DÉCIMAS A UNA DONCELLA

La niña vino a la pila
a llenar el tinajón
para llevar al fogón
mientras sus grandes pupilas
sobre las aguas tranquilas
de ese pozo transparente
azules y refulgentes
se reflejaban sus ojos
mientras su falda en remojo
iba apuñando a la gente.

Esa niña de los moños
su piel de color café
se iba mojando los pies
como palmas en retoños
luciendo aquel rascamoño
que le compró su abuelita
a esa linda señorita
con su inocente hermosura
tongoneaba su figura
que entre dientes le musitan.

Al llenarse el tinajón
se lo puso en la cabeza
su deslumbrante belleza
aturdió a mi corazón
y me dio la sensación
el yo haberla conocido
confundiendo mis sentidos
yo me fui tras de ella
como cual bella doncella
esa que siempre he querido.

DÉCIMAS A UNA DONCELLA

La niña vino a la pila
a llenar el tinajón
para llevar al fogón
mientras sus grandes pupilas
sobre las aguas tranquilas
de ese pozo transparente
azules y refulgentes
se reflejaban sus ojos
mientras su falda en remojo
iba apuñando a la gente.

Esa niña de los moños
su piel de color café
se iba mojando los pies
como palmas en retoños
luciendo aquel rascamoño
que le compró su abuelita
a esa linda señorita
con su inocente hermosura
tongoneaba su figura
que entre dientes le musitan.

Al llenarse el tinajón
se lo puso en la cabeza
su deslumbrante belleza
aturdió a mi corazón
y me dio la sensación
el yo haberla conocido
confundiendo mis sentidos
yo me fui tras de ella
como cual bella doncella
esa que siempre he querido.