Mis raices / My roots | 5 minute FreeWrite
Unsplash, Christine Benton
SPANISH VERSION
Cuando oigo la palabra rodeo, no puedo evitar trasladarme a las ferias, coleos, era tanta la emoción que sentía que me provocaba gritar eufóricamente cuando entraban en acción, en mi adolescencia y juventud, mis salidas a divertirme fueron muy limitadas, cuando tenía la oportunidad de hacerlo, lo disfrutaba al máximo.
Me gustaban muchos las ferias en todas sus variantes, cuando incluía el circo, los payasos con sus extravagancias, animales y actos raros, visualizaba otra vida y era lo más accesible que tenía para ver otros ambientes. Soy llanera de nacimiento y eso se lleva en la sangre, al entrar a un sitio lleno de caballos, música llanera, toros salvajes, vaqueros dominando sobre la naturaleza animal, con botas y sombrero de "pelo e' guama", muy emblemático en el Estado Guárico.
Todo ese escenario me llevaba a mis raíces, un cumulo de emociones llenas de orgullo, con un gran sentido de pertenencia e identidad regional, me transportaba a otra dimensión, mi niñez donde fui muy feliz, vivir en pleno campo correteando y mirando amplia llanura, marco el resto de mi vida dándole mayor valor a lo sencillo y exaltando la importancia de la impetuosa naturaleza.
Siempre estuve pendiente de las fechas en que se presentaban las ferias para revivir aquellos momentos llenos de sana diversión cultural, aun cuando no se compara el rodeo en el pueblo, lo apreciaba también en la ciudad.
Los tiempos han cambiado y puedo decir que no es mi primer rodeo, por cierto monté sobre un potro algo dócil, en esa época no le temes a nada, a la primera vuelta me tiro al suelo, me abuchearon, tuve toda una semana adolorida pero riéndome de mi misma, es parte de mis mejores recuerdos ahora lo puedo comparar con el rodeo de la vida, muy emocionante unas veces y otras tedioso y agotador, con todas las cargas y luchas sobre las cuales nos montamos diariamente, nos tiran al suelo pero nos obligamos a levantarnos y montarnos otra vez hasta dominar.
ENGLISH VERSION
When I hear the word rodeo, I can't help but go back to the fairs, the excitement I felt that caused me to scream euphorically when they came into action, in my adolescence and youth, my outings to have fun were very limited, when I had the opportunity to do so, I enjoyed it to the fullest.
I liked the fairs in all its variants, when it included the circus, the clowns with their extravagances, animals and weird acts, I visualized another life and it was the most accessible thing I had to see other environments. I am a llanera by birth and that is in my blood, when entering a place full of horses, llanera music, wild bulls, cowboys dominating over the animal nature, with boots and "pelo e' guama" hat, very emblematic in the State of Guárico.
All that scenery took me to my roots, a cumulus of emotions full of pride, with a great sense of belonging and regional identity, transported me to another dimension, my childhood where I was very happy, living in the countryside running around and watching the wide plains, marked the rest of my life giving greater value to the simple and exalting the importance of the impetuous nature.
I was always aware of the dates when the fairs were presented to relive those moments full of healthy cultural fun, even when the rodeo is not compared in the village, I also appreciated it in the city.
Times have changed and I can say that it is not my first rodeo, by the way I rode on a rather docile colt, at that time you are not afraid of anything, at the first round I was thrown to the ground, I was booed, I had a whole week in pain but laughing at myself, It is part of my best memories, now I can compare it to the rodeo of life, very exciting sometimes and other times tedious and exhausting, with all the burdens and struggles on which we ride daily, we are thrown to the ground but we are forced to get up and ride again to dominate.