Kira, my new doggy neighbor | Pets life [En-Es]

Las mascotas son un regalo de la vida, para que experimentemos uno de los amores más bonitos y genuinos que se nos pueden presentar. Siempre he sido amante de los perros como mascotas. Me parece que su fidelidad extrema y ese amor incondicional que nos demuestran, cada vez que nos encontramos con ellos, es motivo más que suficiente para que sean mis preferidos entre este hermoso género animal.

Tengo una gran amistad con mis vecinas más cercanas y una de ellas, regresó recientemente de Colombia, donde vivía junto a su hija y nietas. Al regresar a Venezuela, trajeron con ellas, una mascota. Una hermosa perrita de raza Beagle, llamada Kira. Ella es mi nueva vecina perruna. Kira es una cachorrita aún. Tiene tan solo seis meses y lo muestra en su gran energía, digna de un cachorro joven como ella.

Es hermosísima y se ha adaptado muy bien a la vida aquí en su nuevo hogar junto a sus amas. Es una raza muy juguetona y dulce. Quiere estarte oliendo y pegándose de ti, cada vez que te la consigues.

Ellas la llaman con dos nombres que a veces le cambian, sobre todo cuando la están regañando y gritan “Kira Valentina o Kira Del Valle”. Todo un suceso es Kira cuando sale a la calle y quiere correr y jugar. Una vez, se les escapó hacia la avenida y corrió tanto, que les costó alcanzarla y traerla de vuelta.

Tiene un pelaje muy bonito y se nota que está bien cuidada por su dueña. La sacan todas las mañanas a que haga sus necesidades fisiológicas y corra en el frente de su casa. Me cuenta Libia, mi vecina, que la alimenta con pollo e hígado y que es de muy buen comer. Ella juega mucho con los niños y es muy vivaz y alegre. No le gusta quedarse sola en casa, pues, cuando mi vecina y sus hijas salen y la dejan sola, uno se entera por el llanto triste de Kira.

Pero Kira tiene una historia previa. A mi vecina se la regalaron siendo una cachorrita de un mes de nacida y se la trajeron desde Perú, donde nació y luego la llevaron hasta Colombia, cuando mi vecina estaba viviendo allá.

Al volver a Venezuela, lo hicieron en viaje terrestre en autobús y vale acotar, que Kira se portó muy bien, aunque, por supuesto, tuvieron que tomar precauciones como colocarle pañal desechable y suministrarle, según indicación del veterinario, un sedante para que soportara tantos días de viaje (al menos tres o más).

Kira es una perrita sana y muy feliz, eso se nota en su comportamiento. Es muy querida por su dueña y la familia y no se cansa de darles amor en cada oportunidad que la veo con ellos. La aparición de Kira en esta publicación, está autorizada por su dueña, mi vecina Libia Fernández.

Las mascotas son ese pedacito de nuestro corazón, que la vida nos regala para que sintamos que el amor puro e incondicional, si existe y lo encontramos, en estos preciosos seres vivos llenos de muchísima luz y amor. Gracias por acompañarme. Nos leemos en la próxima publicación.