Roberto Bolaño: la escritura trascendente de un exiliado permanente
Hace 20 años, el 15 de julio de 2003, murió un escritor “de habla castellana” (como le gustó definirse) que es uno de los más buscados y leídos desde hace una década, por lo menos. Hablo de Roberto Bolaño. Nacido en Chile en 1953, vivió gran parte de su corta vida (murió a los 50 años) entre México y España, y regresó en algunas oportunidades a su país natal. Él mismo llegó a considerarse un apátrida. Y lo fue, no sólo en lo territorial, sino también en lo literario, pues irrumpió contra convencionalismos establecidos, escritores que eran referentes encumbrados, pero, sobre todo, por su práctica innovadora de los “géneros literarios” y su peculiar concepción de la vida presente en su obra.
Aunque ha sido traducido a varios idiomas y sus libros también editados o reeditados, considero que Roberto Bolaño continúa siendo una especie de “escritor de culto”. Su obra novelística y cuentística publicada, no siendo muy profusa, tiene un carácter que pudiera ser de difícil asimilación para un lector común. Es de una calidad singular e inusual que la hace trascendente para la literatura de habla hispana (y quizás más allá). Como reconociera el reconocido escritor español Enrique Vila-Matas, su obra signa la narrativa del siglo XXI. Entre sus novelas podemos destacar La literatura nazi en América (1996), Estrella distante (1996), Los detectives salvajes (1998), que recibió el Premio Rómulo Gallegos (Venezuela), 2666 (2004, edición póstuma), y en sus libros de cuentos: Llamadas telefónicas (1997) y Putas asesinas (2001).
¿Cuáles son los principales rasgos de la obra de Roberto Bolaño? Sin orden de importancia, podrían resumirse así: el juego entre la ficción y la vida personal o de referencia real histórica, donde se confunden o difuminan las fronteras; la reelaboración del mundo de la política (latinoamericana o internacional), con aguzadas incursiones en la consideración del fascismo, el nazismo y sus expresiones latinoamericanas; la incorporación de lo cotidiano de un modo completamente prosaico, con su “bellezas” a descubrir, entre otros.
Podría decirse que Roberto Bolaño no inaugura temas propios; de algún modo, vuelve a tratar contenidos ya presentes en la literatura universal, como la soledad, la desolación amorosa, la inestabilidad y el desamparo, la incertidumbre frente al destino, la ausencia de respuestas ante las preguntas de la vida, la muerte, etc. Como ya sabemos, esos temas universales sólo serán hechos materia propia desde la perspectiva con la que se aborden y, más, con la forma como se elaboren en la escritura. Y es ahí donde está el aporte de Bolaño.
De Bolaño lo menos conocido son sus poemas. A continuación, reproduciré dos de su libro Los perros románticos (1993).
Los perros románticos
En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás no importaba. Ni trabajar ni rezar, ni estudiar en la madrugada junto a los perros románticos. Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera, en penumbras, en uno de los pulmones del trópico. Y a veces me volvía dentro de mí y visitaba el sueño: estatua eternizada en pensamientos líquidos, un gusano blanco retorciéndose en el amor.
Un amor desbocado. Un sueño dentro de otro sueño. Y la pesadilla me decía: crecerás. Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto y olvidarás. Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. Estoy aquí, dije, con los perros románticos y aquí me voy a quedar.
Poema en prosa (no podría esperarse otra forma poética en quien fue un seguidor de Arthur Rimbaud) donde el hablante nos confronta con una lábil y compleja realidad: la del sueño del vivir —la de “una habitación de madera”— y la del sueño ideal —la de “un amor desbocado”—, que solo quedará como experiencia de un romanticismo que asiente su realidad, decadente y, a la vez, presente, en su imaginación.
Musa
Era más hermosa que el sol y yo aún no tenía dieciséis años. Veinticuatro han pasado y sigue a mi lado. A veces la veo caminar sobre las montañas: es el ángel guardián de nuestras plegarias. Es el sueño que regresa con la promesa y el silbido. El silbido que nos llama y que nos pierde. En sus ojos veo los rostros de todos mis amores perdidos.
Ah, Musa, protégeme, le digo, en los días terribles de la aventura incesante. Nunca te separes de mí. Cuida mis pasos y los pasos de mi hijo Lautaro. Déjame sentir la punta de tus dedos otra vez sobre mi espalda, empujándome, cuando todo esté oscuro, cuando todo esté perdido. Déjame oír nuevamente el silbido.
Soy tu fiel amante aunque a veces el sueño me separe de ti. También tú eres la reina de los sueños. Mi amistad la tienes cada día y algún día tu amistad me recogerá del erial del olvido. Pues aunque tú vengas cuando yo vaya en el fondo somos amigos inseparables.
Musa, a donde quiera que yo vaya tú vas. Te vi en los hospitales y en la fila de los presos políticos. Te vi en los ojos terribles de Edna Lieberman y en los callejones de los pistoleros. ¡Y siempre me protegiste! En la derrota y en la rayadura.
Es un poema en prosa de una compleja belleza, en honor a la poesía, entendiéndola como la representación que de ella hicieron los antiguos griegos por la deidad conocida como Musa. Ahora bien, la relación que el hablante poético establece con ella, aparte de ser de gran delicadeza estética, es también de problematización: “Soy tu fiel amante aunque a veces el sueño me separe de ti”. La relación con la Musa es la de una compañía que se requiere y agradece, y se reconoce en sus fragilidades.
Roberto Bolaño murió tempranamente. Aun habiendo sido diagnosticado con tiempo con una enfermedad crónica en el hígado, que necesitaba un trasplante, este no pudo realizarse. Sabiendo del valor —no del todo ponderado hasta hora— de la obra de Roberto Bolaño, la expresión, supuestamente, del poeta chileno Nicanor Parra, adquiere más sentido: “Le debemos un hígado a Bolaño”. Le debemos, en verdad, tanto cariño y reconocimiento.
Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_Bola%C3%B1o
https://www.argentina.gob.ar/noticias/roberto-bolano-el-escritor-que-quiso-contarlo-todo
Puede acceder al poemario Los perros románticos aquí y al libro de cuentos Putas asesinas en este enlace.
También a otra antología de sus cuentos *.
Gracias por su lectura.
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Bolaño es uno de mis autores predilectos. Buen trabajo describiendo los rasgos más significativos de su obra.
Gracias por tu visita y apreciación, @poesiaempirica. ¿De vuelta a #Hive? Saludos.
Hola, sí. He vuelto a Hive. Ayer escribí nueva entrada en el blog. Espero sea el inicio de una estancia más prolongada. Saludos.
Hasta ahora no he leído a este autor.
Sigo con Irene Vallejo.
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