[ENG-SPN] Memories of a sustainable life / Recuerdos de una vida sostenible

It is paradoxical, but we live in a world trapped in inconsequential consumption and little more than enslaved, blind to the indiscriminate waste of resources, which, when the time comes, will become that metaphorical sword of Damocles that hangs, irremediably, over the heads of absurdly irresponsible and poorly educated societies, which, in reality, accumulate things that they do not need and that often die of oblivion in the bottom of drawers and closets or are thrown directly into the trash, still retaining the same packaging in which they were carefully manufactured. The same thing happens, unfortunately, with something as essential and basic as food.

Therefore, still in the towns, in those blessed rural environments, sometimes the vision of those old houses, whose beams seem to sway dangerously in a grotesque dance against time, also provide us with extraordinary visions of times that we disdain as past, but they continue to offer us a persistent lesson in sustainability, which, deep down, should make us think. We have one of the best examples in this Castilian single-family house, provided, as was the custom, with its own oven. An oven where bread was kneaded, either with traditional wheat or corn flour, the latter more common, in the rural environments of Northern Spain, which satisfied the basic needs of the family and whose surpluses were exchanged with neighbors for others. essential goods, without the need for luxuries and other banalities that are making the world a place where, in a short time, resources will be the closest thing to a myth impossible to catch.

Resulta paradójico, pero vivimos en un mundo atrapado en un consumo inconsecuente y poco menos que esclavizado, ciego frente al despilfarro indiscriminado de unos recursos, que, llegado el momento, se convertirán en esa metafórica espada de Damocles que se cierna, irremisiblemente, sobre las cabezas de unas sociedades absurdamente irresponsables y mal educadas, que, realmente, acumulan cosas que no necesitan y que muchas veces mueren de olvido en el fondo de cajones y armarios o son tiradas directamente a la basura, conservando todavía las mismos envoltorios en los que fueron cuidadosamente manufacturadas. Lo mismo ocurre, desgraciadamente, con algo tan esencial y básico, como es la comida.

Por eso, todavía en los pueblos, en esos benditos entornos rurales, en ocasiones, la visión de esas viejas casas, cuyas vigas parecen balancearse peligrosamente en una grotesca danza contra el tiempo, también nos facilitan extraordinarias visiones de unos tiempos que desdeñamos como pasados, pero que nos siguen ofreciendo una persistente lección de sostenibilidad, que, en el fondo, debería hacernos meditar. Uno de los mejores ejemplos, lo tenemos en esta casa unifamiliar castellana, provista, como era la costumbre, de su propio horno. Un horno donde se amasaba el pan, bien con la tradicional harina de trigo o de maíz, más común ésta, en los entornos rurales del Norte de España, que satisfacía las necesidades básicas de la familia y cuyos excedentes eran cambiados con los vecinos por otros bienes de primera necesidad, sin necesidad de lujos y otras banalidades que están haciendo del mundo un lugar donde, en poco tiempo, los recursos serán lo más parecido a un mito imposible de atrapar.

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