La poesía de Ramón Ordaz en la pleamar de la palabra

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Asistimos ayer a la presentación del más reciente poemario del poeta y ensayista venezolano Ramón Ordaz, Obertura de mar, actividad realizada en la Casa Ramos Sucre (Cumaná, Venezuela), institución de la que fue fundador y director por alrededor de 17 años, tarea en la que lo acompañé desde su apertura hasta 1994 como coordinador, y que hoy está bajo la dirección de la escritora y profesora universitaria Adriana Cabrera.

Ramón Ordaz, si bien nacido en la ciudad de El Tigre (estado Anzoátegui), lugar más cercano al llano oriental venezolano, ha hecho gran parte de su vida en Cumaná y Margarita (de la que es oriunda su familia y donde reside actualmente). De modo que su vida y su escritura poética están habitadas por el mar, sustancialmente.

Ha publicado los libros Esta ciudad, mi sangre (1977), Potestades de Zinnia (1979), Antología del otro (1990), Grafopoemas (1992), Diario de derrota (1993), Kuma (1997), En los jardines de Colón (1998), El pícaro en la literatura iberoamericana (2000), Profanaciones (2002), Albacea (2003). Recibió el Premio CONAC de Poesía 1991 y el Premio de Poesía Bienal Literaria “Teófilo Tortolero”.


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El poeta Ramón Ordaz (Foto: Cruz M. Moreno) - Fuente

En este post sólo atenderé una parte de la poesía contenida en ese hermoso libro de Ramón Ordaz. Consideraré los tres últimos poemas, dedicados a la palabra poética, tema de mi interés. Quedaré en deuda con un texto más amplio sobre Obertura del mar.

He aquí los poemas:

Fulgor de la palabra

La palabra ha de ser como tú,
mortal como tú, sanguínea,
que en la arena del mar
trasiega sus infinitos rostros inocentes,
sus colores, sus nácares,
sus máscaras y caleidoscopios,
sus lunas y minúsculos soles
caídos del relámpago.

Anónima rueda la palabra,
va y viene plena de cantos
hasta el acoplamiento de una música
que se oye en la resaca.

Puentes colgantes,
nuestras palabras, de un abismo a otro,
traspasan las fronteras,
nos abandonan, pasan a mejor vida
y ya nada tenemos que decir.

Terceto

a Alejandro Padrón

Yo vivo en el subsuelo de tu nombre,
en esas transparencias de lo turbio;
la sal lenta que desportilla aleros,
puertas, ventanas, y las bisagras crujen,
quiebran sus andaduras como pidiendo auxilio
al infalible polvo donde descansa Dios con sus olvidos.

¿Cómo llegué a extrañar mi paso en tus arenas,
voltear los horizontes casi evadiendo el lar,
la luz de los bajeles, lo que ha poblado el viento.
¿Cómo pude abstraerme, si el efímero amor
sopla sobre las aguas tejiendo sombras
y es elíxir el fruto que devuelves?

De regreso a tu fragua, vuelvo a ese tiempo magro,
al agua bautismal de tus edades.
Ya nada se cancela con los años:
Lo oscuro, lo impreciso, lo irreal,
ahora son pertenencias, puertos en la memoria
donde izan sus velas los barcos que inventamos.

Poética

Todo poema es circunstancial;
ninguno goza de eternidad.

Hay poemas que no desean ser escritos.
Aguardan por alguien más familiar.

El poema tiene una sola forma:
La que muere contigo.

El poema que hemos borrado
lo agradece la inteligencia del lector.

Como el mar: ir, volver, trasegar;
esa insaciable molienda en la resaca.


Obertura de mar.jpg
Fuente


Escogí estos poemas del libro de Ramón Ordaz, porque se concentran en una reflexión poética acerca de la palabra y la poesía, como ya indiqué.

En el primero de ellos, la palabra se asocia vitalmente con el mar en su esencia, que es movimiento pendular, pero también ausencia.

En el segundo, la palabra es identidad con el mar, desapareciendo sus diferencias como entidades. La palabra / el mar se asumen como materia esencial, que pasa y vuelve, moradora de la memoria y el olvido.

En el tercero, de título definidor: “Poética”, la palabra se mira en esa figura tan propia del mar y de la vida: la “resaca”, pues con, por y en ella queda imaginado el movimiento que constituye a ambas (vida/poesía): el vaivén, y en algún momento, el reposo.

Referencia:

https://edicionesdelalineaimaginaria.com/product/obertura-de-mar-ramon-ordaz/ (en este enlace pueden descargar el libro).


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Gracias por su lectura.


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7 comments
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Ese eterno ciclo entre las memorias y el olvido es la esencia de la vida, que por vanidad tratamos de retener como arena entre los dedos. Muchas gracias por esta presentación, que la comparto para meditación entre bebedores de agua de mar.

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Muchas gracias por compartir textos del más reciente libro del poeta Ramón Ordaz. Infelizmente, con frecuencia no llegan a Caracas los libros publicados en el interior del país.

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