Fiction: Nothing to fear/ No hay nada que temer (ENG/ ESP)


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Nothing to fear

Every day, before leaving for work at the bakery, my mother would kiss the sole of my left hand and leave the mark of her lipstick on it. That ritual was so that when I woke up, I would know that she had kissed me before she left and that she would be back in a few hours. That morning, when I woke up, the mark of her red lipstick was on my hand and, as always, I brought it to my cheek as if my mother was kissing my face. My aunt Edelmira saw that I had woken up and immediately asked me:

"What are you going to eat, Camila?" -she asked and opened her arms to me. I went to her and let her kiss my forehead.

"What about my mum?" -I asked half asleep.

"She's already gone to work. She said she'd be back soon. If you eat all your food, she'll bring you a sweet treat".

"I want scrambled egg and toast," I said and my aunt kissed me on the forehead and went to the kitchen. Aunt Edelmira's house was bigger than ours. According to my mother, Aunt Edelmira had been lucky and had married a man who had given her that beautiful house. Aunt Edelmira's house was not hot and it always smelled clean, like flowers or the countryside. Aunt Edelmira didn't work, so she could stay at home all day cleaning.

"Camila, don't leave the toys on the floor, pick up the ball and put it in the box", Aunt Edelmira would say all the time when I was playing in the living room. I tried to leave everything in order because if I didn't, Aunt Edelmira would tell my mother and she would scold me.


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But at home it was different. Our house was tiny and always smelled of food. Mum, me and Goliath, our painted cat, who spent all day messing up the house, lived there.

"I can do it, but I'm only going to look after Camila, not the cat," said Aunt Edelmira when my mother asked her if she could look after me while she worked. Although she was very sad about Goliath because he would surely feel lonely in the house, my mother had to accept. So from that day on, before going to work, my mother would take me in her arms and take me to Aunt Edelmira's house, who would look after me until my mother returned in the afternoon.

At Aunt Edelmira's house I spent the day watching TV, playing with dolls and drawing in a white notebook she had bought for me. Always, as the day went by, I would look at the kiss marked on my hand and squeeze it hard, because as the evening approached, the kiss would fade and I was afraid it would disappear.

But that day, after lunch, Aunt Edelmira received a call on her mobile phone and I saw her very nervous:

"It's my mum, put her on!" -I said and walked over to her.

"It's not your mum, keep playing!" -I kept playing even though I knew it was my mother because she always called after lunch.

Then my aunt locked the doors and told me to stay and watch TV. She called someone and asked what had happened at the bakery. When I asked her again who she was talking to, she simply kept quiet. Then she stood at the window and started looking out:

"When is my mum coming, auntie?" -I asked her fearfully.

"Your mum is coming soon, Camila. Keep watching TV," she calmed me down and led me into the living room. I really wanted to cry and tell her that I wanted to go home to my mum. My house was tiny and I didn't have a TV or toys, but there was Goliath to play with. Maybe my house didn't smell as nice as hers, but my house smelled like my mum. I was about to tell her, when I felt a lump in my throat and I couldn't speak, only cry.


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That day, while my aunt tried to calm me down, all I could see was the kiss drawn on my hand disappearing and my mum not coming back. I think I fell asleep at one point, because when I opened my eyes, I was lying on the sofa with the TV on. Aunt Edelmira was still in front of the window looking out: it was already dark.

"I love my mum. I want to go home," I started to say and Aunt Edelmira came and hugged me tightly:

"Your mother is coming, Camila," she said softly in my ear, "Calm down. There's nothing to be afraid of.

Just then my mother arrived and I slipped out of Aunt Edelmira's arms and ran into my mother's arms. Mum smelt of bread, as always, and hugged me tightly. Aunt Edelmira also hugged my mother and she said softly:

"It all happened. The police took the kidnappers away".

I didn't know the meaning of the word "kidnapper", but it didn't matter: my mother was with me and we were going home. Even though my house was small, in my mother's house I felt like I was in her arms: protected.

All images are free of charge and the text is my own, translated in Deepl.

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Thank you for reading and commenting. Until a future reading, friends


