El 25 de diciembre, cenamos en casa de mi suegra. Fue una velada encantadora, llena de risas y buena comida. Después de la cena, fuimos a visitar a una amiga cercana. Emiliano se divirtió mucho jugando con sus hijos, mientras nosotros disfrutábamos de una agradable conversación.

Por la noche, volvimos a casa y nos acurrucamos en el sofá para ver una película navideña. Terminamos el día con una taza de chocolate caliente y galletas caseras.

Estos días de Navidad fueron realmente especiales. Me recordaron la importancia de la familia, de crear recuerdos juntos y de disfrutar de los pequeños momentos. Estoy agradecida por cada instante y espero con ansias la próxima Navidad para crear más recuerdos inolvidables.