, perdemos gran parte del espectáculo que Dios, hizo en su creación para nosotros”.

A partir de ese momento, Claudia, comenzó a recordar a Lorenzo de manera diferente, mientras caminaba, empezó a recordar los momentos felices con él, los momentos divertidos, sus enseñanzas, los detalles que Lorenzo tenía permanentemente para con ella y sonrío Claudia, por primera vez en mucho tiempo, y sintió como la paz se apoderaba de ella y como el vacío que sentía, ya no era tan grande y doloroso.

Claudia vio flotar en el aíre una hermosa flor, que se desprendió de uno de los árboles cercanos al Paseo y vio cómo se posó con una enorme delicadeza a unos pasos de ella, y se acercó a recogerla, al hacerlo vio su reflejo en un charco de agua y al verse en el reflejo se vio a sí misma y se sintió diferente, al levantar la flor, vio los hermosos y vivos colores de la flor en su mano y le pareció ver a Lorenzo en el reflejo del charco, parado junto a ella recordándole su promesa de que nunca la dejaría sola.

Claudia siguió caminando llena de paz tranquilidad y esperanza, ahora Claudia estaba viendo el Orinoco, veía los reflejos de la luz del sol en el agua y vio el reflejo y los hermosos colores de unas aves volando sobre el río y se dio cuenta de que jamás se había dado cuenta de ese milagro visual que la naturaleza le estaba regalando, y pensó en Lorenzo, y se dio cuenta de que tanta razón que tenía él, cuando le decía que debía aprender a disfrutar de cada situación, de cada experiencia y de cada momento que le diera la vida, ya que todo le daría una enseñanza.

Claudia entendió todo lo que le había dicho Lorenzo en ese instante, se dio cuenta de que la muerte es parte del ciclo natural de la vida, y que el mayor regalo de Dios para ella era la vida misma, tal cual como Lorenzo siempre le decía, y se dio cuenta de que aunque si es cierto aún sentía el dolor por la perdida del amor de su vida, tenía la certeza de que ella no estaba sola, que nunca lo había estado y que nunca lo estaría, ya que Lorenzo y Dios estaban con ella.

Claudia recordó cuando en el hospital le dijo a Lorenzo, que no quería que muriera, y Lorenzo le contestó; “Yo no muero, desencarno, al igual que tú lo harás, y lo hago cuando Dios lo decida, puesto que él es quien me dio la vida y el que decide cuando debo partir de este plano. Recuerda siempre mi querida, somos almas encarnadas en un cuerpo y no al contrario, por lo tanto, la muerte no existe, encarnamos en este mundo para aprender, experimentar y aumentar nuestro nivel de consciencia, para que un momento, seamos uno de manera consciente con el eterno, no debes temer, jamás estarás sola, tanto yo como el Eterno estaremos siempre junto a ti cuidándote y guiándote”.

Claudia sintió alegría en su corazón, entendió todo en ese momento, se sintió parte de un todo, Claudia, ya no sentía la perdida con el mismo dolor de antes, y se dio cuenta de que Lorenzo estaría presente con ella en sus recuerdos y en sus enseñanzas.

Ella se dio cuenta de que su tristeza había desaparecido, se prometió así misma, que de ahora en adelante disfrutaría todo aquello que le diese la vida con amor y alegría, ahora tenía la certeza de que volvería a ver a Lorenzo y a sus familiares ya idos, cuando a ella le tocara su turno de renacer y que siempre que lo necesitara, recordaría a Lorenzo, en los reflejos y hermosos colores que le regalaba el Orinoco en su recorrido.

Gracias por leerme.

First of all cordial greetings to the communities of #soloescribe, #writingclub, #celfmagazine and #mundovirtual, it is the first time I participate in this initiative, although @joalheal has invited me on several occasions, but without me being able to concretize my participation in the initiative.

