Volviendo a Club de Poesía, ahora en su convocatoria del 19 de agosto de 2002 (ver aquí), comparto con ustedes un ejercicio poético escrito a partir de los versos del siempre querido poeta Federico García Lorca: “Quiero que la noche se quede sin ojos / y mi corazón sin la flor del oro.”

Cansados, obnubilados,
casi ciegos,
los ojos no asimilan
tanta atrocidad
del mundo que nos toca.

Nunca podremos ser sabios
como el ciego Tiresias,
y como Edipo quizás
podríamos sacarnos los ojos.

Algo intuiremos del futuro
al que nos acercamos
en este presente casi profético,
Tiresias.

Mas, amaremos la flor simple
creciendo en la grieta del abismo,
o ese “botón de oro” de Darío
persiguiendo la poesía,
o tu gacela, Federico,
donde ausencia y deseo
son uno y múltiple.

En el deseo irredento,
en la noche quizás inadvertida,
como la muerte, todavía
podemos ser esta luz de luna.

Gracias por su lectura.