Miguel Ángel Asturias: resonancia literaria de la cultura maya

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Hace 50 años –9 de junio de 1974– falleció en Madrid el escritor guatemalteco, Premio Nobel de Literatura 1967, Miguel Ángel Aturias. Destacó como novelista y cuentista, así como en el ejercicio del periodismo y la labor diplomática, con decidida participación política en la vida de su país.

Nació en Ciudad de Guatemala en 1899, en una familia de estatus social modesto, en la que se mezclaba la ascendencia española de su padre con la estirpe indígena de su madre; creció y se formó también modestamente, y se nutrió de la tradición oral maya a través de su cuidadora y el entorno indígena campesino de la granja de sus abuelos. Se graduó de abogado a los 23 años, y luego se fue a París, donde se puso en contacto con importantes intelectuales de la época y, particularmente, se acercó al surrealismo. En esa ciudad, donde pasó gran parte de su vida, estudió etnología, con obvio interés por la cultura aborigen maya, con la que había establecido un nexo de identidad. Vivió mucho tiempo fuera de su país –incluso uno de los dictadores le quitó la nacionalidad (que luego le fue devuelta por otro gobernante)–, producto del exilio y de sus funciones como diplomático en Argentina, Chile, Francia, entre otros países.


Retrato de Miguel Ángel Asturias, por Marcos Vinicio Mejía - Fuente


La significación e importancia de la obra literaria de Asturias es notable. Se le considera uno de los precursores de lo que se dio en llamar "boom" de la literatura latinoamericana, sobre todo con su novela El señor presidente (1933), la primera en integrar el ciclo de la "novela de la dictadura" –sobre dictadores históricos o ficticios latinoamericanos–, donde se incluirían novelas de Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Augusto Roa Bastos y Mario Vargas Llosa.

También tiene gran valor su obra narrativa al perfilar esa corriente que luego sería denominada "realismo mágico" o "lo real maravilloso americano", bautizado el primero por el venezolano Arturo Uslar Pietri y el segundo por el cubano Alejo Carpentier, dos nombres –a veces diferenciados, otras veces fusionados– que tratan de recoger, en la escritura, el carácter extraño y asombroso que tiene la realidad común, sea en la naturaleza, la gente y sus costumbres, los hechos, etc.

Esta tendencia en la escritura creativa de Asturias se alimenta de la visión mítica y legendaria de la cultura originaria (maya, especialmente), y se alía con la influencia surrealista, en lo que está caracterizada por la presencia de lo irracional, onírico, inconsciente, fantástico.


Tumba de Miguel Ángel Asturias con una estela maya en cementerio de París - Fuente


Hay que indicar que el interés por la cultura autóctona en Miguel Ángel Asturias tuvo quizás su primera expresión evidente con su tesis universitaria dedicada a estudiar la problemática social indígena, en 1923. Luego, en 1925 comienza su traducción del Popol Vuh, el libro sagrado de los maya-quichés (los mayas de la región que sería Guatemala); tarea que le llevó muchos años. Esta traducción, con la participación del mexicano González de Mendoza, la publicaría en 1963 la editorial argentina Losada. De 1930 data su primer libro, Leyendas de Guatemala, un conjunto de relatos de alto contenido mítico-poético que, surgidos de su espíritu ficcional, reinterpreta y crea realidades a partir de la cosmogonía y pasado maya, de la colonia, de personajes creados y recreados.

Después tendremos la principal novela de experimentación de ese campo antropológico o etnológico, Hombres de maíz, publicada en 1949 por Losada. Es una novela compleja, pero, precisamente por eso, diría que fascinante. Está estructurada en seis partes, cinco capítulos signados por los nombres de personajes que protagonizan cada uno y conforman las historias entrelazadas de la novela, y un curioso epílogo.

Esta espléndida novela aborda, con el estilo inventivo y poético de alguien que se ha amamantado de la rica cosmovisión maya, la historia de la resistencia o integración de las comunidades mayas en un mundo actual, pero siempre haciendo enlace con la tradición originaria. Frente a la amenaza de su extinción por la consunción dada por las necesidades de la subsistencia y las facilidades de la sociedad comercial moderna, los personajes –de raigambre indígena– encarnan la tragedia y la redención. Desenvueltos en situaciones socioculturales propias, tradicionales, los personajes –Gaspar Ilóm, Machojón, Venado de las Siete-Rozas, María Tecún, Coronel Chalo-Godoy, Correo-Coyote– representan la profunda cosmovisión maya: Así, veremos su conversión en el nahual respectivo, es decir, en el animal que es su espíritu custodio.


Fuente


Me centraré, muy escuetamente, pues no es posible de otro modo en este espacio, en Hombres de maíz, citando unos poquísimos fragmentos. Pero antes es necesario indicar (o recordar) que su historia (y su título) se inspira, pero no se restringe a ello, en lo que se cuenta en el Popol Vuh, donde el definitivo hombre creado por los dioses será el de maíz. Antes habían sido creados el hombre de barro y el de madera (o palo), pero habían sido creaciones fallidas. La parte central de esta parte del mito maya-quiché puede leerse en el capítulo 25 del Popol Vuh, en la traducción de Asturias y Mendoza, o el cap. 24 en la edición electrónica que indico en las referencias.

