Skies and memories | My photographic moments [En-Es]

Hay elementos de la naturaleza, que siempre están presente en cada instante o situación de nuestra vida. Y no me refiero solo a la mera presencia visual, no, se trata de la analogía de los mismos, como recuerdo de algún tiempo de nuestra vida, de aquello que vivimos bajo un cielo en común.

Como muchos me conocen, soy amante de los cielos y me encanta capturarlos con el lente de la cámara de mi teléfono celular. Tengo infinidad de tomas hechas a lo largo de mis años, en los que siempre hago analogía a un momento o recuerdo de mi vida. Eso tienen de maravilloso los cielos para mí.

Los cielos pueden ser coloridos, desde azules, pasando por naranjas, rosas y hasta grises. Sí, porque como dice una canción conocida por allí: “los grises también forman parte del paisaje”. Como la vida en sus momentos grises, así también hay cielos para acompañar el estado de ánimo de esos momentos.

Cielos naranjas, yo los llamo nostálgicos, porque me recuerdan algún otoño visto en una película y vivido con algo de nostalgia o quizás tristeza por algo que se fue. Así los siento y, a pesar del sentimiento que me producen, me parecen de los más bellos que hay.

Cielos rosas, agradables a la vista y al corazón. Cielos que evocan un sentimiento de amor, de esos enamoramientos que te alegran el alma y te producen bonitas sensaciones. Estos cielos son fabulosos para levantar el ánimo y sentirte pleno. Son unos de los que también me gusta fotografiar.

Cielos marinos, de esos atardeceres que huelen a sal, que te llenan de energía positiva, de esa que solo puede impregnarnos el mar y sus encantos. Esa magia marina que muchas veces se produce en atardeceres multicolores, desde grises, pasando por naranjas y llegando al azul. Cielos maravillosos, los marinos, me recuerdan tardes de relajamiento después de un día ajetreado en muchos sentidos.

Y mis favoritos, sin duda alguna, los de azul intenso, azules infinitos que se adornan con copos de algodón y te dan una vitalidad extrema. Esos cielos yo los llamo, cielos de mi corazón, y no son más que los cielos que cada día nos brinda la madre naturaleza en días comunes y corrientes, luego de un bonito amanecer que agradezco siempre al levantarme.

Son tomas de mis recuerdos. He perdido la cuenta de cuantos cielos he fotografiado a lo largo de mi vida. Solo sé que siguen siendo mi elemento natural favorito, ese que me da la alegría y la energía necesaria, para seguir agradeciendo la vida. Gracias por acompañarme y compartir esta lectura. Los espero en la próxima vez.