Lo llaman grounding, earthing, andar descalzos o conectarse a tierra y consiste simplemente en conectarse con la superficie de la Tierra para obtener una serie de beneficios para la salud. Aunque la idea puede sonar un poco extravagante, hay evidencia científica que respalda la eficacia del grounding en la reducción del estrés y la inflamación crónica, y la mejora de la circulación y la calidad del sueño entre otros beneficios. Igual que la vitamina D es producida en nuestro organismo a partir de la energía y las frecuencias generadas por el Sol, a 150 millones de kilómetros de distancia, la superficie de la Tierra, justo bajo nuestros pies, proporciona energía y frecuencias que nos afectan directamente.

Los materiales como el metal son conductores. Eso significa que contienen electrones libres, partículas subatómicas que se pueden mover libremente cuando se les aplica energía, el flujo de estos electrones libres en un material se llama corriente eléctrica. Encender el interruptor de una lámpara permite que la energía eléctrica viaje a través del cableado hasta la bombilla, que transformará esa energía en luz. El cuerpo humano es buen conductor porque contiene un gran número de electrones libres, iones cargados eléctricamente llamados electrolitos y que se encuentran disueltos en agua, la sangre y otros líquidos corporales son buenos conductores. Otros materiales, llamados aislantes, contienen muy pocos electrones libres y por tanto son malos conductores, o no lo son en absoluto. Ejemplos de aislantes son los plásticos y el caucho. Y es precisamente de plástico y caucho de lo que están hechas la mayoría de las suelas de nuestro calzado desde los años 60 del siglo pasado.

Practicar grounding o earthing es sencillamente conectar nuestro organismo a tierra a través del contacto directo de nuestra piel con el suelo o de dispositivos diseñados para ello. El estilo de vida moderno separa a los humanos del contacto con la tierra. La superficie de la Tierra posee un suministro ilimitado de electrones libres. Es una superficie eléctricamente conductora (excepto en áreas ultraáridas como los desiertos), y su potencial negativo se mantiene por el circuito eléctrico atmosférico global. La creciente evidencia sugiere que el potencial negativo de la Tierra puede crear un entorno bioeléctrico interno estable para el funcionamiento normal de todos los sistemas del cuerpo. Además, las oscilaciones de la intensidad de este potencial pueden ser importantes para establecer los relojes biológicos que regulan los ritmos corporales diurnos, como la secreción de cortisol.

Los electrones de las moléculas antioxidantes neutralizan las especies reactivas de oxígeno (ROS, o en términos populares, radicales libres) involucradas en las respuestas inmunitarias e inflamatorias del cuerpo. Necesitamos un aporte constante de electrones para neutralizar los radicales libres producidos cada día en los procesos biológicos. A lo largo de la mayor parte de la historia, los humanos hemos caminado mayoritariamente descalzos o con calzado hecho con pieles de animales. Dormían en el suelo o sobre pieles. A través del contacto directo o de las pieles de animales, los abundantes electrones libres del suelo podían ingresar al cuerpo, conductor de electricidad. A través de este mecanismo, nuestro organismo podía equilibrarse con el potencial eléctrico de la Tierra, estabilizando así el entorno eléctrico de todos los órganos, tejidos y células.

La vida moderna nos ha aislado de este flujo de electrones libres. Por ejemplo, desde los años 60 cada vez más personas utilizan zapatos con suela de goma o plástico, en lugar de la clásica suela de cuero. Esos materiales aislantes nos han alejado del campo electromagnético terrestre. Durante las últimas décadas se ha vivido un tremendo aumento de lo que se conoce como enfermedades no transmisibles (enfermedades cardiovasculares, autoinmunes y neurodegenerativas, diabetes tipo 2 y cáncer, principalmente) ¿Podría ser nuestra desconexión de la superficie de la Tierra la causa? Probablemente si lo sea, porque aparte de esto también nos hemos alejado completamente de la naturaleza, la exposición al sol y del mundo en el que realmente vivimos.

Efecto Anti-inflamatorio: Uno de los efectos del grounding más poderoso, documentado ya hace más de 20 años, es la disminución de la inflamación crónica. En la siguiente foto, realizada con imagen termográfica médica, podemos apreciar la disminución de la inflamación tras 4 días de dormir con un dispositivo de grounding.

Mejora del flujo sanguíneo: El potencial zeta se refiere a la repulsión o rechazo que experimentan los glóbulos rojos entre sí debido a su carga negativa y que permite que la sangre fluya fácilmente. Se ha visto que el grounding aumenta este potencial zeta, mejorando la viscosidad sanguínea y disminuyendo la posibilidad de trombosis.

Disminución del estrés: La elevación crónica del cortisol, mediador del estrés, puede conducir a alteraciones del ritmo circadiano, hipertensión, enfermedad cardiovascular, osteoporosis, enfermedad autoinmune y otras alteraciones. Se ha observado que el grounding tiene un efecto positivo en el estrés normalizando los niveles de cortisol, calmando la actividad eléctrica cerebral, normalizando la tensión muscular, activando el sistema nerviosos parasimpático e incluso mejorando la variabilidad de la frecuencia cardíaca

Mejora de la calidad del sueño: Este beneficio es uno de los más comunes entre las personas que se inician en el grounding. La mayoría relata una mejora de la calidad del sueño y la rapidez con la que se quedan dormidos. Este efecto probablemente derivaría de la disminución de los niveles de cortisol durante el sueño.

Recuperación tras ejercicio intenso: Los estudios más recientes realizados en la Universidad de Salzburgo muestran que el grounding durante el sueño permite una recuperación más rápida y/o una mejora de los marcadores de daño muscular e inflamación. Grounding podría ser una metodología sencilla para mejorar la recuperación después del entrenamiento.

Regula procesos fisiológicos: La toma de tierra del organismo mejora la homeostasis calcio-fósforo, el control de la glucemia y la resistencia a la insulina y aumenta la liberación de la hormona tiroidea T4, aumentando con ello el metabolismo basal.

Efecto anti-envejecimiento: El gran poder anti-oxidante del grounding, derivado de su capacidad de neutralizar radicales libres, disminuye el efecto de estas moléculas en las células y tejidos con un efecto anti-envejecimiento. Una de las teorías del envejecimiento sería el daño acumulativo causado por los radicales libres.