A continuación copio fragmentos de la novela Hombres de maíz:

Tierra desnuda, tierra despierta, tierra maicera con sueño, el Gaspar que caía de donde cae la tierra, tierra maicera bañada por ríos de agua hedionda de tanto estar despierta, de agua verde en el desvelo de las selvas sacrificadas por el maíz hecho hombre sembrador de maíz. De entrada se llevaron los maiceros por delante con sus quemas y sus hachas en selvas abuelas de la sombra, doscientas mil jóvenes ceibas de mil años.


Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz. Sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz.


Ilustración: Moisés Aguirre - Fuente


Él ya no llevaba dentro nada de hombre. Se había vuelto tacuatzín, tacuatzina porque llevaba a sus hijos metidos en el bolsón del alma. Lo mineó la María Tecún. Y para siempre. Y para peor el herbolario, que le sacó los ojos y le puso ojos de tacuatzín.


—Todo lo que se relaciona con el alimento del hombre es barbarie; yo no sé por qué dicen los hombres que han
dejado de ser bárbaros; no hay alimento cevelizado.
—El maíz.
—El méiz, decís vos; pero el méiz cuesta el sacrificio de la tierra que también es humana; ya te pusiera yo a
cargar un milpal en la espalda, como la pobre tierra. Y más bárbaro lo que hacen: siembra de méiz para vender…
—Por eso es el castigo…
El viejo de las manos negras, manos de color de maíz negro, inquirió antes de contestar, de una pasa de ojos, en la cara del Correo, todo lo que deseaba. Sin botar el paso, suspiró ya hablando. —Y el castigo será cada vez peor. Mucha luz en las tribus, mucho hijo, pero la muerte, porque los que se han entregado a sembrar méiz para hacer negocio, dejan la tierra vacía de huesos, porque son los huesos de los antepasados los que dan el alimento méiz, y entonces, la tierra reclama huesos, y los más blanditos, los de los niños, se amontonan sobre ella y bajo sus costras negras, para alimentarla.
—¡Tierra ingrata, ya ve, pué!
—¡Ingrata, ingrata… pero, toma en cuenta, Correo, que la tierra es ingrata cuando la habitan hombres ingratos!
—Pero, pongamos las cosas… El maíz pa qué quiere usté que se siembre…
—Para comer…


Cuatro días pasan en esta llanura aérea suspendida de las columnas de las ceibas sobre la tierra llana, los que salieron de la negra oscuridad de las cavernas a la blanca oscuridad de las neblinas. Cuatro días y cuatro noches sin dormir, invencibles, entre los tejedores del cansancio y los buitres, sin más alimento visible que las hojas del ramón, sin más habla que sus gestos, al andar agarrados siempre de las ramas, baja la cabeza, tronchados de la nuca, sin equilibrio, los pies con movimientos de manos, desnudos o medio desnudos, risa y risa, con el sexo al aire. La luz les produce una casta somnolencia. Se amodorran. Se rascan. Al cuarto día, al voltear el sol hacia Poniente, los brujos les anuncian que no son hombres de madera; que no son muñecos de los bosques, y les dan paso a la tierra llana, donde les espera en todas las formas el maíz, en la carne de sus hijos que son de maíz; en la huesa de sus mujeres, maíz remojado para el contento, porque el maíz en la carne de la mujer joven es como el grano humedecido por la tierra, ya cuando va a soltar el brote; en los mantenimientos que allí mismo, después de las abluciones en baños comunes, toman para reponer sus fuerzas: tortillas de once capas de maíz amarillo con relleno de frijoles negros, entre capa y capa, por las once jornadas en las cuevas tenebrosas (...)


Ilustración: Moisés Aguirre - Fuente


Viejos, niños, hombres y mujeres, se volvían hormigas después de la cosecha, para acarrear el maíz; hormigas, hormigas, hormigas, hormigas…


Seis breves fragmentos extraídos de diferentes capítulos del libro, en los que podemos observar el valor mítico y sagrado, engendrador, del maíz (el méiz, dice el viejo Correo-Coyote) y el abuso comercial con él. También una de las conversiones del personaje humano en su animal custodio (su nahual); en este caso, se trata de Goyo Yic metamorfoseado en tacuatzín, nombre maya dado a la zarigüeya o rabipelado. Igualmente una parte del ritual, conducido por el brujo, de descenso a las tinieblas (catábasis, para los griegos) y su resurgimiento (resurrección o anábasis), de hombres de madera-monos a hombres de maíz. Finalmente, las últimas frases del Epílogo, en una bella metáfora natural de analogía entre hombres y hormigas.


Referencias:
Anónimo (1973). Popol-Vuh (4ª ed.). Argentina: Edit. Losada.
Asturias, Miguel Ángel (1970). Leyendas de Guatemala. España: Salvat Editores.
Asturias, Miguel Ángel (1979). Hombres de maíz (9ª ed.). Argentina: Edit. Losada.

https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_%C3%81ngel_Asturias
https://es.wikipedia.org/wiki/Hombres_de_ma%C3%ADz
https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1967/asturias/biographical/
https://www.iifl.unam.mx/uploads/popolVuh/libros/popolVuhXocNah.pdf
https://www.elejandria.com/libro/descargar/popol-vuh/anonimo/1528/3844
https://clubdelecturaesquipulas.files.wordpress.com/2016/06/hombres-de-maiz-miguel-angel-asturias.pdf


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Gracias por su lectura.




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