La llamaron La Malinche/ They called her La Malinche (Relato: ESP/ENG)


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La llamaron La Malinche

El enemigo había arrasado con todo. En los sombríos rincones del pueblo, quedaban los destrozos de la cruel guerra. Las mujeres, únicas sobrevivientes, enloquecidas de dolor iban de un lado a otro gritando sus penas:

_¡No las pagarán! ¡No las pagarán! ¡Nuestro dios hará venganza!

El enemigo se reía a carcajada mientras seguía destruyendo todo a su paso. El que iba adelante daba órdenes, mientras los que iban atrás parecían lobos hambrientos persiguiendo a su presa.

En eso, el líder observó un enjambre de mujeres que se había apostado alrededor de uno de los árboles. Allí las mujeres lanzaban gritos lastimeros y se abrazaban entre ellas. Sobre su caballo fino, el hombre se acercó al grupo y luego señaló a una de las jóvenes que lo miró aterrorizada. La muchacha era muy joven y resaltaba por su belleza. Uno de los hombres que venía a pie tomó a la joven que puso resistencia y se defendió con las uñas y los dientes. Las otras mujeres intentaron también ayudarla, pero fue imposible.

El que iba al frente se bajó de su caballo fino, después cargó a la chica sobre los hombros como si fuera un saco de papas y la metió en uno de los ranchos que estaba vacío. Ahí estuvieron tres días: con sus mañanas, sus tardes y sus noches, y aunque se escuchaban los alaridos de la joven quebrar el silencio, nadie podía hacer nada.


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Al cuarto día salió el hombre, sonriente, con el pecho inflado, haciendo señal de triunfo. Los otros hombres lo recibieron con algarabía y demostraciones de respeto y admiración; luego buscaron algunas botellas que pasaron de mano en mano. Para ellos comenzaba la fiesta y la diversión. Al rato salió la chica, ojerorosa, débil y marchita, como si un fuerte huracán la hubiese arrastrado. En la mirada de las otras mujeres ardía el odio y el desprecio, y más que ayudarla, le dieron la espalda. Algunas llegaron a escupirle el rostro y le repitieron mil veces en la cara:

_¡Malinche, Malinche, hierba mala!

La muchacha permanecía callada, sufría valerosamente el insulto, avergonzando así a sus opresores.

En la noche, ebrios, los hombres le pidieron a las mujeres que bailaran para ellos y les sirvieran los tragos. Como estatuas, las mujeres se pararon pegadas a la pared con intención de no hacer nada. Al ver que los hombres arremeterían contra ellas, la chica joven comenzó a bailar y luego, a cada uno le dio de beber de una botella que llevaba guardada. Las otras mujeres no escatimaron ofensas, maldiciones e injurias:

_Malinche, Malinche, hierba mala -repetían como en un eco.

A la mañana siguiente, cuando los hombres no despertaron y las moscas ya comenzaban a revolotear sobre ellos, las otras mujeres se acercaron a la chica y la abrazaron, en señal de olvido y de disculpa. La joven no dijo nada, permaneció en silencio: conocía su cuerpo y sabía que dentro de ella la semilla estaba sembrada.

Todas las imágenes son gratuitas y el texto es de mi autoría, traducido en Canva

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HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS


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They called her La Malinche
The enemy had razed everything to the ground. In the gloomy corners of the town, there remained the ravages of the cruel war. The women, the only survivors, crazed with grief, went from one side to the other shouting their sorrows:

They won't pay! They won't pay! Our god will take revenge!

The enemy laughed with laughter as they continued to destroy everything in their path. The one in front gave orders, while those behind looked like hungry wolves chasing their prey.

At that moment, the leader observed a swarm of women who had gathered around one of the trees. There the women were uttering pitiful cries and hugging each other. On his fine horse, the man approached the group and then pointed to one of the young women who looked at him in terror. The girl was very young and stood out for her beauty. One of the men who came on foot grabbed the young woman who put up a fight and defended herself with her nails and teeth. The other women also tried to help her, but it was impossible.

The one in front got off his fine horse, then carried the girl on his shoulders as if she were a sack of potatoes and put her in one of the ranches that was empty. There they stayed for three days: with their mornings, afternoons and nights, and although the screams of the young girl could be heard breaking the silence, nobody could do anything.
On the fourth day the man came out, smiling, with his chest puffed out, making a sign of triumph. The other men greeted him with a great cheer and demonstrations of respect and admiration; then they looked for some bottles that were passed from hand to hand. For them the party and the fun began. After a while, the girl came out of the room, haggard, weak and withered, as if she had been swept away by a strong hurricane. Hatred and contempt burned in the eyes of the other women, and rather than help her, they turned their backs on her. Some went so far as to spit in her face and repeated a thousand times in her face:

_Malinche, Malinche, bad weed!

The girl remained silent, bravely suffered the insult, thus shaming her oppressors.

At night, drunk, the men asked the women to dance and serve her drinks. Like statues, the women stood against the wall with the intention of doing nothing. Seeing that the men would charge at them, the young girl began to dance and then, one by one, gave her a drink from a bottle she was carrying. The other women spared no offenses, curses and insults:

Malinche, Malinche, Malinche, bad weed, they repeated as in an echo.

The next morning, when the men did not wake up and the flies were already beginning to hover over them, the other women approached the girl and embraced her, as a sign of forgetfulness and apology. The young girl said nothing, she remained silent: she knew her body and knew that inside her a seed was sown.












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Me encanta tu relato, que sin apartarse "tanto" de las referencias histórico-biográficas de esta mujer, estimula la búsqueda y la reflexión. Mujer negada, abandonada y desechada, incluso por su propia familia, y cuyo destino siguió siendo el mismo aún cuando sirvió como perro fiel a los conquistadores.

Un abrazo, amiga.

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Exactamente!! Entendiste todo. A veces quisiera que se releyera la historia a partir de la mirada femenina, o por lo menos, con una visión más noble. Un abrazo de vuelta para ti, querida!

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Con una mirada descarnada, se puede ver a una mujer sufrida e inteligente que vio en el barbudo extranjero la oportunidad de librarse de los tiranos mexicas que los tenían sometido y aterrorizados. Así fue posible que 80 hombres, por más armaduras que tuviera, acabaran con el imperio Azteca. Se les unieron todas las tribus vecinas, cansadas de ser sojuzgadas, explotadas y maltratadas. Que al final cambiaron un tirano por otro, esa es la repetida historia.
Pero las grandes pirámides están cimentadas con tibias y calaveras de sacrificios humanos que las teñían de sangre.
Malinche la heroína.
Así la veo.

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