Buenas, buenas, les envío un cordial saludo a todos los amantes del café que hacen vida en esta comunidad. A veces cuando comenzamos el día nos sentimos desanimados o sin fuerzas, y solo queremos algo que cambie ese semblante, siendo solo esa pequeña bebida la que nos da fuerza y que logra ser como esa inyección de adrenalina que necesitamos. Así mismo me sentía yo, pero tomé una sabia decisión, siendo esta la de salir y buscar el mejor lugar donde vendan café.

Por ende, me dirigí a un local llamado Café Bracamonte, ubicado en Cumaná, estado Sucre, Venezuela. Este me llamaba mucho la atención, y esa fue mi elección para conseguir el café más cargadito que tuvieran y así terminar de despertarme jajaja. A simple vista el lugar se veía reconfortante, se encontraba bastante iluminado y de alguna forma se sentía cálido. Cuando entras lo primero que te recibe es la grata bienvenida de los trabajadores, así también como los dulces que estaban en el mostrador.

Respondí sus saludos de forma cordial y me ofrecieron su menú, allí pude notar variedades de cafés, desde el más suave hasta el más fuerte, como buscaba algo parecido a lo segundo, me decidí por un macchiato y como era fuerte, el vendedor preguntó si sabía lo que iba a tomar, le respondí, por supuesto que sí. Me dió un poco de gracia, pero sabía lo que quería.

El establecimiento tenía muchos elementos visuales, para donde giraras la vista había algo y eso era agradable; en realidad, era tan tranquilo que no daban ganas de salir de allí. Mientras esperaba mi café, podía observar como lo preparaban en la máquina y más porque los aromas que desprendía era fascinante, ya no podía esperar para deleitarme con su amargo y dulce sabor.

Cuando ya estaba listo, tomé la decisión de disfrutar mi macchiatto al aire libre, ya que el local contaba con dos áreas; cuando ya estaba cómoda en la mesa, pude detallar su presentación y de verdad que era linda, más si viene acompañado de una galleta, que estaba deliciosa por cierto. De esta manera, me dispuse a colocar un poco de azúcar, pero no tanto para que no opacara el sabor característico del café, aunque eso era muy difícil.

Su sabor era mejor de lo que imaginaba, la combinación de dulce y amargo se tornaba exquisito, cuando tomé mi primer sorbo sentí que volvía la energía que había perdido, definitivamente que necesitaba ese maravilloso elixir. A parte, de que estaba calientito como me gustaba, no se imaginan lo lento que me lo estaba tomando, porque no quería que se acabara. Más no podía durar para siempre, así que allí decidí algo, tenía que volver en otro momento; pero a la hora de irme a mi casa, tenía las pilas recargadas y ese era mi objetivo, siendo el macchiatto el único responsable. Saludos mis amigos, hasta un próximo post.

Feliz por su Visita

Imágenes tomadas por Ronmel Núñez con mi Realmi 7i

Portada creada en Canva

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