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No hay nada que temer
Cada día, antes de salir a trabajar a la panadería, mi madre besaba la planta de mi mano izquierda y dejaba en ella la marca de su pintura labial. Ese ritual era para que yo, al despertarme, supiera que ella me había besado antes de irse y que en pocas horas volvería. Aquella mañana, cuando me desperté, la marca de su labial rojo estaba en mi mano y como siempre lo llevé a mi mejilla como si mi madre me estuviera besando el rostro. Mi tía Edelmira vio que me había despertado y me preguntó inmediatamente:
_¿Qué vas a comer, Camila? –me preguntó y me abrió los brazos. Yo fui hasta donde ella y dejé que me besara la frente.
_¿Y mi mamá? –pregunté medio dormida.
_Ya se fue al trabajo. Dijo que volvería pronto. Que si te comes toda la comida, te va a traer un dulce.
_Quiero huevo revuelto y tostadas –dije y mi tía me dio un beso en la frente y se fue a la cocina. La casa de tía Edelmira era más grande que la nuestra. Según mamá, tía Edelmira había tenido suerte y se había casado con un señor que le había regalado aquella casa tan bonita. En casa de tía Edelmira no hacía calor y siempre olía a limpio, como a flores o a campo. Tía Edelmira no trabajaba y por eso podía quedarse en casa todos el día limpiando.
_Camila, no dejes los juguetes en el piso, recoge la pelota y métela en la caja, decía a cada rato tía Edelmira cuando yo jugaba en la sala. Yo intentaba dejar todo en orden porque si no, tía Edelmira se lo decía a mi mamá y ella me regañaba.
Pero en casa era distinto. Nuestra casa era pequeñita y siempre olía a comida. Allí vivíamos mamá, yo y Goliat, nuestro gato pintado, quien pasaba todo el día desordenando la casa.
_Yo puedo hacerlo, pero solo voy a cuidar a Camila, no al gato –dijo tía Edelmira cuando mi mamá le preguntó que si podía cuidarme mientras ella trabajaba. Aunque le daba mucha tristeza con Goliat porque seguramente se sentiría solo en la casa, mamá tuvo que aceptar. Entonces desde ese día, antes de ir a trabajar, mamá me tomaba en sus brazos y me llevaba a casa de tía Edelmira, quien me cuidaba hasta que mi mamá regresaba por la tarde.
En casa de tía Edelmira pasaba el día viendo la tele, jugando muñecas y dibujando en un cuaderno de hojas blancas que ella había comprado para mí. Siempre, mientras pasaba el día, miraba el beso marcado en mi mano y la apretaba duro, porque a medida que se acercaba la noche, el beso se iba borrando y yo tenía miedo que desapareciera.
Pero aquel día, después del almuerzo, tía Edelmira recibió una llamada por celular y la vi muy nerviosa:
_¡Es mi mamá, pásamela! –le dije y me acerqué hasta ella.
_¡No es tu mamá! ¡Sigue jugando! –ordenó tía Edelmira y yo seguí jugando aunque sabía que era mi mamá porque ella siempre llamaba después del almuerzo.
Luego, mi tía cerró las puertas con llave y me dijo que me quedara viendo la tele. Ella llamó a alguien y le preguntó qué había pasado en la panadería. Cuando volví a preguntarle con quién hablaba, simplemente guardó silencio. Después se puso en la ventana y empezó a mirar hacia afuera:
_¿Cuándo viene mi mamá, tía? –le pregunté con miedo.
_Tu mamá viene pronto, Camila. Sigue viendo la tele –me calmó y me llevó hasta la sala. Yo tenía muchas ganas de llorar y decirle que quería irme a mi casa, con mi mamá. Mi casa era pequeñita y no tenía televisor ni juguetes, pero estaba Goliat con quien podía jugar. Que tal vez mi casa no olía tan rico como la de ella, pero mi casa olía a mi mamá. Le iba a decir, cuando sentí un nudo en la garganta y no pude hablar, solo llorar.
Ese día, mientras tía trataba de calmarme, yo solo podía ver cómo el beso dibujado en mi mano se iba desapareciendo y mi mamá no regresaba. Creo que en un momento me dormí, porque cuando abrí los ojos, estaba acostada en el sofá con la tele prendida. Tía Edelmira estaba todavía frente a la ventana mirando hacia afuera: ya era de noche.
_Yo quiero a mi mamá. Yo quiero irme a mi casa –comencé a decir y tía Edelmira vino y me abrazó fuerte:
_Ya tu mamá viene, Camila –me dijo bajito al oído- Cálmate. No hay nada que temer.
En eso llegó mi mamá y yo me zafé de los brazos de tía Edelmira para correr a los brazos de mamá. Mamá olía a pan, como siempre y me abrazó fuerte. Tía Edelmira también abrazó a mi mamá y ella le dijo bajito:
_Todo pasó. La policía se llevó a los secuestradores.
Yo no sabía el significado de la palabra “secuestrador”, pero no importaba: mi mamá estaba conmigo y volvíamos a casa. Y es que aunque mi casa era chiquita, en la casa de mi madre me sentía como en sus brazos: protegida.


































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I am glad that Camila's mum was rescued by the police from the kidnappers. It would have broken her heart beyond imagination if she got to know the meaning of "kidnapper" and the mum was still in their custody.

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A story full of tension and emotions. The end was very emotional, the mother was rescued and was able to meet her daughter. A good job.

Thanks for sharing.
Happy new week.

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It’s an excellent technique to use emotion to get the reader to connect with a character and a story. You’ve used the mechanism to your advantage here by make the little girl so very adorable and lovable through her emotional connection to her mom. A really beautiful read. The only thing the reader would’ve found more satisfying is if a bit more detail was given about the kidnapping or kidnapper : why, who, when and how!

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