Adiós a una madre alegre vieja.///Farewell to a jolly old mother.
Aquí Lucrecia con sus hijos Luz María, Sofía, Goyo, Balbino y Gladys la hija mayor.
Leumberre cantándole a Lucrecia hace poco más de 6 meses. Imagen propia.
Adiós a una alegre madre vieja.
La vida nos trae experiencias a través del tiempo y en verdad que hay mucha situaciones que nos llenan de vida y alegría, pero también es cierto que hay tristezas y dolores.
Ha muerto Lucrecia Prado una matrona muy querida en San Juan de los Morros quien tuvo hijos con los que he compartido y quienes me han considerado siempre como un miembro más de su familia, como un hermano y le doy gracias a Dios por el cariño mutuo entre Lucrecia y yo quien ha sido una de las personas más especiales de mi vida.
Amante de la música de arpa, cuatro y maracas, llegué a su casa por primera vez en 1975, y desde entonces no dejé de cantarle con mi cuatro, incluso el pasado viernes cuando se hallaba in extremis.
Siempre la he catalogado como mi fan número 1 y en las redes le he dedicado varias publicaciones, y me tenía como su artista favorito, y yo bromeaba diciendo que si le ponían a escoger entre Reynaldo Armas, Armando Martínez y yo, entonces Lucrecia se quedaba conmigo.
¡Cuántas veces yo llegaba a su casa a cantarle o darle serenata y recuerdo que en una ocasión le canté a las 12.30 y ella me abrió la puerta. Entré y nos sorprendió la luz del sol y seguimos como hasta las 10 de la mañana y cantándole tantas horas!
Era tradición ya el comenzar con la canción Amémonos que canta Mirna Ríos, Araguaney por Freddy Salcedo, *¿Y cómo es él? de Perales y piezas de Gualberto Ibarreto.
Lucrecia fue una anciana excepcional pues a pesar de los 91 años mantenía un humor excepcional y su cordura estaba nítida.
Andaba en silla de rueda y la gente iba a su casa con el propósito de escuchar sus cuentos y de pasar un momento distinto y lleno de simpatía.
Lucrcia fue ejemplo de buena madre y fue retribuida por el amor de sus hijos pues me consta que los hermanos se turnaban para cuidarla semana tras semana. Y Lucrecia estaba bien, pero en esos arrebatos que dan, una vez se le ocurrió querer levantarse, pero cayó de la cama y se fracturó el fémur. Y de allí no se recuperó.
Los cumpleaños de Lucrecia se celebraban con música criolla de Venezuela y la camaradería era grande en esas fiestas que duraban hasta después del amanecer.
Se ha ido la alegría perenne de una casa. Hoy fui a visitarla por última vez y su rostro transmitía una increíble belleza, además de mucha paz.
Adiós, querida Lucrecia, que por siempre seguirás siendo mi fan número 1 y después de 49 años.
Farewell to a jolly old mother.
Life brings us experiences through time and it is true that there are many situations that fill us with life and joy, but it is also true that there is sadness and pain.
Lucrecia Prado has died, a very dear matron in San Juan de los Morros who had children with whom I have shared and who have always considered me as a member of their family, as a brother and I thank God for the mutual affection between Lucrecia and myself who has been one of the most special people in my life.
A lover of harp, cuatro and maracas music, I first came to her house in 1975, and since then I have never stopped singing to her with my cuatro, even last Friday when she was in extremis.
I have always listed her as my number one fan and in the networks I have dedicated several publications to her, and she had me as her favourite artist, and I joked that if she had to choose between Reynaldo Armas, Armando Martínez and me, then Lucrecia would choose me.
How many times I would come to her house to sing or serenade her and I remember that on one occasion I sang to her at 12.30 and she opened the door for me. I went in and we were surprised by the sunlight and we went on until about 10 o'clock in the morning, singing to her for so many hours!
It was already a tradition to start with the song Amémonos sung by Mirna Ríos, Araguaney by Freddy Salcedo, *¿Y cómo es él? by Perales and pieces by Gualberto Ibarreto.
Lucrecia was an exceptional old woman because despite her 91 years she maintained an exceptional humour and her sanity was clear.
She was wheelchair-bound and people would come to her house to listen to her stories and to spend a different moment full of sympathy.
Lucrcia was an example of a good mother and was repaid by the love of her children as I know that the siblings took turns to look after her week after week. And Lucrecia was fine, but in those fits and starts she once wanted to get up, but she fell out of bed and fractured her femur. She never recovered.
Lucrecia's birthdays were celebrated with Venezuelan Creole music and the camaraderie was great at these parties that lasted until after dawn.
Gone was the perennial joy of a house. Today I went to visit her for the last time and her face conveyed an incredible beauty, as well as a lot of peace.
Farewell, dear Lucrecia, you will forever remain my number 1 fan and after 49 years.
Mi sentido pésame a la familia.
La gente buena debería ser para siempre, pero a la larga, todos tenemos que descansar. Que brille para ella la Luz Perpetua.
Stay !ALIVE
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Y ese camino es para todos, profesor.
Una publicación cargada de sentimientos. Un fuerte abrazo mi estimado amigo
Tenía que ser así, después de 49 hermosísimos años de amistad franca.