[ENG-SPN] The language of beauty / El lenguaje de la belleza

Regardless of the official meanings granted by the different Academies of Language, to define such a subjective and variable concept, such as beauty, it is not, but basically, that wonderful biological computer, which is the whole of the human body, which could be said to determine the different parameters, which, based on the different programs that flow into the individual consciousness of each one, altering sensitivity, determine our fascination or rejection. In such a way that, although we can agree, when joining the evaluation of an object, such as a cathedral, for example, accepting values such as grandeur, elegance, proportion and many others, as fascinating and meritorious, we also On the contrary, we can show little or no satisfaction when evaluating other aesthetic scenarios, especially if they obey some subjective aesthetic parameters, where, obviously, each person and their tastes are a world apart and in this In this sense, no one is in possession of an absolute truth, but yes, perhaps, of many relative certainties.

This disparity of tastes, preferences and evaluations manages, in some way and through a non-aggression pact between the objective and the subjective, to free us from pigeonholes and conventional prejudices, achieving that in the end it is our own perceptions that motivate our approach to something so unlimited and, at the same time, so fascinating, reminding us that, as far as beauty is concerned, we neither take away nor grant: we are simply servants of our sensitivity.

Independientemente de los significados oficiales otorgados por las diferentes Academias de la Lengua, para definir un concepto tan subjetivo y variable, como es el de belleza, no es, sino, en el fondo, esa maravillosa computadora biológica, que es el conjunto del cuerpo humano, la que podría decirse que determina los diferentes parámetros, que, en base a los diferentes programas que desembocan en la consciencia individual de cada uno, alterando la sensibilidad, determinan nuestra fascinación o nuestro rechazo. De tal manera, que, si bien podemos mostrarnos de acuerdo, a la hora de unirnos a la valoración de un objeto, como una catedral, por ejemplo, aceptando valores como grandiosidad, elegancia, proporción y muchos otros, como fascinantes y meritorios, también podemos, por el contrario, mostrarnos poco o nada conformes, a la hora de valorar otros escenarios estéticos, sobre todo, si éstos obedecen a unos parámetros estéticos subjetivos, donde, evidentemente, cada persona y sus gustos, son un mundo aparte y en este sentido, nadie está en posesión de una verdad absoluta, pero sí, quizás, de muchas certezas relativas.

Esa disparidad de gustos, preferencias y valoraciones, consigue, de alguna manera y a través de un pacto de no agresión entre lo objetivo y lo subjetivo, liberarnos de los encasillamientos y de los prejuicios convencionales, logrando que al final sean nuestras propias percepciones las que motiven nuestro acercamiento a algo tan ilimitado y a la vez, tan fascinante, recordándonos, que, en cuanto a la belleza se refiere, ni quitamos ni otorgamos: simplemente somos servidores de nuestra sensibilidad.

NOTICE: Both the text and the photographs that accompany it are my exclusive intellectual property and, therefore, are subject to my Copyright.
AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.