Para esta semana reflexiva el equipo #ThoughtfulDailyPost nos invita a discernir y descifrar lo que rodea a la perspectiva retrospectiva en nuestro caminar. Escudriñar mi pasado, es en ocasiones ahondar en la comprensión de la sensibilidad de lo vivido, para acicalar y aderezar la búsqueda de sentido en esta existencia. Es un convite a mirar con calado epistémico y axiológico, para desvestir la conciencia y despabilar los cuestionamientos en la tertulia. Es en estas discursivas aproximaciones donde revelo que mi vivir es mucho más que un simple y banal ciclo, en el que se cumplen etapas de vida. De forma precisa, para esta ocasión se nos incita a la disertación, con una frase cargada de significancia: “La visión retrospectiva es 20/20”… Así que vayamos al encuentro con el pasado, mirando el ayer en la lejanía del presente.

En oportunidades de soslayo y a priori, reboté al pasado e induje, que la visión retrospectiva era 20/20, en cierta forma era cierto, ya que todo lo que había recorrido estaba ahí como improntas inquebrantables a la modificación, sin embargo, volviendo a transitar en hechos particulares pude percibir que había generado espejismos ópticos, pues mi mirada ante un mismo evento o acontecimiento ha diferido a lo largo de los años. Buscando respuestas puedo decirles que a medida que nos nutrimos de experiencias y acontecimientos en el camino, nuestra alteridad muta considerable y asiduamente, en consecuencias mis codificaciones e interacciones expresivas de mi emocionalidad, se convierten en derivaciones emergentes de grafías diversas, transfigurando lo que veo, por lo que miro; siendo diferente a lo que fui con cada minuto que transcurre de existencia.