Elegí un fragmento de un famoso poema del venezolano Aquiles Nazoa, para titular y comentar esta publicación, pues este poeta venezolano, sin saberlo, (sin saberlo él) me acompañó muchas de las veces que quería jugar, cuando era pequeña. En mi mente comenzaba a tatarear "vamos a jugar, a que vivimos en un palomar" y me iba a buscar algún juguete o alguna aventura. Y es que eran aventuras las que buscaba, porque el patio de mi casa era inmenso. Todavía lo es, pero tiene una construcción que minimiza el espacio libre para correr o aventurarse.

@charjaim nos invita en su columna "Esa vida nuestra", a recrear o rememorar aquellos momentos memorables de nuestras vidas en los que el juego estuvo presente. Hoy, luego de varias semanas sin escribir, vuelvo al caudal de la palabra escrita para participar en esta iniciativa.

¡Lili, vamos a jugar!:

Así me decían mis hermanitos pequeños, sobre todo los dos que me siguen, pues el menor de todos aún no había nacido cuando las largas tardes de ocio nos acompañaban. Jugábamos a lo que fuera. Nos convertíamos en doctores, vendedores, bomberos, agricultores, actores, policías, ladrones, panaderos, niñeros, maestros, corredores de fórmula uno, escultores, pintores, botánicos, y paren ustedes de contar. Disfrutábamos mucho de cada objeto que se cruzaba en nuestro camino. Estoy segura de que todas esas tardes de juegos forjaron en gran parte la personalidad creativa que tenemos ahora.

Nuestro patio era el escenario para un sin fin de aventuras. Allí pasábamos la gran parte del tiempo, disfrutando de los árboles que allí crecían.

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Cuando crecimos cambiamos los juguetes por las pc, y nos pasábamos buenos ratos jugando en red, algunos juegos como: Age of the empires, Stronghold o The Sims. En aquel entonces ya nuestro hermano menor tenía la edad suficiente para entender estos juegos y también nos acompañaba.

Jugando con mamá:

Nuestra madre también jugó un papel fundamental en nuestras horas de juego y de entretenimiento, pues siempre se esmeró por mantener a nuestro alrededor, herramientas que nos mantuvieran entretenidos y donde el juego fuera siempre protagonista. Nos compraba resmas de papel, colores, pinturas, materiales de creación y más. También nos regalaba juegos de mesa, como Ludo, Monopolio, Scrabble, Retos al Conocimiento, Bingos, Juegos de memoria, etc.

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Sin embargo, eran los momentos en los que ella era "El juguete" cuando más nos divertimos. ¿Y cómo es eso? Seguramente se lo preguntan. Pues mi mamá es una mujer muy divertida, chistosa, ocurrente y creativa. Jugaba con nosotros, por ejemplo, a doblar la voz de los comerciales, películas o programas de televisión. Era para desternillarse de la risa. Le bajaba todo el volumen al televisor y era ella quien hacía las voces de los personajes que aparecían en la TV, obviamente el guion o los diálogos eran improvisados por ella al momento y eso hacía que nos riéramos hasta no poder más. Hoy en día lo juego con mis hijos y nos divertimos mucho. Creo que incluso este juego desarrolla la rapidez mental y potencia la habilidad de improvisar.

También jugábamos al inventor. Se llamaba "Yamamoto" ¿Te acuerdas mami? ja,ja,ja,ja, tomábamos cualquier objeto que estuviera cerca y le cambiábamos su función, hablando como si de un comercial de televisión se tratara. Era súper divertido. Este no lo he jugado con mis hijos, pero hoy que lo recordé, me acabo de prometer que se los enseñaré, seguramente nos divertiremos mucho.

Así como esos juegos, mi mamá nos enseñó muchos otros, y la verdad son momentos de esparcimiento que atesoro y me reconforta recordar.

El juego en mi vida:

Me gusta mucho entretenerme y hasta hace poco pensaba que había dejado de lado al juego en mi vida y me decía a mí misma; "Mi misma, tienes que ubicar tiempo en tu día a día para jugar" Luego me detuve a pensar y me di cuenta de que el juego, no está tan alejado en mi vida. Empezando por los dispositivos electrónicos que nos brindan diferentes juegos como el famoso "Candy Crush" o los juegos interactivos que ofrecen algunas plataformas de Streaming, recordé que sí hay momentos en los que, además de jugar con mis hijos, juego con algunos dispositivos. Sin embargo, quiero hacer más frecuentes las jornadas de juegos con mis hijos. Porque si recuerdo con tanto gusto los juegos con mi mamá, estoy segura de que ellos también recordarán con agrado sus juegos conmigo. Y hablando de mi mamá, como abuela, también sigue siendo divertida y son buenos los ratos que pasa jugando con mis hijos o mis sobrinos.

En fin, el juego es una actividad que me reconforta y me aporta múltiples beneficios. Me alegra saber que aún lo incluyo en mi vida y me emociona proponerme agregar más tiempo lúdico a mi día a día.

Les agradezco, su agradable acompañamiento, lectura y comentarios. Gracias por estar.