No sabría precisar cuándo fue la última vez que estuve en Playa Corinthia, un bello e interesante balneario de la costa norte de mi provincia natal, aquí en el Oriente cubano. Con toda seguridad todavía estaba en los primeros años de la enseñanza primaria, y lo que sí tengo claro es que fui con mi padre. Desde mi municipio Sagua de Tánamo no vamos con tanta frecuencia allí, sino a Playa Mejías, que es más honda, y además está relativamente más cerca. Pero las prácticas sociales cambian, y ahora, todavía no sé bien por qué razón, la gente se ha girado para Corinthia.

Esta playa tiene una peculiaridad: hay que adentrarse muchísimo en el agua para encontrar una parte honda. Pero nadie puede negar que hablamos de un entorno natural hermoso, con suficiente sombra para recrearse cuando estamos afuera. Mi hijo no conocía la playa, así que en cuanto me invitaron unos primos me apunté sin pensarlo dos veces. El costo del viaje de ida y vuelta es bastante económico, por debajo de un dólar. Amén de que hay muchas ofertas gastronómicas disponibles allí (confituras, bebida, comida), llevamos todo lo que íbamos a consumir, lo mismo para el niño que para nosotros.

El "hombre" entró al agua como si no fuera la primera vez que estaba en la playa. Salió muy poco de ella, y siempre bajo protesta, todo porque trataba de no exponerlo mucho al ☀️. De hecho, no les puedo transmitir el tamaño de su berrinche cuando llegó la inevitable hora de salir y abordar el ómnibus de regreso, aunque todavía nos dimos nuestro habitual chapuzón en el río Sagua antes de llegar a casa.

Pero no crean que, como pensaba su madre, Manuel Ignacio caería rendido de cansancio no más llegar. La playa realmente quita fuerzas, y cualquiera, hasta mi hermana, termina exhausto. Pero él, que además comió de lo más despierto, en lo absoluto. No se acostó ni más tarde ni más temprano, business as usual. O sea, que nos la pasamos bomba, y aquí les dejo algunas de las instantáneas que tomamos. Feliz lunes para todos.

English Version

I couldn't tell you the last time I was at Playa Corinthia, a beautiful and interesting beach on the north coast of my home province, here in eastern Cuba. I'm sure it was still in the early years of primary school, and what I do know is that I went with my father. From my hometown of Sagua de Tánamo, we don't go there as often as we do to Playa Mejías, which is deeper, and also relatively closer. But social practices change, and now, I still don't quite know why, people have turned to Corinthia.

This beach has one peculiarity: you have to go a long way into the water to find a deep part. But no one can deny that we are talking about a beautiful natural environment, with enough shade to enjoy when we are outside. My son didn't know the beach, so as soon as my cousins invited me, I signed up without thinking twice. The cost of the round trip is quite economical, below one dollar. In addition, although there are many gastronomic offers available (candies, drinks, food), we take everything we were going to consume, the same for the child as for us.

The "man" went into the water as if it were not the first time he was at the beach. He came out of it very little, and always under protest, all because I tried not to expose him too much to the sun. In fact, I can´t convey to you the size of his tantrum when the inevitable time came to get out of the water and go home, although we still took our usual dip in the Sagua River.

But don't think that, as his mother thought, Manuel Ignacio would be exhausted as soon as he arrived. The beach really takes away your strength, and anyone, even my sister, ends up exhausted. But he, who ate very awake, not at all. Neither later nor earlier, business as usual. That is, we had a blast, and here are some of the photographs we took. Happy Monday to all.

Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.

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