_{Escrito escuchando la canción: When the party's over de Billie Eilish. Mi corazón ha comenzado a sangrar y cada gota que derramé se aviva en la agonía. Lo único que me rodea es este nudo que se forma en mi garganta, uno que añora, que desea y que quiere verte siempre junto a mí.}

En las mañanas siempre había una risa, esa risa llegó de una manera repentina y conquisto mi mundo. Al parecer lo único que puede existir son las ganas de ver a esa pequeña reír, sí, ella reía con profundidad, es que había una razón infinita para protegerla y seguir en este insólito camino.

Los seres humanos somos tan especiales, y yo soy un extraño. El viento sopla para formar un huracán que consume hasta robarse todo el oxígeno existente, y dejarme sin la posibilidad de respirar.

—¿Quién es el responsable de todo esto?

— ¿Ha valido la pena todo ello?

Todo parece haberse convertido en una mierda, es tan doloroso mirar la habitación y ver las sábanas dobladas. Es tan infame sentir este pavor que desquebraja, que me vuelve cenizas de esas que rápidamente se disuelven.

— Polvo soy, polvo seré y como polvo simplemente mi dolor tendré que ver.

Existe un nudo en mi garganta en la reinante soledad, el nudo en mi garganta es un grillete y simplemente la tortura de una estaca que se clava, o una que le clavan para engrandecer aún más la herida. Me levanté, y volví a mirar la realidad.

—La maldita realidad es esta.

—No hay nada que mirar, ya no hay nadie quien ría acá.

Este es un dolor que se esparce, que se contrae en mis venas y engulle el sonido de mis latidos de una manera que agranda la efervescencia de mis anhelos. Un alma de un ser normal que ama, que amaba ver como ella crecía.

La música en la vacía sala de mi casa está en una constante resonancia, una que es verdaderamente profunda, y avasallante. La melodía de los mortales, la música de los hombres que viven y la sinfonía intrigante que se parte.

—Todo se ha partido y yo simplemente veo este destino.

Debo empezar a contar todo para que puedan entender mi pavor y esta tribulación. Ella ha decidido marcharse, y dejarlo todo, en ese todo está su nuevo comienzo, pero la realidad es que yo en sí mismo no soy la posibilidad de ningún sendero, porque en ella, sólo en ella está su nuevo recorrido.

Me encuentro vacío, no obstante, está vacante que reina no es para nada perenne, más bien, es el reflejo de los sinsentidos de mis vociferaciones, y mis pavores a la soledad, al recelo de mis locuras y a la angustia de mi mente.

—Ya nada es igual.

Las mentiras, el dolor y el pavor de ver como el mundo se consume, o me devora ante su falsedad que sencillamente me oprime. Los barrotes son como el reflejo real de una cárcel que aprisiona mis emociones.

—¿A dónde voy ahora?

Soy verdadero, pero lo que rodea esta sintética humana es una mentira más que devora y consume mis pensamientos. Ella se marchó, ella me dejó y la pequeña niña ahora viaja entre los fríos más omnímodos de la naturaleza.

—Este es un capítulo cerrado, esta es la oración que ha entrado a mi teléfono a pesar de que mi dolor es reinante, y se ha convertido en el abismo, en los retóricos flujos de la evocación fría y oscura.

—Nadie está aquí, y nadie está para mí.

Las paredes empiezan a demolerse en mi imaginación, el frío desgarra mi piel y las gotas de lluvia que se escuchan al caer en el jardín exclaman la expresión más simple de mis emociones. En ocasiones deseas escuchar el lado noble de las personas, pero la realidad es que puede doler la forma de la opresión y las cadenas en que responden.

Ya no soy la misma persona de ayer, no seré tampoco la de antier, y hoy sencillamente soy la de ahora. La ausencia se siente, el vacío se agrava y el temor sigue su rumbo en esta extraña falta de clemencia de lo que me rodea.

La verdad parece ser el reflejo de lo humeante, la dinamita de mi vida y el repertorio de lo verdaderamente carente de sentidos. Parece que es hora de tomar o hacer mío un nuevo remedio, uno que me permita dormir, uno que me posibilite no ver más la expresión y las voces temblorosas de aquellos que dicen que soy alguien que no debe estar más acá.

—¿A dónde voy? Parece que a ningún lugar.

Lo único que me queda ahora es soportar las palabras falsas, los reproches de la gente fugaz y también enfrentar esto que la ausencia de esa pequeña niña causa en mi ser. Los desparpajos son naturalmente una respuesta de lo que carecemos, de lo que no es entendible y que a la vista deja la poca comprensión real de los hechos.

Ahora únicamente me queda decir como un mortal, uno que se cae, uno que se ha partido en miles de pedazos y uno que se entrelaza en sus raíces en una verdad inminente: —Que es hora de volverse a levantar y ser fuerte a pesar de la lejanía, de los gritos, de los regaños o la falta de misericordia—.

