Clara es una niña de doce años que vive en una hermosa mansión en las afueras de Londres. Su vida es maravillosa, ella siente que tiene todo lo que deseaba, una familia amorosa, un hogar lleno de amor, estudio y comodidades, además de la oportunidad de aprender la música y las letras de sus padres.

Desde que era pequeña, Clara había sido una niña curiosa y creativa, además, su padre, hombre apasionado por la lectura y las historias, le había enseñado a leer desde muy pequeña y ahora ambos solían crear cuentos y relatos que llenaban sus días de magia e imaginación. Su madre, por otro lado, la había introducido al mundo de la música, enseñándole a tocar el piano y compartiendo con ella las melodías más hermosas, cantos y lecturas de poesía.

Pero a pesar de la felicidad que reinaba en su hogar, la sombra de la Primera Guerra Mundial comenzó a nublar el cielo de Clara. Su padre fue llamado al ejército y recibió la orden de unirse al servicio activo en la caballería. Clara lo vio vestido con su uniforme, y aunque le encantó cómo se veía, le pidió que se quitara el uniforme, ya que el mismo le traía el temor de poder perder a su padre en la guerra, lo que le llenaba de angustia.

El día que el padre de Clara, tenía que partir, Clara corrió hacia su padre y le rogó que se quitara el uniforme. Pero Paul, su padre, le explicó con tristeza que no tenía otra opción que ir a la guerra, ya que lo habían llamado al ejército y no podía dejar de ir.

Paul, al despedirse, le tomó las manos a Clara y después le prometió que siempre estaría pensando en ella y además le dijo que en las noches, ella podría encontrarlo mirando la estrella del norte en el cielo, puesto que él la estaría viendo pensando en ella y en su madre y así estarían juntos.

Los días se volvieron interminables para Clara y su madre, mientras esperaban noticias de Paul. Pero en vez de saber de él, les llegó un fatídico telegrama a la mansión, informándoles que Paul, había desaparecido en una batalla.

El miedo, la esperanza, y la incertidumbre llenó sus corazones. Clara pasaba las noches sin dormir, mirando las estrellas y buscando y hablando con su padre mirando a las estrellas en el firmamento.

Una noche, incapaz de soportar la incertidumbre y llena de angustia, Clara decidió salir al jardín de la casa, caminar y tomar algo de aire fresco. Como la noche estaba fría, Clara se puso una capa roja que le había regalado Paul, y recordó al ponérsela que su padre le había dicho “Con esa capa pareces una princesa”.

Con lágrimas en los ojos, y llena de recuerdos hermosos de su padre, Clara miró al cielo estrellado, y comenzó a hablar en voz alta con su padre ausente, pidiendo a Dios que lo trajera de regreso. Finalmente, Clara agotada, se tendió sobre la grama a ver las estrellas y cayó en un sueño profundo.

En su sueño, Clara se encontró en un mundo extraño, en él vio a su padre, que parecía perdido, Clara le llamaba en su sueño, le gritaba, pero por más que lo llamaba, él parecía no escucharla, y ella lo veía indefenso y perdido en algún tipo de trance.

Clara, en el sueño, empezó a desesperarse y cuando estaba apuntó de entrar en una especie de pánico en su sueño, vio una hermosa luz y de ella, salió un ángel que la miró con cariño y le dijo, “No te asustes Clara, Dios escucho tus oraciones”. Después le dijo que su padre estaba herido, pero estaba a salvo y que él pronto regresaría a casa con ella y con su madre.

Al amanecer, Sonia, la madre de Clara, fue a su cuarto a despertar a la niña, pero no la encontró, eso hizo que se pusiera muy nerviosa y llamó a los empleados de la casa y todos en ese momento empezaron a buscar a Clara.

Sonia salió al jardín y encontró a Clara dormida, arropada por la capa roja que le había regalado su padre. Ella abrazó a Clara con alivio, agradecida de tenerla a salvo, y le pidió que no hiciera más eso de salir de vasa sin avisarle. Y además le dijo, con lágrimas en los ojos, que ella había perdido a su padre y no podría soportar que le pasara algo a ella.

Clara tomó las manos de su madre y le dijo que estaba segura de que su padre volvería. Le contó su sueño y lo que le dijo el ángel y por eso ella estaba segura de que su padre volvería pronto.

Y así fue. Unos meses después, un carro se detuvo frente a la mansión y Clara y Sonia vieron a un oficial del ejército bajar de él. En un momento, la emoción llenó sus corazones al reconocer a Paul, aunque estaba herido, había llegado a casa para estar con ellas.

Paul se recuperó poco a poco de sus heridas y por causa de ellas quedó con una pierna lesionada de por vida, razón por la que ya no podría volver a la guerra.

Clara estaba muy contenta de que su padre estuviese en casa, y aunque le dolía verle a su cojear de la pierna derecha, daba gracias a Dios por esa herida, ya que la misma impediría que le volviesen a enviar a la guerra.

En la casa la familia comenzó a vivir de nuevo su vida y en ella Paul y Clara, comenzaron a escribir juntos de nuevo, gracias a esto el talento narrativo mejoró cada vez más y finalmente ella se convirtió en una exitosa escritora.
Uno de los cuentos con los que se dio a conocer, fue el cuento de "La Niña de la Capa Roja" el cual se convirtió en un consuelo para los niños que, en la segunda guerra mundial, esperaban el regreso de sus padres de la guerra.

Ese cuento de Clara era un cuento maravilloso y lleno de esperanza que le daba a los niños que lo escuchaban la ilusión de que podrían volver a abrazar a sus seres queridos algún día, tal cual como le ocurría a la protagonista del cuento.

La historia de Clara demostraba a las personas que la escuchaban que, incluso en los tiempos más oscuros, llenos de odio y de ignorancia, usando el amor y la imaginación, los niños y las nuevas generaciones podían iluminar el camino hacia una vida y un futuro mejor.
Gracias por leerme.