MY GREATEST REGRET (STORY) - [ENG/ESP]

"Nena por favor quédate conmigo". Estas fueron sus últimas palabras antes de que le soltara las manos. Le había hablado de la emergencia en la oficina, del dinero que perdería si no iba y de las conexiones que podría perder también. Le expliqué lo mucho que esto significaba para mí y para la empresa, y cómo este contrato, si se ganaba, elevaría el estatus y el nivel de nuestra familia. Me pidió que dejara que la secretaria me sustituyera, pero me negué. Era un gran negocio y quería manejarlo yo mismo.

Le susurré al oído algunas palabras dulces en un intento de debilitar su decisión, le dije que una vez que llegara a la oficina, le transferiría algo de dinero a su cuenta para que pudiera darse un capricho, incluso le prometí un coche nuevo y un viaje a un centro turístico a finales de año, pero seguía siendo inflexible, seguía aferrada a mí, seguía insistiendo en que no me dejaría ir

Ese día, ella estaba inusualmente pegajosa y aniñada. Actuó de forma mezquina mientras suplicaba que me quedara y pasara el día con ella. Intentó todos los medios que se le ocurrieron para que me quedara en casa. Acarició mi mejilla con su suave y fría palma, me besó apasionadamente e incluso me abrazó con fuerza.

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A pesar de que podía sentir la incesante vibración del teléfono en mi bolsillo mientras me abrazaba, seguía sin dejarme coger la llamada.
En algún momento, su voz se apagó y su semblante cambió. Ahora tenía un aspecto muy sombrío y lamentable.

Me sentí entonces tentado a renunciar a la cita en la oficina y a ceder a sus exigencias, pues siempre se me rompía el corazón al verla de ese modo. Sentí su situación, ya que era la tercera vez que se quejaba de que yo estaba obsesionado con el trabajo y de que no le prestaba suficiente atención. La última vez le hablé de mis planes de una escapada perfecta para los dos, pero en un momento y lugar perfectos y apropiados. ella me había contestado que no había momento ni lugar perfectos, dijo que nuestro amor haría que los momentos y el lugar fueran perfectos.

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Sentí que ella realmente no entendía lo que tenía en mente para nosotros porque sinceramente tenía grandes planes para la escapada. Quería llevarla a un lugar hermoso, un lugar lujoso y fascinante. Quería deslumbrarla. Sólo quería lo mejor para ella, pero todo eso cuesta dinero y el dinero era lo que yo pretendía. Mi compromiso con mi trabajo era por una vida mejor para ambos, era por un bien mayor.

Me encontraba ante un dilema, realmente no sabía qué decisión tomar. Pensé en qué era más importante, el trabajo y el dinero o seguir con mi amante. Efectivamente, ambos eran importantes, pero uno tenía que ir por el otro. Decidí que iría a trabajar y aseguraría este trabajo, no porque amara mi trabajo más que a ella sino porque quería más para nosotros, quería darle más de todo. Planeé cerrar temprano del trabajo y volver corriendo con ella.

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Solté suavemente sus manos de mi cuerpo, asegurándole que iba a volver tan pronto como terminara con la emergencia en el trabajo. Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras intentaba persuadirme de que me quedara, pero mi decisión estaba tomada. Sentí que había tomado la decisión más racional. Pensé que si eso era lo que se necesitaba para asegurar un futuro mejor para nosotros, entonces valía la pena.

Entonces saqué mi teléfono del bolsillo, había sido mi secretaria la que había llamado todo el tiempo, cuando cogí la llamada, me informó de que ya había pasado la hora de la reunión y nuestros clientes ya estaban sentados y me estaban esperando. Le dije que los mantuviera cómodos que yo estaba en camino.
Dejé la llamada, le di un picotazo a Elizabeth y luego me apresuré a ir al trabajo.

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Cuando llegué a la oficina, me dijeron que el cliente acababa de salir. Mi secretaria me informó de que había venido a informarnos de que su empresa ya no necesitaba nuestro servicio y por eso habían concertado la reunión para informarnos formalmente de que cancelaban el negocio.

Me sentí realmente desolado y lleno de pesar. Me sentí triste y enfadado a la vez. Todavía en ese estado de ánimo triste recibí una noticia aún más dolorosa y devastadora. Inmediatamente recibí una llamada y me informaron de que Elizabeth había sido atropellada por un vehículo cuando se dirigía a la tienda y había muerto en el acto.

Me quedé totalmente impactada y con el corazón roto, parecía que el mundo se me venía encima, mis manos ya no podían sujetar mi teléfono y por eso se cayó y se hizo añicos. No pude pronunciar una palabra, las lágrimas empezaron a resbalar por mi mejilla y lloré con mucha amargura, sentí que la había matado y aún lo siento. Todavía no puedo perdonarme.

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Me arrepiento de haber salido de casa ese día. Tal vez si no la hubiera dejado, tal vez si hubiéramos pasado el día juntos, tal vez todavía estaría viva. Ojalá pudiera hacer retroceder las manecillas del tiempo.