La verdad en todo esto, es que no existe nada más que esperar, que existe mucho que hacer y mucho que dejar fluir.

Un mensaje nuevamente ha llegado mientras mi mirada visualiza el vacío en esta espaciosa casa:

—La vida continúa, yo no puedo esperar por ti.

Puede ser una respuesta dura, pero ahora la puerta está abierta y la persona impulsiva ha vuelto a salir con mucha desesperación, ante el contexto inminente.

Este soy yo, y esto es lo que soy, un hombre que no se cae
por un sentimiento de desolación.
Daniel.

_{Written while listening to the song: When the party's over by Billie Eilish. My heart has begun to bleed and every drop I spilled is fanned in agony. The only thing that surrounds me is this knot forming in my throat, one that longs, that wishes and wants to see you always with me.}

In the mornings there was always laughter, that laughter came suddenly and conquered my world. It seems that the only thing that can exist is the desire to see that little girl laugh, yes, she laughed deeply, there was an infinite reason to protect her and continue on this unusual path.

Human beings are so special, and I am a stranger. The wind blows to form a hurricane that consumes until it steals all the existing oxygen, and leaves me without the possibility of breathing.

"Who is responsible for all this?"

"Was it all worth it?"

Everything seems to have turned to shit, it's so painful to look around the room and see the sheets folded. It is so infamous to feel this dread that tears me apart, that turns me into ashes that quickly dissolve.

"Dust I am, dust I will be and as dust I will simply have to see my pain."

There is a lump in my throat in the reigning loneliness, the lump in my throat is a shackle and simply the torture of a stake being driven in, or one being driven in to further enlarge the wound. I stood up, and looked at reality again.

"The damned reality is this."

"There's nothing to look at, there's no one laughing here anymore."

This is a pain that spreads, that contracts in my veins and engulfs the sound of my heartbeat in a way that enlarges the effervescence of my longings. A soul of a normal being who loves, who loved to watch her grow.

The music in the empty living room of my house is in a constant resonance, one that is truly profound, and overwhelming. The melody of mortals, the music of men who live and the intriguing symphony that parts.

"Todo se ha partido y yo simplemente veo este destino."

I must begin to tell everything so that you can understand my dread and this tribulation. She has decided to leave, and to leave everything, in that everything is her new beginning, but the reality is that I myself am not the possibility of any path, because in her, only in her is her new journey.

I find myself empty, however, this vacancy that reigns is not at all perennial, rather, it is the reflection of the nonsense of my vociferations, and my dread of loneliness, the fear of my follies and the anguish of my mind.

"Nothing is the same anymore."

The lies, the pain and the fear of seeing how the world is consumed, or devours me before its falsehood that simply oppresses me. The bars are like the real reflection of a prison that imprisons my emotions.

"Where do I go now?"

I am true, but what surrounds this synthetic human is one more lie that devours and consumes my thoughts. She left, she left me and the little girl now travels among the most omnimal coldness of nature.

"This is a closed chapter, this is the prayer that has entered my phone even though my pain is reigning, and has become the abyss, the rhetorical flows of cold and dark evocation."

"No one is here, and no one is here for me."

The walls begin to demolish in my imagination, the cold tears at my skin and the raindrops heard falling in the garden exclaim the simplest expression of my emotions. Sometimes you want to hear the noble side of people, but the reality is that it can hurt the form of oppression and the chains in which they respond.

I am no longer the same person I was yesterday, I will not be the person I was the day before, and today I am simply the person I am now. The absence is felt, the emptiness worsens and fear follows its course in this strange lack of clemency of what surrounds me.

The truth seems to be the reflection of the smoky, the dynamite of my life and the repertoire of the truly senseless. It seems that it is time to take or make my own a new remedy, one that will allow me to sleep, one that will make it possible for me to no longer see the expression and the trembling voices of those who say that I am someone who should no longer be here.

"Where am I going? Nowhere, it seems."

The only thing left for me now is to endure the false words, the reproaches of fleeting people and also to face this that the absence of that little girl causes in my being. The scatterings are naturally a response of what we lack, of what is not understandable and that in sight leaves the little real understanding of the facts.

Now it only remains for me to say as a mortal, one who falls, one who has broken into a thousand pieces and one who is entwined in his roots in an imminent truth: "That it is time to get back up and be strong despite the distance, the shouting, the scolding or the lack of mercy."

The truth in all of this is that there is nothing more to wait for, there is much to do and much to let flow.

A message has arrived again as my gaze visualizes the emptiness in this spacious house:

"Life goes on, I can't wait for you."

It may be a harsh answer, but now the door is open and the impulsive person has come back out in desperation, faced with the impending context.

This is me, and this is what I am, a man who doesn't fall down
by a feeling of desolation.
Daniel.