Poema: Ella regresa y huele a flores/ She returns and smells like flowers (ESP/ ENG)
Ella vuelve y huele a flores
Abuela inventó el sonido que llamaba a los pájaros.
Inventó el ungüento que calmaba las picadas de los insectos:
sal, mentol y un poco de saliva servía para calmar el suave picor de los lunares rojos.
También creó un antídoto para las lágrimas y para el vómito.
Sus manos arrugadas y enjoyadas de adjetivos cortaban hojas de las plantas con dedicación quirúrgica:
tomillo, albahaca, romero, salvia, orégano, epazote.
También untaba su larga cabellera con aceite de coco, de jazmín y lavanda.
Ella no sabía leer ni escribir, pero me enseñó a leer el paisaje y predecir la lluvia,
o para detenerla con dos cucharas de aluminio.
Saber la hora con solo mirar el sol, escuchar el río para predecir crecidas,
cortar el cabello de acuerdo a la luna y no hacer juramentos en noche de luna llena.
Abuela, sentada en su mecedora, me dejaba peinar su larga cabellera negra, de india, con un cortejo de marfil y dejaba en mis manos niñas rastros de su esencia.
Ahora que se ha ido
que ya sus ojos no están despiertos,
que sobre ella hay tierra pisada y acumulada,
que su voz es solo un eco en mis oídos;
ahora que se ha ido,
a veces regresa
y se sienta en la mecedora,
como estatua carcomida,
en mitad de la oscuridad,
mientras que los perros aúllan ante su presencia.
Regresa y es su olor,
de flores y de aceite de coco,
el que hace aletear a los pájaros,
el que ahuyenta a los zancudos;
es su olor,
el que como arqueólogo,
desentierra mis recuerdos niños.
Grandmother invented the sound that called the birds.
She invented the ointment that soothed insect bites:
salt, menthol and a little saliva served to soothe the mild itching of red moles.
He also created an antidote for tears and vomiting.
His wrinkled hands, bejeweled with adjectives, cut leaves from plants with surgical dedication:
thyme, basil, rosemary, rosemary, sage, oregano, epazote.
She also anointed her long hair with coconut, jasmine and lavender oil.
She could neither read nor write, but she taught me to read the landscape and predict the rain,
or to stop it with two aluminum spoons.
To know the time just by looking at the sun, to listen to the river to predict floods,
to cut hair according to the moon and not to swear on a full moon night.
Grandmother, sitting in her rocking chair, would let me comb her long black Indian hair with an ivory cortege and leave traces of her essence in my hands.
Now that she is gone
that her eyes are no longer awake,
that on her there is earth trodden and accumulated,
that her voice is only an echo in my ears;
now that she is gone,
sometimes she comes back
and sits on the rocking chair,
like a decayed statue,
in the middle of the darkness,
while the dogs howl at his presence.
She returns and it is her scent,
of flowers and coconut oil,
that makes the birds flutter,
that chases away the mosquitoes;
it is his scent,
that like an archaeologist,
unearths my childhood memories.
A poem full of much love and grace towards that loved one, physically absent, but present in memory and affection. Best regards, @nancybriti1.
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