Ficción: El hombre que amaba los pájaros (Relato original de @nancybriti1)

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El hombre que amaba los pájaros

En aquel pueblo podían ocurrir las cosas más increíbles y vivir las personas más singulares que alguien se pueda imaginar. De otras partes venían a ver a la mujer lanza fuego quien con solo hablar botaba llamas de su boca o el hombre martillo que podía utilizar su cabeza no para pensar sino para clavar clavos y hasta para sacar golpes en la carrocería de los carros.

Tal vez el más normal de todos los habitantes era Melquiades, un hombre callado, de figura larga, que le gustaba hablar con los pájaros y que pasaba desapercibido en comparación con los otros personajes extraños que vivían en aquel pueblo.

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Todos sabían que Melquiades, desde muy niño, ideó un aparato que servía para llamar a los pájaros. Bastaba con que Melquiades hiciera sonar aquel instrumento para que las aves más remotas volaran hasta él y comenzaran a dar vueltas sobre su casa. No era un solo tipo de ave, eran todos los especímenes que existían, por eso más de uno se preguntaba cómo lograba hacerlo.

Y preguntarle a Melquiades era peor, porque era tan callado que a veces guardaba silencio y otras veces, cuando hablaba, lo hacía como si viviera entre pájaros:

_Yo soy uno de ellos, por eso puedo comunicarme con mis hermanos –explicaba y más de uno quedaba con la boca abierta por la respuesta.

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Pero como en aquel pueblo lo que más sobraba era gente extraña, Melquiades pasaba desapercibido. Solo con su muerte, logró que la gente hablara sobre él por unos cuantos meses. Y es que cuentan que con la muerte de Melquiades no solo llegaron pájaros de todo el mundo, cargando flores en sus picos y hasta entonaron canciones que parecían de duelo. Sino que también, antes de su muerte, Melquiades pidió que metieran en el féretro aquel aparato que había inventado y su último deseo fue concedido. El detalle es que, de vez en cuando, debajo de la tierra se escucha aquella melodía y los pájaros se vienen a posar sobre la tumba de Melquiades.

Esto al principio fue noticia, pero luego este hecho pasó desapercibido, porque sucesos como aquel eran comunes y al final de cuenta Melquiades estaba muerto y en aquel pueblo, de gente extraña, había una ley que decía que los muertos podían hacer lo que quisieran.


HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS



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