I hope that my participation in ECENCYales Days #21. Initiative: "Between reflections and colors" will be to your liking, and I hope to be able to participate constantly in this project.

My greetings and best wishes to all.

It was a beautiful April morning and Claudia, decided to go out and walk arriving at the Paseo Orinoco in Ciudad Bolivar, while walking she stopped for a moment in front of the railing of the promenade and saw her body reflected in the waters of the Orinoco River, at that moment she remembered Lorenzo, her love and life partner, recently deceased, and felt the tears running down her cheeks.

Claudia felt the pain of loss and a huge emptiness inside her that she did not know how to fill, an emptiness so big and deep that she could not find an end to it and she did not know how to fill that empty space that consumed her strength.

Claudia knew that she was going through a process of mourning and loss, she was aware that she had to fight not to get depressed and move forward. With these thoughts, Claudia set out again on her way along the Paseo.

As she walked, she saw some children playing in the distance, and she remembered Lorenzo, she remembered how he used to tell her, "you must learn to observe, to listen, to see beyond what is in front of you, only then you will be able to enjoy everything in this world, which is a gift from God for us, from the colors of the flowers, the freshness of the sunset, the shape of the trees, the coolness of the sunset and even the glass of water that quenches our thirst, because everything is a gift that life gives us and when we stop enjoying it, living it and understanding it, we lose a great part of the spectacle that God made in his creation for us".

From that moment on, Claudia began to remember Lorenzo in a different way, as she walked, she began to remember the happy moments with him, the funny moments, his teachings, the details that Lorenzo had permanently for her and Claudia smiled, for the first time in a long time, and felt how peace took over her and how the emptiness she felt, was no longer so big and painful.

Claudia saw a beautiful flower floating in the air, it fell from one of the trees near the Paseo and she saw how it landed with an enormous delicacy a few steps away from her, and she approached to pick it up, as she did so she saw her reflection in a puddle of water and as she saw herself in the reflection she saw herself and felt different, as she lifted the flower, she saw the beautiful and vivid colors of the flower in her hand and she thought she saw Lorenzo in the reflection of the puddle, standing next to her reminding her of his promise that he would never leave her alone.

Claudia continued walking full of peace, tranquility and hope, now Claudia was looking at the Orinoco, she saw the reflections of the sunlight on the water and saw the reflection and the beautiful colors of birds flying over the river and realized that she had never realized that visual miracle that nature was giving her, and she thought of Lorenzo, and realized how right he was, when he told her that she should learn to enjoy every situation, every experience and every moment that life gave her, because everything would give her a lesson.

Claudia understood everything that Lorenzo had told her at that moment, she realized that death is part of the natural cycle of life, and that God's greatest gift to her was life itself, just as Lorenzo always told her, and she realized that although she still felt the pain of losing the love of her life, she was certain that she was not alone, that she had never been and never would be, since Lorenzo and God were with her.

Claudia remembered when in the hospital she told Lorenzo that she did not want him to die, and Lorenzo answered her; "I do not die, I disembody, just as you will, and I do it when God decides it, since he is the one who gave me life and the one who decides when I must leave this plane. Always remember my dear, we are souls incarnated in a body and not the other way around, therefore, death does not exist, we incarnate in this world to learn, experience and increase our level of consciousness, so that one moment, we will be one in a conscious way with the eternal one, you should not be afraid, you will never be alone, both I and the Eternal One will always be with you taking care of you and guiding you".

Claudia felt joy in her heart, she understood everything at that moment, she felt part of a whole, Claudia, no longer felt the loss with the same pain as before, and she realized that Lorenzo would be present with her in her memories and in her teachings.

She realized that her sadness had disappeared, she promised herself that from now on she would enjoy everything that life gave her with love and joy, now she was certain that she would see Lorenzo and her departed relatives again, when it was her turn to be reborn and that whenever she needed it, she would remember Lorenzo, in the reflections and beautiful colors that the Orinoco gave her in her journey.

Thank you for reading me.